Capítulo 32: Vuelta de Yellowstone

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El Ajedrecista se acercó a Shawn Delabour, quien permanecía atado y vendado, y le mostró un periódico reciente. En las páginas se encontraba la noticia de que el presidente Delabour había decidido no iniciar una guerra en represalia al supuesto fallecimiento de su hijo.

El Ajedrecista sonrió con malicia mientras Shawn luchaba por comprender la situación. Ver esa noticia confirmaba sus peores temores: su padre no estaba dispuesto a desencadenar una guerra por su hijo perdido.

–¿Lo ves, Shawn? –susurró el Ajedrecista con voz penetrante. –Tu padre, el gran presidente Delabour, no moverá un solo dedo por ti. Ha decidido dejar que el destino siga su curso sin importarle tu vida o la de los demás.

Shawn, aturdido por la revelación, se esforzó por mantener la calma. Sabía que debía encontrar una manera de escapar de las garras del Ajedrecista y advertir a su padre sobre la trampa en la que habían caído.

El Ajedrecista, satisfecho con su triunfo momentáneo, continuó jugando con las piezas de ajedrez en su tablero imaginario. Movió una figura negra con determinación, simbolizando el control y la manipulación que ejercía sobre los acontecimientos.

–Ahora, Shawn, te enfrentarás a una elección. –susurró el Ajedrecista con una sonrisa retorcida. –Puedes unirte a mí y luchar por tus propios intereses, o puedes quedarte atado a la falsa lealtad de tu padre. El ajedrez de la vida te presenta un nuevo juego, y solo tú puedes decidir tu próximo movimiento.

Shawn, aunque herido y desorientado, comprendió que estaba ante una encrucijada que definiría su destino y el de los reinos. Suspiró con determinación, jurando encontrar una manera de derrotar al Ajedrecista y desenmascarar su malévolo plan.

La partida entre el Ajedrecista y Shawn Delabour apenas comenzaba, y ambos estaban decididos a jugar hasta el final. La lucha por la verdad, la justicia y la supervivencia se intensificaba, y el destino de los reinos pendía de un hilo.

***

Con el inicio de un nuevo día, Tom se encontraba en casa, preparándose para regresar a la escuela Yellowstone. Aunque el recuerdo del traumático ataque aún estaba fresco en su mente, sabía que era importante retomar su rutina y continuar con su educación.

Mientras se colocaba el uniforme escolar, Tom se detuvo frente al espejo y observó su reflejo. Las cicatrices visibles en su rostro eran un recordatorio constante de los eventos que habían sacudido su vida recientemente. Sin embargo, se negó a dejar que el miedo lo dominara.

Tom se armó de valentía y se dirigió hacia la puerta, donde su tío Raymond lo esperaba con una expresión de apoyo y preocupación en su rostro. Sabía que su tío estaría allí para él en cada paso del camino.

–Mantén la cabeza en alto, Tom, –le dijo tío Raymond, poniendo una mano reconfortante en su hombro. –Has pasado por mucho, pero eres fuerte y capaz. No permitas que el pasado te defina.

Tom asintió con determinación y salieron juntos de la casa, encaminándose hacia la escuela.

En la puerta de su casa, Tom encontró a Serkal, su leal amigo desde la infancia. A medida que se acercaba, pudo ver la preocupación reflejada en los ojos de Serkal, quien también había vivido de cerca los horrores del ataque a Yellowstone.

–¡Hey, Tom! –exclamó Serkal con un tono de alivio al ver a su amigo. –Estoy contento de verte de nuevo. ¿Cómo te sientes hoy?.

Tom le devolvió una sonrisa reconfortante. –Me siento mejor, Serkal. Gracias por estar aquí para mí durante todo este tiempo.

Ambos amigos se encaminaron juntos hacia la escuela Yellowstone, compartiendo el camino como lo habían hecho desde el primer día de clases. Aunque no estaban en la misma clase, siempre encontraban tiempo para hablar y ponerse al día.

El Renacer del Fénix Where stories live. Discover now