XVI

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— Señor Aizawa — el mencionado volteó a ver al peliverde quien llevaba consigo su libreta en mano probablemente porque habría estado dibujando como acostumbraba hacer en sus visitas al santuario. Desde la llegada del cambia formas Izuku había estado dejando de llegar a visitar a sus amigos guarda bosques, por ello verlo de nuevo deambulando por ahí después de un largo tiempo les fue una total sorpresa. Para la mayoría menos Aizawa y Toshinori quienes conocían mejor al chico — ¿Sigue viajando a la ciudad en vacaciones?

— En efecto — era su principal fuente de información sobre las cosas que ocurrían en el mundo más "avanzado" y su mensajero pues Uraraka e Iida acostumbraban mandar cartas con él aprovechando que iba y venía en verano. En esta ocasión había algo que lo estaba molestando y necesitaba buscar respuestas intentando no alterar a su madre quien parecía no querer hablar aún sobre ello.

— Sé que no es una pregunta fácil y que es probable que no sepa la respuesta, pero necesito saberlo. He estado dando vueltas al asunto todos los días desde que mi madre regresó de la ciudad hace unas semanas, ella le dijo a Kacchan que se trataba de asuntos familiares, pero hasta donde sé mi familia materna no quiere saber nada de nosotros, así que pensé que podría tratarse de la paterna y... 

— Directo, Midoriya. Ve al punto — dijo buscando frenar la divagación del otro quien tapó su boca avergonzado por regresar a sus "malos hábitos". No era que fuese demasiado molesto, en realidad ya la mayoría veía eso como algo normal en el peliverde, pero en esta ocasión Aizawa tenía trabajo por hacer así que necesitaba cortar el tiempo extra que le tomaría al chico preguntar lo que quería.

Izuku tomó valor y lo soltó creyendo que no obtendría nada. No sabía qué tanto podría conocer a su madre, pero tampoco sentía que perdiese algo con intentarlo. Hubiese ido con Toshinori también a solicitar su ayuda para quitar su duda, pero no lo había encontrado por ningún lado así que supuso que habría salido en alguna camioneta por trabajo. 

Aizawa sospechaba por dónde iba todo eso, para ser sincero él pensaba que tendrían esa conversación cuando el niño volviese a preguntarle al respecto a sus diez años, pero subestimó al niño que siempre prefería contenerse de hacer o decir algo si obtenía un "No". Pero al fin estaban ahí, no podía quedarse así para toda su vida.

— ¿Quién es mi padre? — Aizawa sonrió antes de levantarse de la silla de la recepción y caminar a su despacho.

— Sígueme muchacho, no puedo contarte demasiado, pero tienes que ver algunas cosas que pueden ayudarte a saber más

Y lo siguió hasta ambos desaparecer en esa habitación.

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Toga iba y venía detrás del lobo rubio ceniza que entrenaba haciendo ejercicios en su forma humana o corriendo en los alrededores tanto en el patio de la casa como a las orillas del bosque buscando mejorar su agilidad y velocidad mientras el zorro parecía divertirse siendo su sombra. En un punto se cansó, la tomó de la espalda alzándola en el aire para verla directo a los ojos pues volvía a estar en su forma humana y no le apetecía ponerse de cuclillas ante insignificante bicho.

— Si me matas, juro te jalaré las patas en la noche — levantó su pata derecha hacia el frente en un acto de firmar con ello esa promesa. Katsuki sólo frunció el ceño antes de soltarla y decidir ignorarla lo que restaba del día — hey, Kats. ¿Qué ocurre con Corderito?   — y su intento de fingir que no existía se fue a la mierda.

— Qué te importa, hocicona — Toga trotó hasta ponerse frente a él y sentarse deteniendo su andar — muévete si no quieres tener la marca de mi pie en tu cara

— Ambos sabemos que no es un cambia formas común — las amenazas por parte de algún lobo era su pan de cada día, quería ver hasta dónde llegaba el chico con tal de alejarla, pero por ahora se centraría en sacarle información — sus acciones parecen tener más uso de la razón humana que de sus instintos, ¿Has notado que incluso parece que su forma conejo y él son como dos personas distintas?

