Extra 1

1.7K 177 13
                                    

Harry ya no aguantaba el dolor de espalda. Estaba a semanas de dar a luz y cada día su cachorro parecía pesar más y no se diga cuando su pequeña criatura decidía comenzar a moverse.

Aunque, le habían recomendado caminar, ya que aparentemente su próximo hijo o hija, no venía de la manera más fácil y correcta para el parto.

Así que ahí estaba, subiendo y bajando escaleras de vez en cuando, haciendo ejercicios que le habían recomendado. 

También había descubierto que le gustaba cocinar  aunque no era él mejor, Louis siempre le decía que sabía bien. Aunque en el fondo sabía que el alfa sólo lo hacía para no hacerlo sentir mal, al principio le molestó, pero terminó aceptando y pensando que era un lindo gesto. Así que, cada día intentaba nuevos platillos o los que ya había hecho para intentar perfeccionarlos.

Ahora mismo se encontraba haciendo macarrones con queso. Era algo fácil y rápido para hacer. No tenía muchas ganas de hacer algo más elaborado. Por alguna razón hoy había amanecido con el cuerpo adolorido y con una punzada de ansiedad creciendo cada vez más en su pecho. No había querido mencionarle a Louis, porque seguro era de esos días en los que a causa de las hormonas del embarazo solía sentirse así, y estaba seguro de que si le mencionaba la más mínima cosa al alfa, terminaría por no ir a trabajar y Harry sabía que ahora mismo tenía bastante trabajo, así que, se decidió por no decirle nada. 

Miro el reloj que estaba colgado en la sala por lo que sería la décima vez —probablemente— dentro de los últimos quince minutos. Louis debería de estar llegando en unos minutos. 

Acomodó la mesa mientras esperaba que esos minutos pasaran. Llevo los platos, vasos, cubiertos, servilletas. Sintió una pequeña punzada en su vientre mientras regresaba de nuevo a la cocina por el traste de macarrones. Se llevó una mano al lugar y acarició, eran comunes estos dolores en los últimos días del embarazo, le había explicado el doctor en su última consulta.

Recibió otras dos punzadas seguidas, estas un poco más fuertes. Decidió irse a sentar al sillón mientras esperaba a Louis. Ya había tenido dolores así hace unos días, no tan fuertes cabe aclarar. 

Sintió uno particularmente más fuerte que los anteriores que le hizo soltar un jadeo de dolor.

—Bien, Harry, respira. Louis está por llegar, respira —. Se repetía una y otra vez en su mente y en voz alta. 

Después de esa punzada, las que le siguieron fueron aumentando de dolor. Bien, ahora sí estaba comenzando a asustarse. Su omega chillón de dolor y miedo en su pecho.

Trató de ponerse de pie para ir por su celular y llamar a Louis, pero en cuanto lo intentó sintió un líquido esparciéndose por el interior de sus muslos, sintiendo mojar el sofá.

En ese momento la puerta de la casa se abrió, reconoció el aroma de Louis inmediatamente. 

—Amor, hola —Louis caminó hasta arrodillarse frente a Harry. Alzó una ceja— ¿Te measte encima?

Harry lo miró indignado— Olvida eso ¡Fue una sola vez! ¡Y no, alfa tonto, acabo de romper fuente!

La cara de Louis se transformó en sorpresa y susto. Se puso de pie y corrió hasta la habitación de arriba por el bolso que ya tenían preparado hace semanas para cuando llegara este momento. Bajó corriendo las escaleras, saltando uno que otro escalón también. 

Ayudó a Harry a ponerse de pie para salir y subirse al auto para dirigirse al hospital. Hospital que estaba a diez minutos en carro y si tenían suerte ocho sin tráfico. 

Harry iba apretandose los muslos cada vez con más fuerza, seguro dejaría algunos moretones a causa de eso, pero el dolor era cada vez menos soportable.

—Respira, tranquilo. Ya estoy aquí, ya vamos en camino.

Harry sentía como Louis trataba de mandarle calma a través del lazo, y digo trataba porque lo que más percibía Harry era miedo y ansiedad.

Llegaron al hospital en lo que a Harry le pareció una eternidad. Apenas llegaron, Louis bajó gritando que su omega estaba a punto de dar a luz y enseguida hubiera enfermeros saliendo del hospital con una silla de ruedas para que Harry no caminara más.

Dado que el parto de Harry estaba programado para otro día, el doctor que atendería su parto se encontraba en su semana de vacaciones, pero las enfermeras dijeron que tratarían de llamarlo.

Mientras, una enfermera se encargaba de revisar a Harry, está giró para ver a sus compañeras, alarmada. 

—No va a aguantar. Tiene como siete centímetros de dilatación.

—¡¿Qué?! —grito Harry— ¡Mi parto no sería natural! 

—Pues lo será a última hora, le tomará quizás menos de una hora dilatar completamente. Dilató mucho en poco tiempo. Traigan lo necesario, si el doctor no llega, lo haremos nosotros.

El trío de enfermeros salieron disparados de la habitación para ir por lo necesario. Harry gritó cuando una punzada le recorrió el largo de las piernas.

No pasó tanto tiempo cuando Harry dilató lo necesario. Estaba llorando porque tenía miedo y de verdad, enserio dolía como la mierda. Tenía a Louis a un lado diciéndole cualquier cosa con tal de calmarlo.

Entonces el parto comenzó.

Harry no sabe exactamente cuánto fue que duró. Recuerda a las enfermeras gritarle que pujara una y otra vez, hasta el maldito cansancio. Recuerda a Louis apretando su mano y animandolo a seguir. Después recuerda escuchar un estruendo lloriqueo a Louis diciéndole "Lo hiciste genial, omega. Gracias" y aunque intentó mantener sus ojos abiertos, cayó dormido. 

[...]

Abrió los ojos y lo primero que encontró fue a su alfa con su bebé en brazos.

—¿Qué es?

Louis alzó su mirada del bebé hacia su omega. La sonrisa que se le dibujó en el rostro, fue lo más bonito que Harry alguna vez haya podido presenciar. 

El alfa se puso de pie y caminó hasta estar a un lado de Harry, inclinó un poco al bebé y se lo mostró. 

—Es una niña. Es Lena.

Harry sonrió, con lágrimas comenzando a acumularse alrededor de sus ojos.

—Es preciosa. Alfa, nuestra hija es preciosa. Parece que será como tu.

—No tendría tanta suerte —. Harry río apenas, aún le dolía todo el cuerpo.

La miró por unos segundos y luego le pidió a Louis que dejara que la cargara. Louis le ayudó como pudo para que se sentara al menos un poco, para después dejarle a la cachorrita en sus brazos. Louis miró la escena con un brillo tan especial en sus ojos. Era el alfa más dichoso de todo Londres ahora mismo.

—Gracias, omega. Me has hecho el alfa más feliz —. Dijo casi llorando.

—Oh, Lou. Te amo mucho.

Louis se recostó como pudo a un lado de Harry. Y aunque quería seguir despierto cuidándonos a ambos, el sueño le venció, y además, Harry olía tan bien, su hija olía tan bien, que fue imposible no caer.

Durmió siendo el más feliz. Y quería que fuera así el resto de su vida.

Like The First Time || LS › OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora