14. Una hija maravillosa

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Elvis

Es sábado en la mañana y tengo un montón de cosas por hacer, debo reunirme vía online con algunos socios de mi padre para poner en marcha mi plan, luego tengo que llevar a la niña a la peluquería a que arreglen su cabello para el almuerzo de hoy con el empresario coreano, también debo pasar por una tienda a comprarle algo apropiado a la niña y por último pasar buscando a Pilar por casa de su amiga para llegar juntos al restaurante.

Me voy a la cocina a prepararme un café bien cargado, lo voy a necesitar para poder sobrevivir a este día. Para desayunar preparo unos panqueques con huevo frito y un poco de tocino para mí, a la niña le preparo un poco de jugo de mandarina y una vez que tengo todo listo, acomodo en la bandeja el desayuno y subo a su habitación.

—Buenos días princesa —colocó la bandeja sobre la mesita que está a un lado de su cama, desarropo su cabecita y beso su frente frotando sus brazos con mis manos con suavidad para terminar de despertarla— vamos levántate, hoy te voy a llevar al salón de belleza para que te peinen y arreglen las uñas ¿quieres?

—Quiero dormir un ratito más papi —me pide con sus ojitos cerrados.

—Solo diez minutos más, voy a colocar la alarma y en lo que la escuches te vas a levantar irás al baño y desayunar, voy a estar en mi oficina en una reunión importante, en lo que termine espero que ya estés lista para ir al salón de belleza, hoy vamos a almorzar con unas personas muy importantes.

—Está bien papi —se voltea dándome la espalda.

Salgo de su habitación dejándola dormir un rato más, entró en mi oficina con el tiempo justo para entrar a la reunión, activo la sala de zoom y hago las invitaciones correspondientes, el primero en unirse es Robinson y los demás se van uniendo poco a poco, no son muchos, tan solo son tres socios, pero es más que suficiente para iniciar, una vez que hacemos los saludos correspondientes, entramos en materia.

La propuesta es simple, ellos trabajarán para mí mientras que le hacen pensar a todos que están apoyando la empresa de mi padre, deberán notificarme de los nuevos proyectos, serán mis ojos y oídos, además de buscar el modo de sabotear los planes de Steven. A cambio les daré un porcentaje importante en la sociedad de esta nueva empresa que estoy haciendo crecer de a poco.

Solo uno de ellos está renuente en aceptar, pero Robinson le recuerda la oportunidad que él perdió al Steven entrar a la empresa a trabajar y lo mucho que va a ganar si acepta está propuesta.

Ya es la hora de salir a llevar a la niña a arreglarse, por lo que doy por terminada la reunión y les prometo que en la tarde le estaré dando buenas noticias con respecto al nuevo proyecto con el empresario coreano.

Salgo de mi oficina y me voy a la habitación de la pequeña, ya ha desayunado y se ha puesto un vestido rosa, está luchando con sus sandalias para abrocharlas, me arrodilló frente a ella y la ayudo.

—Voy a la habitación a cambiarme y en unos minutos salimos, si quieres baja para que veas tus comiquitas preferidas mientras me alisto.

—Papi —escucho que me llama justo antes de salir— ¿Pilar porque no está aquí en la casa?

—Está visitando una amiga, después que salgamos de la peluquería iremos por ella.

Me ve con algo de duda. Baja de la cama y pasa por mi lado dirigiéndose a las escaleras. Es una niña muy inteligente para su edad.

Entró a mi habitación, me doy una ducha rápida y me pongo algo casual, pero no muy informal, quiero dar una buena impresión a este posible cliente. Una vez listo, bajo por la niña, me cercioró de dejar todo apagado y salimos del apartamento dirigiéndonos al salón de belleza donde acostumbra a ir Pilar, cuando llegamos la chica que siempre la atiende me informa que hace quince minutos mi esposa estuvo aquí. Le explico lo que quiero para la niña y ella se pone manos a la obra, me dice que en unos veinte minutos la niña estará lista.

