XIII

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El sonido suave de la olla calentándose progresivamente junto a la comida en su interior y el tintineo de campanillas colgantes de una de las ventanas de la cocina era lo que más destacaba en el ambiente por sobre los ruidos que la naturaleza propinaba como un extra igual que todos los días. Inko probaba lo que preparaba revisando que el sabor estuviese bien mientras intentaba por todos los medios tratar de mantenerse tranquila ante la intensa mirada que Katsuki mantenía sobre ella.

Había estado haciendo eso durante un par de días desde su llegada, en un principio pensó que se trataba de su forma de ocultar que ha hecho algo malo recordando a su hijo cuando intentaba esconder algún animal en casa para tenerlo de mascota, su mirada solía delatar que estaba ocurriendo algo. En este caso no era así.

— Necesitamos hablar — dijo al fin una vez la vio soltar la cuchara indicando que ya había terminado de cocinar y tendría toda su atención. Esto era algo que quería hacer desde que llegó, pero el asqueroso aroma del supuesto padre de Izuku lo repelía. Sería sencillo pedirle a Izuku que entrenara el tema de sus feromonas con su madre para reemplazar ese molesto olor, pero sería problemático también si no puede controlarlo frente a ella. No podría evitar "atacarlo" y aún no era momento para que fuese presenciado por la madre. En fin.

— ¿Sucede algo? — ella tomó asiento frente a él logrando percibir cómo él arrugó su nariz a causa del leve olor que aún se mantenía en ella. "¿Es acaso que huelo mal?" se preguntó olfateando un poco su brazo.

— No podrás percibirlo, no eres una cambia formas — se relajó descansando todo su peso en el respaldo de la silla y prosiguió — puedo percibir el aroma de uno de ellos en ti, huele horrible, ¿Quién es? — era obvia la respuesta, pero necesitaba escucharla de ella y ver si tenía su confianza.

Pudo ver cómo se alteraba por un momento, tal vez por verse descubierta tan pronto. Observó a través de una de las ventanas del lugar que daban al patio trasero hacia donde se hallaba un pequeño conejo verde que quizá estaría probando un poco de pasto en compañía de su amiga zorro. Sabiendo que tenían un momento privado, lo vio a los ojos y se permitió hablar.

— Su nombre es Hisashi. Un hombre del que me enamoré y me prometió que haría lo que fuese para buscar tanto mi felicidad como la de nuestro bebé — sus ojos amenazaron con derramar lágrimas con los recuerdos llegando a ella. Ella no era de odiar, pero siempre había una primera vez, su excepción era su odio contra las personas que habían llegado a la vida de su esposo convirtiéndolo en lo que era ahora. Un jodido demente — un hombre que decidió irse por el camino fácil, terminó convirtiéndose en un político demandante, egoísta y corrupto que ahora sólo desea hacerme la vida imposible

— No me da buena espina

Unos segundos en los que ambos analizaban los movimientos del otro tratando de adivinar lo que pensaban. Ella deseando pudiese ver el terrible terror que sentía al recordar lo que Hisashi le había dicho en su visita a la ciudad y él buscando estarse equivocando con el escalofrío en su espina dorsal que le avisaba un mal augurio. Por un momento la idea de huir al bosque cruzó por la mente de Katsuki confundiéndolo. Ese era su hogar ahora, ¿Por qué tendría la necesidad de irse?

— Quiere llevarse a Izuku al extranjero para jamás volver — gruñó al escucharla, ¿Qué mierda? — no me quiso dar demasiados detalles sobre esa decisión, sólo que Izuku es importante para unos negocios

— En cuanto se atreva a poner un pie en este lugar, LO MATO — sus ojos la paralizaron por un instante, podía ver una mirada similar a la que Hisashi solía tener cuando la situación se ponía seria. En algún momento llegó a escuchar hablar de eso de él. Era la "Mirada", una que los alfas suelen usar para imponer autoridad, no tenía idea si había algo más allá de eso, pero por alguna razón no causó temblor en su cuerpo por miedo como sí solía pasarle con Hisashi.

Tal vez porque la amenaza no iba hacia ella.

— Katsuki... — a lo único que ella temía era a contarle TODO lo que sabía acerca de los planes de Hisashi pues sabía que lo que estaría por decirle terminaría afectando de alguna forma la vida de ellos tres. Él mantenía sus ojos en ella aún con esa "mirada" que hacía brillar sus pupilas de manera leve, pero perceptible casi afilándolos más de lo que ya eran con normalidad. Decidió apostar por preferir el bienestar de su hijo y confiar plenamente en Katsuki, no veía otra opción por ahora — El padre de Izuku le ha buscado pareja, una vez se lo lleve al extranjero... los unirá.

Y de nuevo, la imagen mental de él corriendo de aquel sitio de nuevo al bosque como si estuviese huyendo de algo volvió con mejor nitidez como si su lobo le dijese que debía hacerlo. Pero Izuku también estaría ahí.

Su pecho ardió casi al mismo tiempo que Izuku entraba a la cocina ya en su forma humana y vestido mientras era perseguido por su zorro amiga quien se detuvo en cuanto sintió el ambiente que tenían Katsuki y la señora de la casa. Por ser beta era afectada por la mirada del alfa, pero más que asustarla le era placentero. Tenía ya un tiempo sin sentir esa tensión tan asfixiante buscando destrozarla sin compasión, buscó sentarse lo más cerca de él queriendo sentir aquello al menos un poco más.

Izuku por su parte sólo se sentía algo incómodo creyendo que tal vez estaban discutiendo de algo.

— ¿Está todo bien? Parecen molestos — ni bien terminó su frase, Katsuki se levantó de su lugar y caminó feroz en su dirección tomándolo desprevenido por lo rápido que había sido todo. En nada tenía ahora los labios ajenos chocando con los suyos y moviéndose buscando atención. Inko sonrió triste, pero algo más tranquila. "Él no se rendirá fácil. Es más fuerte que yo", suspiró y en ello soltó las inseguridades que estaba por tener.

— Todo está bien, Izuku — respondió una vez concluyó la muestra de amor, soltó una risita al ver el rostro apenado de su niño. Desde ahora sólo disfrutaría cada minuto a su lado hasta el momento que llegue el día de decidir qué hacer con respecto a la situación con Hisashi, pero sospechaba que lo mejor era dejar ir a su hijo.

Para un cambia formas ya era mayor de edad.

Izuku salió apenado con un vaso del agua siendo seguido de nuevo por Toga mientras Katsuki se quedaba en su sitio observando por la ventana en dirección al bosque. Inko lo notó, puso una mano en su hombro llamando su atención y, una vez obtenida, le sonrió con todo el corazón.

— Cuida bien de él, ¿Sí? 

Y con eso dicho, el plan fue decidido para Katsuki. Debían ir al bosque antes de que Hisashi llegara al pueblo.

Una vida en el campo [KatsuDeku]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon