32. Sin presión

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Madelen

Los días pasan volando, uno detrás de otro sin parar. Entre la pastelería, mi pequeña y Steven estoy bastante atareada, además de que Elvis me ha pedido que me quede con la niña por unos días, ya que la situación con Pilar ha empeorado, al parecer tendrá un embarazo muy complicado, por suerte cuento con el apoyo de los abuelos de mi pequeña, ya que los fines de semana, por lo general, suelo tener mucho trabajo en la pastelería.

Steven y yo hemos compartido mucho más noche como la anterior, han sido más frecuentes, sobre todo cuando mi pequeña se queda en casa de los abuelos o en casa de Rosmery cuando se le ocurre la idea de hacer pijamadas.

Estamos a mitad de semana, este fin de semana se ha planificado el viaje a casa de los padres de Steven, Alana está emocionada, tiene tiempo que no viaja conmigo y la vez que me acompañó y nos quedamos en casa de los padres de Steven, quedó encantada, así que desde que le di la noticia de que iremos para allá, no ha dejado de preguntar cuánto falta y de contarme todo lo que quiere hacer al llegar.

Pía últimamente ha estado muy dispersa, las cosas con su padre no han estado muy bien desde que pasó lo que pasó con la chica aquí en la pastelería, al parecer su papá la culpa de todo lo sucedido y a pesar de que ella dice que lo piense su padre no le importa, le duele que él piense así de ella e incluso le siga dando la espalda.

Mi mamá no se ha aparecido más por la casa, han habido momentos en que me he sentido tentada a llamarla y saber como esta, pero eso sería abrirle las puertas a mi vida y no creo que sea lo mejor en este momento, por lo menos hasta que ella aprenda o entienda que, por el hecho de ser mi madre, no puede estar entrometiendose en mis decisiones.

—Madelen, disculpa que te interrumpa tus pensamientos, tenemos un problema con un pedido —entra a mi oficina el pastelero de turno un tanto preocupado.

Me voy con él del área de atrás para ver qué es lo que sucede, me muestra el pedido y el pastel que ya está casi listo, al parecer el cliente ha llamado en la mañana anexando un nuevo detalle en la decoración, orquídeas comestibles.

Son clientes importantes, así que me uno a mis pasteleros para ayudarlos con el pedido y que esté listo a tiempo, aún nos quedan unas 10 horas para entregarlo, tiempo suficiente para realizar el pedido.

—Madelen, han venido por ti —me avisa Pía con una sonrisa pícara.

Me limpio las manos y me quitó el delantal para salir a ver quién ha llegado, aunque por la forma en que me lo dijo, supongo que es Steven.

—Hola preciosa. Ya es tarde, ¿Se les complicó algún pedido? —me saluda abrazándome y dándome un corto beso en los labios.

Las chicas empiezan a decirnos cosas, bromeando con nosotros, lo que provocan que me ponga de colores. Lo llevo conmigo hasta mi oficina, ya que no nos quitan la mirada de encima.

—Sí, es un cliente importante, pero ya lo que falta son detalles que mañana se podrá terminar —le cuento.

—Entonces te espero para llevarte a casa.

Me regreso al área de decoración para ayudar a los pasteleros a recoger y a guardar todo en su lugar, apagamos y cerramos todo.

—¿Alana pasará la noche afuera o la pasamos buscando? —consulta mientras salimos del estacionamiento.

—Hay que buscarla en casa del señor Gregory.

—Vamos a buscarla entonces. Supongo que no has cenado ¿quieres comer algo en especial?

—Pizza puede ser, ¿Qué tal tu día?

—Complicado. Elvis tiene alianzas especiales en la compañía y nos está entorpeciendo el trabajo. Mañana tomaremos medidas en una reunión que el señor Gregory va hacer. Las cosas se pondrán tensas —me cuenta, sintiendo la tensión que eso ejerce en él.

Mi amor de primaveraWhere stories live. Discover now