36. Santa Madelen

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—Lo que siempre te digo Rosmery, tienes que tratar de ver siempre el panorama completo, recuerda el hombre que ella tiene por esposo ¿Tú crees que él dejó de ser un mujeriego después que se casó con ella? ¿te has puesto a pensar en todas las fulanas que ya ella le habrá conseguido? hasta hace poco estuvieron separados, ¡imagínate! no tiene ni dos años de casado y han pasado por mucho más cosas de lo que yo pasé en un año con él.

—Lo siento amiga, pero ella se merece todo eso y más, eso le pasa cuando se mete en medio de un matrimonio y lo destruye, eso fue lo que ella hizo.

—A decir verdad, ella me hizo un favor. Ten esto en cuenta Rosmery, nadie se mete en un matrimonio siempre y cuando no se le permita entrar. Primero, Elvis la dejó entrar. Segundo, ella no se comprometió conmigo, no era ni siquiera mi amiga, así que ella no tenía ningún tipo de responsabilidad para conmigo. ¿Que ella siempre estuvo dispuesta a abrirle las piernas? sí, pero el que debió respetar y pensar las cosas era él.

—Tú mereces el cielo amiga por pensar de ese modo, yo no podría. Me llego a enterar que Óscar me ha sido infiel, creo que ni el buffet completo de mi tío me podrá salvar de la cárcel, pero es que se lo corto y se lo quemó, luego se lo hago tragar.

—Eres irreparable, definitivamente ¿Óscar dónde anda?

—Está molesto conmigo, así que salió a caminar un rato, en cuanto drene su rabia y angustia regresara a casa, está bastante preocupado por su primita.

—Aunque ella no sea la prima que más quiere, al fin y al cabo es su familia y le duele, eso tienes que comprenderlo. Por eso te pregunté si estabas segura en iniciar una familia con él, casarse no es cosa de juegos.

—Ya no me regañes más, sé que lo que hice estuvo mal, aunque ella se lo merece. De todos modos pues no iré para esa casa por un buen tiempo, por lo menos hasta que ella dé a luz o pierda a su supuesto bebé.

—No digas esas cosas ni en juego, ninguna mujer debería pasar por ese dolor, aunque esa mujer sea Pilar.

—Te empezaré a llamar Santa Madelen, por eso es que te pasan las cosas, por ser tan buena con personas que no lo merecen. Te dejo, creo que ha llegado Óscar, hablamos mañana. Te quiero mucho.

—Te quiero mi loca, cuídate y cuida tu lengua por favor, te quiero viva para mi matrimonio.

Dejo mi teléfono a un lado pensando en las locuras de mi amiga. Ya me estoy quedando dormida cuando escucho mi teléfono sonar nuevamente esta vez sí ese Steven le atiendo enseguida.

—Hola mi amor disculpa la hora ¿ya dormías?

—Ya casi, estaba a punto de quedarme dormida ¿muy fuerte el trabajo de hoy?

—Digamos que la empresa está por pasar por una pequeña crisis, el señor Gregory tomó medidas que pensamos nunca lo haría. Compró las acciones de algunos socios y los despidió, se descubrió que dos de ellos están hablando con nuestros clientes para que aceptarán trabajar con Elvis en su pequeña empresa. Lo que se nos viene es grande, espero que podamos salir de esto sin mayores inconvenientes.

—Lamento mucho escuchar eso, espero que puedan resolverlo de la mejor forma posible, aunque en este momento él está bastante ocupado con Pilar y su embarazo, esperemos que ahora, con esas medidas tomadas, las cosas no empeoren.

—Dejemos de hablar de mí ¿a ti cómo te fue hoy?

—Casi que cierran la tienda para celebrar, las chicas al verme con el anillo que me diste de compromiso gritaron como locas, incluso uno de los pasteleros compró un vino para celebrar, fue bastante agradable compartir este momento con ellos.

—Yo le di la noticia hoy al señor Gregory también se puso bastante contento, por cierto nos han invitado a cenar mañana, en lo que salga del trabajo pasó por ti para irnos juntos.

—Me parece genial, mañana te estaré esperando.

—Entonces no te robo más tu sueño, te dejo para que descanses, espero que sueñes conmigo y pases una linda noche. Te amo.

—Te amo.