Durante los juegos ocurría más esa diferencia. Izuku siendo un conejo se veía más inestable, paranoico, miedoso, ansioso. Pero una vez era el mismo chico risueño de cabello verde se volvía más seguro de sí mismo, provocativo con Katsuki, penoso en ocasiones o muy curioso, lo suficiente como para dejar por un lado sus miedos para descubrir lo que sea que estuviese llamando su atención.

— ¿Y si es un mestizo?

— Ya te fuiste a la mierda — los mestizos no eran más que cambia formas fastidiosos, pero por lo mismo eran fáciles de identificar. Seres con ciertas características de su animal guía siendo parte también de su forma humana, es decir, como ver a un hombre con escamas en alguna parte de su cuerpo, orejas de animal, cola. Sólo una característica, pero sólo bastaba con una para saber que se trataba de un mestizo. Estos suelen tener incluso raro su aroma siendo neutrales como si fuesen betas, aunque cuenten con el sub-género alfa u omega.

— ¿No has buscado en su cuerpo alguna señal de que lo sea? Tal vez pelaje extra, ¡Oh! Puede que alguno de sus dientes se parezcan a los de un conejo, ¿Quizá sus manos son suaves...?

Podría creer muchas cosas, pero lo que el zorro decía eran como chillidos de rata. No valía la pena prestar atención a las estupideces que salían de su hocico. En cuanto la chica se sintió ignorada prefirió seguirlo de nuevo caminando a su alrededor como si fuese un gato fastidiando de nuevo a Katsuki quien pisaba con más fuerza tratando de matarla de forma "accidental" si llegaba a pisarla.

— Llegué — anunció Izuku poco después recibiendo de Katsuki un suave "Bienvenido". Ni siquiera entró a la casa, sólo se recostó en el pasillo de la casa para observar el cielo y algunos árboles que entraban en su rango de visión de reojo, al menos hasta que el rostro del rubio ceniza apareció ante él ocupando todo — te ves bonito

— ¿Comiste algún hongo de camino? — el peliverde soltó una bella risa entrecerrando sus ojos cautivando así al otro quien se acercó para acostarse a su lado y observarlo mejor.  Izuku aprovechó esto para plantar un beso en su nariz, tener esa cercanía le hizo sentir que necesitaba hacerlo.

— No comí nada raro, sólo necesito relajarme. El día se siente demasiado tranquilo — volvió su vista al cielo y cerró sus ojos al pasar el viento refrescándolo. Por el contrario Katsuki no quitaba los ojos del peliverde sintiendo una ligera molestia. 

Durante ese tiempo trataba de preguntar si ocurrió algo durante su visita al santuario o si había algo que lo preocupara, pero Izuku se mantuvo evadiendo la pregunta o respondiendo que todo se encontraba bien. Algo que creería si no tuviesen el enlace de destinados, gracias a esto podía sentir un pequeña sensación de desconcierto que era consciente que prevenía del peliverde y no de él.

Había varias cosas que le desagradaban en la vida. Perder una batalla por alimento como había ocurrido en su infancia dentro de la manada de su madre, ser fastidiado por ella frente a otros, los días de lluvia, el zorro amiga de su pareja. Pero si había algo que realmente odiaba era que Izuku ocultara algo, lo supo desde que descubrió que el chico prefería contener lo que sentía o deseaba hacer por el bien de los demás.

Siempre era así. Ponía a todo el mundo antes que a sí mismo y sabía que eso sólo le traería demasiados problemas.

Por ahora esperaría a que tuviese la confianza de compartir con él lo que sea que estuviese causando líos en su cabeza, pero Katsuki no era conocido principalmente por ser alguien de paciencia. Le daba como mínimo una semana, trataría de aguantar sus ganas de sacarle la información a la fuerza por él. No deseaba llegar a ese punto, aunque sospechaba que era el escenario más probable.

Una vida en el campo [KatsuDeku]Where stories live. Discover now