30. Te amo

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Steven

Salgo del trabajo y llamo a Madelen, acordamos encontrarnos en su casa. Voy a mi apartamento en busca de algo de ropa y de mis cosas personales para pasar la noche allá, en vista de que la niña se va a quedar en casa de sus abuelos, tendremos mayor libertad en la casa y mi imaginación da rienda suelta a todos los que podremos hacer aprovechando que estaremos solos.

Mientras que estoy empacando la maleta, me entra una llamada de mi mamá.

—Hola hijo, ¿cómo ha sido tu día hoy? ¿Qué tal estuvo la presentación de la niña?

—Hola mamá, estuvo genial, a pesar de la gran audiencia qué hubo, tuvo temple al presentarse, puedo decir que fue la mejor, esa niña es impresionante y encantadora. El próximo mes comenzará en la escuela de arte, se le ve muy entusiasmada, aunque al ver su destreza en el piano, quedé un poco confundido por su deseo de no seguir allí.

—Así son los niños, ¿es que acaso no recuerdas cuando tú estuviste en deporte y poco después me dijiste que ya no quería seguir allí si no hacer otra cosa? Tú y tu hermana eran muy inquietos, siempre querían hacer algo diferente, todo les aburría demasiado rápido, hasta cuando te fuiste a la universidad lo hiciste.

—Por cierto mamá, antes de que se me olvide, Madelen me comentó que dentro de dos semanas debe viajar hasta allá para lo de la pastelería, así que vamos a organizar un viaje juntos para estar contigo nuevamente todo un fin de semana.

—Esas son muy buenas noticias hijo, no sabes cuánto me alegra escuchar eso, le contaré a tu padre y estaremos listo para cuando ustedes lleguen, ¿Alana vendrá con ustedes?

—No lo creo mamá, por lo general la niña pasa los fines de semana con su papá y ahorita las cosas están muy tensas con él, dudo mucho que la deje venir con nosotros.

—Tu hermana ha llegado, debo dejarte, cuídate mucho y me le das un saludo a Madelen, los estaremos esperando.

—Con gusto mamá, me saludas a papá y a mi hermana, un beso para todas.

Cuelgo la llamada y termino de empacar lo que me voy a llevar, le mando un mensaje a Madelen para que sepa que ya voy de camino y me voy a dónde dejé el carro estacionado. Dejo mi bolso en el asiento del copiloto y salgo del estacionamiento uniéndome al tráfico, en pocos minutos ya estoy en casa de Madelen.

Cuando me acerco a la puerta ella abre. Me sorprendo al verla, lleva un vestido corto de seda en color negro.

—Hola sexi chica, ¿Dónde está mi novia? —el solo verla vestida así me prende.

—¿Quieres que te lo diga o lo quieres descubrir tú? —responde de forma seductora.

Me acerco a ella dándole un beso en los labios, a medida que nos besamos ella va dando pequeños pasos hacia atrás hasta que entramos a la casa, cierro la puerta con una patada y la pegó a mí para que sienta el bulto dentro de mi pantalón.

—Esta versión tuya me encanta, me gustaría verla en acción en la cama.

Me lleva a su habitación donde iniciamos los besos nuevamente, la ropa va desapareciendo lentamente hasta quedar completamente desnudo, ella me empuja a la cama, se sienta sobre mí y noto que no lleva ropa interior, está húmeda. Le quitó el vestido, ella no se resiste.

La coloco en la cama, de espalda a mí, dejándola apoyada de sus rodillas y manos, me encanta la vista de su cuerpo. Paso mi mano por sus piernas, deslizándola lentamente hasta llegar a su centro húmedo.

—Esta noche, te mostrare una nueva posición.

Enredo mi mano en su cabello mientras me sumerjo en su interior. Un gemido escapa de sus labios y mi polla reacciona, entro y salgo con ella suave, poco a poco voy aumentando mis embestidas.

Al sentirla contraerse cada vez más, me detengo, se queja al instante. La hago girar, sus mejillas rojas y su frente perlada me deja saber cuánto lo está disfrutando.

Coloco sus piernas sobre mis hombros para sumergirme de nuevo en su cálido coño.

Esta vez su entrega es diferente, sin restricciones ni barreras, es como si ese muro qué había entre los dos se hubiera derribado y eso me gusta, mucho.

Llegamos juntos al clímax de una forma desbordante, embriagadora.

La acuesto a mi lado sin dejar de abrazarla. Cierra los ojos cansada.

—Te sentí asombrosamente diferente, ¿Que cambio?

—Una charla entre amigas, me ayudó a ver las cosas desde otro punto de vista. No quiero perder el tiempo por temor a volver a salir herida, solo quiero ser feliz y que pase lo que tenga que pasar, he decidido confiar en ti.

—Quiero que sepas que no soy perfecto, habrá momentos en los que quizás te haga sentir mal o haga algo que te moleste, pero puedes estar segura que me quedaré a tu lado, superando los obstáculos y nuestro amor crezca con el pasar del tiempo. Te amo Madelen, eres la chica con quién debí estar desde hace mucho.

A Madelen se le escapan algunas lágrimas, las limpio con delicadeza para luego besarla. Nos volvemos a entregar, no solo con deseo y pasión, está vez con amor, sellando nuestro amor.

Nos quedamos dormidos luego de la segunda vez. Me despierto primero, voy a la cocina por un vaso de agua, volteó a ver la hora, ya son pasadas la medianoche.

—¿Tienes hambre?

La escucho detrás de mí.

—Después de ejercitarme es normal tener un poco de hambre ¿no crees?

Se sonroja al instante. Se ve adorable.

—Salgamos a comer, abrieron un local de comida rápida en la otra calle, ¿Te parece?

—Tus deseos son órdenes mi Reina

Subimos a la habitación para cambiarnos la ropa, aprovecho varios de sus descuidos para tocarla o besarla. Una vez listos, salimos de casa.

El local de comida rápida tiene bastantes clientes, pese a ello logramos que nos atendieran y conseguimos una mesa.

—Antes de ir a tu casa hablé con mamá, ya sabe de nuestro viaje para allá, está emocionada y quiere que llevemos a Alana, le hace ilusión verla.

—Sera difícil, aunque como Elvis está liado con el embarazo de Pilar, quizás podamos llevarla con nosotros.

La música y el ambiente del lugar es agradable, tal como prometieron, quince minutos después tenemos nuestra comida servida.

Mientras comemos planificamos nuestro viaje, nos iremos el día viernes después de salir del trabajo y retornaremos el lunes a primera hora.

Después de comer, nos regresamos a la casa, nos quitamos la ropa y nos metemos a la cama, durmiendo abrazados.

Justo antes de quedar profundamente dormido, escucho a Madelen decir:

Te amo.

Mi amor de primaveraWhere stories live. Discover now