Cuelgo la llamada y me acomodo para volver a estar en los brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente me despierto con el sonar de la alarma. Empiezo mi rutina de cada mañana, voy a la habitación de la niña, la levanto para que se prepare para ir al Cole y luego voy a la cocina a preparar el desayuno, dejó todo servido y subo nuevamente a mi habitación para alistarme, para cuando vuelvo a bajar ya mi niña está sentada en la mesa devorando su desayuno, me siento a su lado para comer el mío y luego salimos en un taxi hasta el colegio de mi niña, la dejó allí y me voy a mi trabajo.

—Buenos días chicas ¿Cómo amanecen?

Las saludo al entrar a la pastelería, ellas empiezan a bromear conmigo de que ando muy contenta, que los ojos me brillan y todo ese tipo de bromas que se suelen hacer cuando uno está recién comprometida.

El día avanza sin mayores contratiempos, los pedidos salen a tiempo a su destino, los proveedores cumplen con traer el material que les he pedido y los clientes hacen cola para llevarse su dulce favorito. A pesar de ser un día martes hay bastantes clientes, incluso un chico pidió un pastel especial para pedirle matrimonio a su novia.

A eso de las seis pasa por mí Steven y vamos a casa del señor Gregory, su esposa ya ha pasado por mi niña al colegio.

—Hola preciosa, ¿qué tal el día? —me saluda apenas subo a su carro.

—Bastante movido ¿y el tuyo? —le doy un beso en los labios.

—Resolviendo el desastre que los ex socios nos han dejado, menos mal que contamos con empleados capacitados para resolver estos inconvenientes en tiempo récord —me cuenta más relajado.

Conversamos de todo un poco hasta que llegamos a casa de los abuelos de mi pequeña, los cuales me reciben con un fuerte abrazo y las felicitaciones correspondientes.

—Mi niña, no sabes lo feliz que estoy de enterarme de tu compromiso, al fin ha llegado un hombre a tu vida que te ama y que sabe valorarte, les deseo lo mejor en esta nueva etapa de su vida —se limpia un par de lágrimas que salen de sus ojos.

—Muchas gracias a usted, ha sido como una madre para mí, apoyándome incluso en los peores momentos, no sabe cuánto se lo agradezco —le doy un fuerte abrazo, sintiendo las lágrimas inundar mis ojos.

—No me olvidó de aquella vez que viajaste con Elvis y me ayudaste a salir del hueco a dónde me habían metido, lo paciente que fuiste conmigo y el cómo poco a poco te metiste hasta ganarte mi confianza, eso es algo que nunca voy a olvidar, personas como tú valen oro.

—Ya dejen el sentimentalismo y celebremos, para eso es que estamos aquí reunidos hoy, así que séquense las lágrimas y celebremos.

El señor Gregory junto a Steven se acercan con unas copas para brindar, mi pequeña Alana toma un poco de refresco para brindar con nosotros.

—Ya quiero que el día de la boda de mi mami llegué y ponerme un hermoso vestido con un precioso peinado y verme igual que a una princesa.

Expresa mi pequeña dando vueltas como las princesas de Disney, haciéndonos reír a todos.

—Ya tú eres mi princesa, bueno nuestra princesa —aclaro cuando siento la mirada de Steven— y no te preocupes, haré que te hagan el vestido más hermoso que pueda existir.

—Y también quiero un hermanito, para que él sea el príncipe —esta vez voltea a ver a Steven y él le guiña un ojo.

Me deja muda el comentario de mi hija, nunca pensé que le gustaría compartir a su mamá con otro niño. Recuerdo cuando en el pasado le pedía a mi mamá una hermanita para jugar, pase años pidiéndoselo.

—Una cosa por vez Alana, no podemos darte todo de un solo sopetón, además si conseguimos un príncipe entonces tendríamos que alargar la fecha de la boda, lo mejor será tener la boda primero, que tú seas nuestra princesa estrella y luego yo hablo con tu mamá para que te demos un príncipe ¿trato?

—Bueno, si no hay de otra, trato hecho —extiende su manito hacia Steven.

A veces no entiendo dónde saca mi hija tantas ideas, Steven se la sigue a la perfección, no sé qué voy a hacer con estos dos.

Mi amor de primaveraWhere stories live. Discover now