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— ¿Déjà vu? — preguntó Minho, cuando finalmente se recostó junto a Jisung, rodeado de flores lila y un fuerte aroma a lavanda.

Estaba atardeciendo y una pequeña brisa le acariciaba el rostro. Minho tomó una flor y la colocó detrás de la oreja de Jisung.

— Algo así… pero ya no preguntaré si fuiste tú el que escribió las cartas.

Rió ligeramente y apretó la mano de Minho. Este lo volteó a mirar, y en su mirada se instaló una sonrisa completamente suave y sincera.

— Yo si preguntaré, entonces… ¿Por qué has vuelto?

Jisung lo miró con una ceja alzada y lo que antes era una tranquila risa se transformó en una fuerte carcajada.

— Ahora si que tuve un déjà vu...

Luego un silencio rodeado por el calmo viento que rozaba las flores.

Jisung se tomó un momento antes de responder, pero de todas formas, la respuesta ya la tenía completamente clara.

— Quizá fue porque finalmente descubrí lo que siento cuando te beso.

— ¿Y qué es lo que sientes? — cuestionó Minho, casi al instante.

Una pequeña sonrisa se instaló en los labios de Jisung, y con sus dedos los tocó suavemente. Después habló.

— Me sentía especial. Me diste lo único que necesité durante años: felicidad. Y… un lugar seguro en donde refugiarme. Me sentí solo, y sin embargo, regresaste como si supieras que todavía necesitaba de ti.

Se restregó los ojos con las manos pero Jisung pronto  se descubrió llorando. Cubrió su rostro con sus manos, amortiguando los hipidos que salían involuntariamente de su boca.

— Minho, yo de verdad te...

— Jisung, no tienes que decirlo.

— Te amo.

Y esas simples palabras bastaron para que Minho también se quebrara en llanto.  Pero lo bueno de aquellas es que eran dichas por Jisung, y con eso le bastaba para recomponerse.

Te amo y mucho, Lee Minho. Y quiero que seamos…

— Jisung, no tenemos que serlo si no estás...

El otro lo interrumpió.

— Maldita sea, Minho. Déjame terminar las frases.

— Lo siento.

Jisung suspiró y se retiró las manos de la cara, mirándolo con las mejillas rojas y brillantes de las lágrimas.

— Quiero que seamos… algo. Algo como, algo ¿Si?

Y Minho lo entendió perfectamente.

Sabía que decir la palabra que denominaba la relación se sentía innombrable. Sin embargo era, de hecho, lo que quería preguntarle a Jisung hacía tanto tiempo y hasta ahora se había armado de valor para decirlo.

Y Jisung le quitó las palabras.

Minho lo tomó de las manos y le besó suavemente las mejillas con lágrimas.

— Sabes que no hay vuelta atrás — advirtió, pero Jisung en cambio le dio una corta sonrisa y miró el cielo que se tornaba rojo a medida que se ocultaba el sol.

— No quiero volver.

Minho se irguió y se sentó frente a Jisung, quien imitó la acción del mismo.

Se besaron en silencio. Sin palabras ni pensamientos.

Los labios de Jisung se curvaron entre el beso.
Su mente por fin lo dejó en paz, al igual que los pensamientos sobre su padre, y las magulladuras de su cuerpo fueron finalmente desvaneciendo junto a las cicatrices de sus muñecas.

Era El Chico de las Flores, y estaba en su lugar seguro, con su lugar seguro.

Era libre.

Y luego de mucho tiempo, se sintió en casa.


Fin.

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Ay ay, llegamos al final de la historia!!
Espero que realmente haya sido de
su agrado y muchas e infinitas
gracias por tantas lecturas;
no tenía mucha inspiración para
esta historia, pero espero que
la hayan disfrutado.

Gracias de nuevo,

~Jules


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ᴛʜɪꜱ ᴡᴀꜱ: ᴛʜᴇ ꜰʟᴏᴡᴇʀ ʙᴏʏ.

The Flower Boy   ━━━━━.MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora