Capítulo XLIX

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Estuve caminando durante un día entero, casi sin descansar. Pensé en qué pasaría si se dieran cuenta de mi huida. ¿Qué les diría Prim? Espero que se inventara una buena excusa para mi ausencia...
Con mi viaje a la circunferencia quería comprobar si Aiden y Breck estaban a salvo. Y si no lo estaban daba igual que entrara: en ese caso me daría igual todo. Yo quería que la primera opción fuera la correcta, pero ¿quien sabía lo que ocurriría?
La zona Z no estaba tan lejos del A como otras zonas, porque el A controlaba a las personas del Z. Así que tardaría más o menos dos días en llegar, andando, como le había dicho a Prim. Ya había pasado la zona S, la más cercana, pero para llegar al Z quedaban la B, la V, la H y la L. Y cada una comprendía unos cuantos kilómetros. Me daba pereza pensarlo y en ocasiones estuve a punto de abandonar e irme a casa, así que decidí no pensarlo. No pensar en nada. Solo actuar. Así me resultaba más fácil.
En el primer día ya había recorrido la S, la B y estaba casi en la V. Me dí cuenta de que, aunque todo estaba mucho más limpio y arreglado que cuando terminó la guerra, seguía habiendo escombros. Me pregunté cuando estarían todas las zonas como antes otra vez. Aunque, claro, para entonces yo ya no estaría.
Me paré a dormir cuando eran más o menos las cinco de la tarde. Como había salido de noche y había estado toda esta caminando me quedé sin fuerzas a esas horas. Metí la mano en la mochila y saqué un saco de dormir, que había metido en ella antes de salir, junto con algunas latas de comida, una manta, una chaqueta, una linterna y botellas de agua. Estaba bastante equipada. Entré en un almacén en ruinas que había por allí, entendí el saco, me metí dentro y cerré los ojos. A pesar del cansancio tardé bastante tiempo en quedarme dormida, pero lo conseguí.
~~Me encontraba en una nube, literalmente. A mis pies se extendía un país de miseria y guerras en el que reconocía a mis seres queridos: mis padres, mis hermanos, Prim y Gertie, Thresh, Abraham, Jessie, Ethan... Y también Aiden y Breck. Se peleaban entre ellos por la comida y había fuego por todas partes. Algunos se empezaban a quemar. Yo intentaba moverme para ayudarles pero estaba inmovilizada. Solo me podía limitar a mirar aquella catástrofe. Lo estaba pasando fatal. ¿Así sería el resto de mi vida? ¿Ver a mis seres queridos sufrir sin poder ayudarles?~~
Me desperté sudando y sobresaltada. El peor sueño de mi vida, sin duda. Tardé un tiempo en recordar la realidad y desechar los falsos recuerdos del sueño. En cuanto lo hice, metí todas mis cosas en la mochila y seguí mi camino. Ya era de noche, muy cerrada, no sabía exactamente que hora.
Cuando la luz del alba iluminaba el horizonte ya había pasado la V. Ya entrada la mañana, paré a comer algo, casi en la H. Como a las dos de la tarde pasé la L. Vamos, que en el ocaso ya veía los edificios del Z.
Cuando llegué a la ciudad, vi que había gente caminando por las calles, tranquila. No parecía la misma ciudad que visité hace semanas, esa en la que todo el mundo se peleaba y amenazaba. Ahora todo el mundo era feliz, gracias a nosotros y al suero. En una ocasión, Abraham me contó que el suero no servía para olvidar, sino para ayudar a arrepentirse. Y por lo visto había funcionado con todos, porque cada persona que me encontraba me pedía perdón.
-Hola, ¿eres Rue no?- me preguntó un hombre muy bajito y rechoncho, calvo y con unas gafas redondas y pequeñas que se le resbalaban continuamente.
-Si.
-Yo soy Moonji. Supongo que te habrán hablado de mí.
Y tanto que me habían hablado de él. El jefe del Z que quería acabar con todos para quedarse todas las zonas. El que había convencido a Breck, no sé de qué manera, para que me odiara.
-Si, claro.- le dije, intentando mantener la calma.
