XXVIII

957 162 21
                                    

Tres noches habían pasado, quizá incluso cuatro. Izuku no puede estar seguro de ello pues ha pasado gran parte de ese tiempo llorando en su forma conejo no queriendo mostrar su rostro haciéndose bolita. Sabía que no podía escapar de sus secuestradores pues eran mucho más grandes que él, el primer día se dio cuenta de que tenía la fuerza para defenderse de alguno, pero tomaron más precauciones y decidieron vigilarlo en grupos de tres durante el viaje.

Auto, avión, de nuevo en auto y al final llegó a un sitio desconocido. No tenía idea de qué había afuera pues las ventanas de los transportes en donde fue obligado a subir estaban tapadas con gruesos trapos oscuros o sus ojos eran los vendados. Tampoco pudo hacer uso de su olfato pues de hacerlo lo que más percibía era el aroma de esos sujetos y le desagradaba, no olían asqueroso como lo había descrito Katsuki en alguna de sus pláticas, pero era cierto que no eran de su gusto.

Olores a musgo, humedad, tierra o humo.

No sabía mucho, ni del viaje o del tiempo lejos de Katsuki, pero lo que sí sabía es que estaba demasiado lejos. Tomar dos viajes en auto y uno en avión era demasiado. Su corazón se estrujaba con cada minuto que pasaba dentro de otro vehículo, ¿Su padre vivía al otro lado del mundo?

Una vez llegaron fue entregado en brazos de alguien más, aún seguía hecho bolita resignado por ahora hasta que pudiese tener algo más de libertad. No quería quedarse de brazos cruzados a esperar a que hicieran con él lo que les plazca, claro que no. Su plan era mantenerse a salvo y, a la mínima oportunidad, explorar el lugar, ver sus posibilidades y escapar.

— Se tomaron su tiempo — escuchó decir a quien lo había tomado en brazos, su voz era tan pesada como si estuviese aguantando una terrible ira, por su aroma podía saber que se trataba de un beta, algo desconcertante pues cualquiera podría decir que en realidad sería un alfa.

— Culpa del zorro que me dieron por compañía, la próxima tú te encargas de esto. Detesto hacer de niñera — Izuku despejó un poco su mirada para ver mejor a sus captores, se hallaba frente a él un joven de aspecto demacrado... bueno, ahora que veía bien ambos sujetos se veían muy mal. Llevaban cicatrices aterradoras — apresúrate a entregar al conejo, no querrás esperar a que vengan a buscarte, Dabi

— Pude haber dicho lo mismo, igual no esperes a que el pago sea el mismo por la tardanza — dicho esto se alejó entrando al lugar que parecía ser una casa, no demasiado grande como pudo haber imaginado con la idea de que su padre era como un mafioso, pero sí era llamativa en cuanto a decoración.

— ¿Él es el hijo del señor? — una mujer apareció de pronto con un semblante apenado, se acercó con cautela al chico pidiendo tomar en brazos al conejo.

— Sí, encárgate de su aseo y vestimenta. Van a necesitarlo en el despacho en media hora — sin más el joven se retiró. La chica suspiró con tristeza pasando a una de las habitaciones del segundo piso en donde acomodó entre sábanas muy suaves y de un refrescante aroma al pequeño animal. Ella procedió a ponerse de rodillas frente a él agachando levemente su cabeza en seña de total arrepentimiento.

— Lamento demasiado que tenga que pasar por todo esto — su voz sonaba suave, pero entrecortada, como si estuviese al borde del llanto — le estuve pidiendo a los cielos que por favor su padre nunca lo encontrara, deseaba que jamás tuviese que pisar esta horrible casa

Izuku estaba comenzando a sentir sueño, no había podido dormir tranquilo desde que había sido secuestrado, temía que al dormir quisieran aprovecharse de su cuerpo así que no pudo pegar bien los ojos, puede que era por la cama o por la calma que la chica transmitía.

— ¿Quién eres?

— Me llamo Kayama Nemuri — la mujer se levantó y acarició sus mofletes adormeciéndolo un poco más — duerme, mi niño. Haré lo que pueda para ayudarte a escapar. A ti y las demás, pero por ahora descansa, lo necesitarás

Una vida en el campo [KatsuDeku]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن