Los Juegos Del Hambre ~Desde El Otro Lado~ ||TERMINADO||

Capítulo EXTRA: "Por Ella" (Parte 1/3)

Día de la cosecha de los 74 juegos del hambre, distrito 4.
NARRA BRECK

Sentía un calor inusual en todo el cuerpo, y no sabía porqué: hacía frío. Podría ser porque estaba nervioso, pero tampoco era muy normal, ya que llevaba entrenando duro durante muchos años. Y además, era el primer año que mi nombre entraba en la urna y nunca habíamos necesitado teselas, así era muy poco probable que me tocara. Pero parece que aquel calor en el cuerpo me estaba indicando lo que me ocurriría después.
La repugnante escolta del Capitolio, a la que le tocaba elegir los papeles de los "afortunados", cogió un papelito de la urna de las chicas y pronunció el nombre que estaba escrito en él:
MARINA HAYDEL
Sin ningún nerviosismo, Marina se dirigió al escenario, caminando tranquilamente, hasta colocarse a un lado de la escolta. Yo ya conocía a Marina de los entrenamientos: era cruel y no tenía piedad. Se le daba bien todo. Una rival muy fuerte. La tributo saludó al público con una sonrisa triunfal.
Entonces, la escolta se dirigió a la otra urna, la de los chicos, y sacó un papel de su interior.
El mio.
Mi billete solo de ida a la muerte.
BRECK ETHAN
Me puse muy nervioso al ver que todos me miraban. Bueno, la verdad es que estaba más nervioso por ir a los juegos que porque me miraran, pero lo segundo me inquietó más de lo que estaba antes. Caminé lentamente hacia el escenario, mientras oía a mi hermana pequeña gritar y llorar, mientras mi padre, la única persona que le iba a quedar que le quisiera, le consolaba. Mi madre había muerto siendo yo muy pequeño. Me sentía fatal por tener que dejarles allí solos.
Al subir al escenario le tuve que dar la mano a Marina, que me miraba fríamente. Justo después, entramos en el edificio de justicia. Me llevaron a una sala donde pude despedirme de mi familia.
-Gana, por favor.- me decía Laila, mi hermanita, que por aquel entonces tenía ocho años, mientras me abrazaba con fuerza.- Tú puedes.
-Vale... Lo intentaré.- le intenté sonreír como pude y eso le bastó para sentirse más tranquila.
Mi padre tenía los ojos vidriosos. Quería mantenerse firme, pero por dentro se desmoronaba. Se acercó a mi, me abrazó y me dió unas palmadas en la espalda.
-Puedes ganar.- me dijo, aunque sabía que no lo iba a conseguir.- Eres bueno con la espada. Si consigues una te será todo mucho más fácil. Además, Finnick te entrenará y te dará consejos.- se escucharon los fuertes pasos de los agentes de la paz, y mi padre se sobresaltó. Yo, por mi parte, me puse a temblar.- Tú puedes.- fue lo último que escuché de mi padre. Los agentes de la paz entraron en la estancia y agarraron a mi familia (o lo que quedaba de ella).
-¡Adios Breck!- gritó mi hermana, llorando. Yo le hice un gesto de despedida con la mano.
Yo no es que fuera muy optimista. Iba a morir y ya está.