-Bueno, pues te vengo a pedir mis más sinceras disculpas. Últimamente he estado pensando en que todo lo que hice estuvo muy mal. Seguramente debí de haberme sentido con ansias de poder al encontrarme en el Z, así que... Eso, lo siento.- me dijo.
-Vale.- fue lo único que le dije.- Ahora tengo prisa.
Después de disculparse de nuevo por haberme interrumpido, seguí caminando hasta la circunferencia. Por el camino me pararon Marina, Clove, Glimmer, Marvel y otros más para pedirme perdón, hasta Titus, que se arrodilló en el suelo delante de mí para disculparse, porque debía de tener algún trastorno que no le dejaba hablar. Cuando ya estaba a unos metros de la circunferencia, alguien me llamó.
-¡Rue! ¡Espera Rue!
Me di la vuelta, y vi que Cato corría hacia mi. Me dió un escalofrío y luego recordé que se habría arrepentido.
-Hola.- le saludé, con cautela.
-Bueno, yo vengo a decirte lo mismo que todos. Supongo que ya te cansará un poco, pero hay que decirlo.- mientras decía esto sonreía, pero como nunca antes lo había hecho.- Lo siento.
-Como le he dicho a todos, acepto tus disculpas.- le dije, sonriendo un poco yo también.
-Lo único que creo es que... No me parece justo para vosotros que nos hayamos arrepentido solo por el suero, y no por nosotros mismos. Ahora, después de lo que ha pasado, me he dado cuenta de que todo lo que he hecho lo he hecho mal. Siempre me he creído el mejor en todo y he tratado siempre mal a todo el mundo... Excepto a una persona.- cuando pronunció la última palabra, miró al cielo estrellado y los ojos se le iluminaron.- Una persona de la que he estado siempre enamorado: Clove. Desde que era niño. Éramos muy buenos amigos y teníamos mucha confianza el uno con el otro, pero nunca llegué a confesarle lo que sentía por ella. El día de la cosecha, cuando dijeron el nombre de Clove, por dentro me sentí muy mal y me prometí a mi mismo que ella llegaría a casa con vida, así que me presenté voluntario. Pero no conseguí cumplir mi promesa. La dejé sola...- los ojos se le empezaron a empapar.- No fue culpa de Thresh, él solo quería sobrevivir, como todos... Y te quería mucho, como a una hermana. Lo entiendo perfectamente. Pero de lo que más me arrepentí ese día fue de no haberle confesado que la amaba. Y todavía no lo he hecho, por miedo a que esté enfadada conmigo. Hace mucho que no me ve.
-Díselo Cato.- le propuse.- Ella no te odia por lo que hiciste. No tuviste la culpa... Nadie la tuvo. Bueno, tal vez Snow. Pero Clove no te odia: ella intentó que tú quedaras vencedor. Junto con Marvel, Glimmer, Marina y Titus.- cerré los ojos unos segundos para olvidar ese día.- Tú no te preocupes por eso. Dile lo que sientes.
-Gracias Rue. Por perdonarme y por el consejo. Te debo una.- me dió una palmada en la espalda y se fue. Luego se dió la vuelta.- Oye, ¿piensas entrar ahí?- señaló a la circunferencia.
-Si.- le contesté.
-Yo que tú no lo haría. No sabes lo que puede pasar.
-Lo tengo que hacer. Tengo que arriesgarme.
-Bueno, pues entonces no nos veremos ya, ¿no? No lo digo porque tú no pases al cielo, sino por que yo seguramente vaya al infierno.
-¿Quién sabe? A lo mejor arrepentirse cuenta de algo.
-Tienes razón. Ten cuidado.
-Lo tendré. Espero que salga bien lo de Clove.
-Si... Eso espero.
Se despidió definitivamente de mí con la mano. Cato fue la última persona a la que ví. Puse un pie en la tierra a la que rodeaba en la circunferencia de metal, a la que nunca había tenido tan cerca, y entré.
Todo se volvió blanco.

Los Juegos Del Hambre ~Desde El Otro Lado~ ||TERMINADO||Where stories live. Discover now