Epílogo

1.2K 161 18
                                    

Inko volvía del santuario a casa tras haber pasado una tarde agradable con sus amigos quienes habían hecho una fiesta para su cumpleaños, no era la gran cosa, era más como una pequeña reunión, pero les estaba demasiado agradecida. Toshinori la acompañaba mientras platicaban sobre Izuku y algunos otros temas del pasado, riendo con las travesuras que ese niño alguna vez había hecho o ella escuchando cosas del pasado de él viéndose interesada pues no era algo que pasara siempre.

Él trataba siempre de verse positivo así que sacar temas sensibles no era lo suyo, aún así hablarlo con Inko era muy agradable. Se mantuvieron de esa manera hasta llegar al fin a la casa donde el ruido dentro de la misma indicaba que tenía visitas. Toshinori decidió tomar la delantera y abrir él la puerta encontrándose a un pequeño niño gateando cerca de la entrada al cual tomó en brazos tan pronto se percató para evitar que cayera por el borde de las pocas escaleras.

— ¡Oh! Pequeño, hay que tener más cuidado, ¿Cómo has llegado hasta acá? — sonreía intentando contagiar al menor con su carisma, pero el niño mantenía su mirada curiosa en sus expresiones. Detalles en su rostro hicieron a Inko unir cabos tomando ahora ella al niño en brazos, este puso su pequeña mano derecha en la mejilla de ella mientras balbuceaba.

— Mamá... — había contenido las lágrimas al tomar al niño, pero escuchar la voz de su hijo llamándolo desde dentro de la casa con otro pequeño en brazos terminó por lograr que botara un par de lágrimas enternecida con lo que veía — lamento tardar tanto en volver, era complicado venir con los niños hasta acá cuando recién nacieron

— Ay, Izuku — se acercó y se abrazaron como pudieron antes de que Toshinori les ayudara tomando ambos niños — son tan preciosos, se parecen a ambos — dijo viéndolos mejor, el que ella había cargado contaba con sus cabellos verdes con un tono levemente más opaco que el de Izuku, pero igual de revoltoso mientras el otro llevaba preciosos cabellos rubios explosivos como Katsuki — Hablando de eso, ¿Dónde...?

— ¡Mocosa, ¿dónde estás?! — se escuchó en gruñidos, pronto hizo acto de presencia el enorme lobo quien al percatarse de que era visto por su suegra y su posible futuro suegro se fue pronto para volver en su forma humana y vestido. Con una mirada rápida dio con la niña que buscaba, una pequeña de cabellos rebeldes verdosos similares al primer niño — te tengo

— Son... tres — admiró Inko. Si con Izuku fue complicado al principio, no quería saber qué tanto era cuidar tres bebés al mismo tiempo, aunque su hijo tenía ventaja por sobre su situación al tener el apoyo del padre — corazón, ¿No necesitan más ayuda? Yo podría ofrecerme

— Estamos bien, descuida mamá, los chicos nos ayudan demasiado, pero sí vendré a visitarte varias veces con ellos, quiero que conozcan también de la vida humana en caso de que ellos decidan vivir como uno — su madre sonrió encantada con la noticia.

— Podemos hacer otra fiesta mañana para anunciar las buenas nuevas — habló por fin Toshinori quien soltaba una pequeña lágrima por el dolor que le daba que el niño en brazos estuviese jalando su cabello, no le desagradaba, de cierta forma llenaba de calidez su corazón. Inko le ayudó de inmediato.

Tomaron parte de esa tarde noche hablando ambos Midoriya sobre lo que había ocurrido en ese tiempo que no habían estado cerca. Inko sabía de la muerte de Hisashi por las noticias y Aizawa quien le informó primero así que por esa parte no había mucho por explicar, pero sí sobre su estadía en el bosque y lo hermoso que era vivir tan libre.

Katsuki acomodaba a los niños en la que antes era la habitación de Izuku para dormir los cinco ahí, Toshinori le echaba una mano al inicio recostando a los niños en el nido que con anterioridad el omega había hecho para esa ocasión, al menos hasta que Katsuki le dijo que desde ahí ya podía por su cuenta.

Igual ambos estuvieron platicando de cosas triviales siendo Toshinori quien iniciaba la conversación para que no fuese incómodo, al final resultó ser más agradable de lo que imaginaba el convivir con el joven. No había planes fijos, tampoco esperaban algo a corto plazo.

Sólo dejarían que todo transcurriera, Izuku deseaba eso, vivir su presente y disfrutar del tiempo que pudiese al lado de su familia pues su madre no dejaba de repetirle que los niños crecen muy rápido. De ser así quería aprovechar cada momento que tuviese para ser feliz y hacerlos felices. Katsuki compartía esa idea así que eso harían.

Vivir al día, qué más daba todo lo demás. Realmente amaban eso.

Y así, Toshinori yendo a casa y cada quien en sus habitaciones durmieron tranquilos con la esperanza de un mañana prometedor. Inko emocionada por jugar y conocer a sus nietos, Izuku por pasar tiempo con su madre como tanto había querido en el año y par de meses lejos y Katsuki aprendiendo cosas nuevas de cómo ser un humano y un padre.

Una vida en el campo [KatsuDeku]Where stories live. Discover now