Me siento a esperar a que mi pequeña princesa esté lista. Entró a mis redes sociales para pasar el tiempo, veinte minutos después mi Alana está frente a mi hermosamente peinada y me muestra sus uñitas con un suave esmalte color lila.

Me la llevo a la tienda que está cerca de aquí para que escoja un vestido y unos zapatos. Le explico a la chica que nos atiende el motivo de la reunión y lo que quiero. Saca un vestido en color rojo y blanco que deja enamorada a mi pequeña, nos sacan unas zapatillas a juego y le pido que la ayuden a vestirse. Una vez lista, cancelo la cuenta y nos vamos por Pilar.

Cuando ya estamos cerca, llamo a Pilar enviándole que estoy llegando, cuando estaciono frente a la casa de su amiga, tocó la corneta para que salga. Me deja un poco sorprendido al verla, tiene un vestido vinotinto ajustado al cuerpo, un poco más abajo de sus rodillas, pero que acentúa sus curvas haciéndola ver sexy y encantadora.

Ella abre la puerta del carro con una sonrisa de oreja a oreja, se le ve emocionada, me saluda con un beso en los labios como acostumbra hacer y cuando nota la presencia de Alana su semblante cambia por completo.

—Hola Alana —la saluda forzando una sonrisa— pensé que al hacer una reunión de negocio solo iríamos nosotros.

—Aunque es de negocios, es un empresario muy familiar, así que ir juntos me hará ganar puntos —le explico con calma.

—Bien, vamos entonces.

Pilar se coloca los lentes oscuros, se cruza de brazos y mantiene la vista fija en la ventanilla, pensé que estos días separados la haría reflexionar, pero veo que me he vuelto a equivocar con ella.

Llegamos al restaurante acordado y nos llevan hasta la mesa donde ya nos espera el empresario Wang junto a su esposa.

—Buenas tardes señor Wang, señora —saludo de forma formal, ganándome la simpatía del hombre mayor.

—Supongo que es su esposa e hija, tiene una hermosa familia, me he tomado la libertad de pedir la comida, ya no deben de tardar en traerlo —me informa mientras nos sentamos alrededor de la mesa— la intención de este almuerzo es que nos conozcamos y para ello lo mejor es dejar los negocios para una próxima ocasión.

Su propuesta me deja fuera de sí, no esperaba que me saliera con algo como esto, mi intención era cerrar el negocio hoy mismo, pero supongo que para atrapar a un cliente gordo como este, tendré que llenarme un poco más de paciencia.

Por lo general, siempre se piensa que los coreanos son personas serías, de un carácter fuerte y con unos principios bien arraigados, pero pese a ello el almuerzo se lleva de forma fluida e incluso resulta mejor de lo que esperaba.

De donde estamos sentados, se puede ver un piano de cola, qué cuando mi pequeña lo ve, se le iluminan los ojos y me pide permiso para ir a tocarlo, el señor Wang le causa curiosidad la pregunta de la niña, conversa con el chico que nos está atendiendo para que le ceda el permiso a la niña para tocar el piano, el cual acepta sin problema.

Mi pequeña se sienta frente al instrumento y empieza con unas notas suaves, qué a medida de qué va tocando esa hermosa melodía los comensales del lugar detienen su almuerzo para voltear a verla, al final de su presentación improvisada, todos aplauden, incluyendo el empresario que ha quedado encantado con mi pequeña.

—Tiene usted una hija maravillosa, con unos dones que debe aprender aprovechar, sí ha hecho usted este hermoso trabajo con su hija, no me quiero imaginar de lo que puede lograr con mi proyecto, así que le cedo la construcción de mi nuevo restaurante, el lunes a primera hora nos estaremos reuniendo para hablar de los detalles.

No puedo creer el giro que ha dado el almuerzo de hoy y todo es gracias a mi pequeña princesa, al finalizar el almuerzo se lo voy a recompensar.

Mi amor de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora