26. El Karma

36 2 0
                                    


Madelen

No puedo creer lo que ha pasado, Elvis es un descarado de lo peor ¿cómo es capaz de presentarse de ese modo en la heladería y hacerme semejante espectáculo delante de nuestra hija?

Mientras nos dirigimos a casa, Steven conversa con Alana, dándome el espacio que necesito para calmarme. Dirijo la mirada a la ventana, dejándome llevar por los recuerdos.

"Era el día antes de la boda y las inseguridades las tenía a flor de piel, como no tenerlas después de todas las cosas que mi futura suegra me había hecho.

Sentada frente al espejo, viendo mi cabello color negro, era como ese mal presagio avisándome que me detuviera, no era la dirección que debía tomar ¿era posible que solo fueran los nervios del momento?

Rosmery entra a la habitación y se sienta junto a mí, dándole la espalda al espejo, toma mi mano y deja en ella unas llaves. La observó sin comprender lo que está haciendo.

—Si no estás segura, este es el momento de dar la vuelta. Solo vete, que yo me encargo de lo demás.

—¡Estás loca! estamos a horas de casarnos, es solo que mi futura suegra ha hecho hasta lo imposible por separarnos... ¿si al final lo logra? ¿Si Elvis nunca logra controlar sus deseos? en caso de que sean cierto esos rumores.

—En caso de que algo como eso suceda, me tienes a mí, le arranco a su amigo y nunca más podrá engañar a otra mujer —Rosmery me da un fuerte abrazo— son solo los nervios por los que pasa toda novia, ya relájate.

Rosmery sirve un par de tragos y me entrega el mío, que está un poco más fuerte, supuestamente me ayudara a relajarme y no preocuparme tanto por lo que puede o no pasar.

Una vez que se asegura que estoy más tranquila, recoge los vasos dejando todo en su lugar, para luego salir dando un portazo."

—¿Te encuentras bien? —Steven está frente a mí viéndome con preocupación— Alana ya está dentro.

—Gracias por traernos y compartir con nosotras el día de hoy, fue maravilloso hasta que él apareció para arruinarlo todo, como siempre lo hace. Es el Karma castigándome.

—Claro que no, no digas eso —se inclina un poco para estar a mi altura— es un idiota que no está dispuesto a cambiar, además de egoísta. No permitas que arruine tus momentos felices, solo tú puedes darle ese poder.

—Tienes razón, no puedo seguir permitiéndole que entre y salga como le dé la gana, todos tienen un límite y es hora que el conozca el suyo.

—Tú eres una mujer fuerte, imparable y con lo necesario para demostrarle que él solo es parte de tu pasado y nada más, pero es necesario que te lo creas primero.

—Así es. Fue él el que eligió de qué lado de la historia estar y ya no hay vuelta atrás. Además, que ha llegado un hombre maravilloso a mi vida, que no pienso dejar escapar —le doy un suave beso en los labios.

Lamentablemente, Steven se va a su apartamento y yo entro a la casa a preparar todo para mañana. Mi pequeña princesa se va a la cama después de ver un episodio de su serie favorita y yo me voy a mi habitación para ponerme al corriente de la pastelería.

Verificó que Pía aún sigue conectada y le hago una video llamada, la cual acepta al instante.

—Hola jefesita, ¿cómo sigue la princesa? —Pía está frente a su tocador colocándose una mascarilla verde vomito.

—Ya está mejor, en este momento duerme como un bebé —arrugo la cara con asco al ver cómo le gotea un poco de la mascarilla por el mentón, parece moco— ¿que es esa cosa asquerosa que te pones en la cara?

—Es un hidratante a base de pepino, deberías probarlo, quizás y Steven te proponga matrimonio la próxima vez que te vea —mueve sus cejas sugerente.

—Mejor hablemos de la pastelería y las novedades.

Pía ríe burlándose de mí, su risa es contagiosa por más que intento resistirme término uniéndome a ella. Después que nos calmamos, pasamos a conversar sobre la pastelería, la agenda ya está full de pedidos para esta semana, al igual que la otra tienda. Conversamos sobre posibles soluciones, no podemos darnos el lujo de rechazar clientes. Cuando logramos solucionar lo más urgente ya son pasada la medianoche, ya estoy agotada, me despido de ella y termino la video llamada.

Apago la luz y me acuesto a dormir, mañana será un día largo y movido.

Siento la luz entrar de golpe a la habitación, tapo mi cara con la almohada y el perfume de Steven inunda mis fosas nasales, su aroma permanece impregnado en mis sabanas.

—Despierta bella durmiente, hay una pioja saltando por toda la casa debido a la emoción de su presentación, sino te levantas a controlarla, va a derribar la casa —escucho a Rosmery caminando por mi habitación, hasta que de un tirón me quita la cobija.

—Ya veo porque estás aquí tan temprano, seguro que Oscar ya no te soportaba ni un segundo más —me siento en la cama encontrando una taza de café, la agarro y le doy un sorbo, está perfecto.

—Pues no, lo he dejado dormido, cansado, el delicioso mañanero estuvo fantástico —me responde la muy descarada —ve a cambiarte y a ponerte hermosa, yo me encargo del desayuno.

No me hago de rogar ante su propuesta. Busco lo que me voy a poner y me meto al baño a darme una ducha, me visto, maquillo y peino, una vez que quedo conforme con el resultado, bajo a ver cómo van las cosas.

—Buenos días mamá, la tía Mery ha preparado unas tostadas.

—Come con cuidado princesa, has quedado hermosa.

Le doy un beso en la frente y me siento a su lado. Rosmery se sienta frente a mí colocando un plato frente a mí y otro para ella.

—¿Elvis estará allí con Pilar? —pregunta curiosa.

—No lo sé, Pilar tiene un embarazo de alto riesgo, no creo que asista —le cuento sin darle mucha importancia.

—¡Con que logró embarazarse! había escuchado algo de eso en unas de las reuniones familiares, Oscar me decía que era imposible, al ser su prima, piensa que la conoce mejor que nadie. Ya quiero ver su cara cuando le cuente.

—No le quites a ella la oportunidad de dar la noticia a su familia, es un acontecimiento importante en la vida de una mujer —le recuerdo sabiendo lo vengativa que puede llegar a ser.

—En mi defensa, ella no es una mujer normal como tú y yo, que merece momentos mágicos e inolvidables y lo sabes mejor que yo. Tu problema querida amiga, es que perdonas y olvidas muy rápido.

No tengo nada que decir en contra de eso, tiene razón, si pensara un poco más en mí y menos en los demás, las cosas serían muy diferentes. De ahora en adelante, seré mi prioridad, seré imparable.

Mi amor de primaveraWhere stories live. Discover now