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— Jisung, ven aquí — susurró Minho, con frustración.

De por si había sido difícil bajarlo del techo de aquella casa ajena a ahora subir por el techo de su propia casa.

Lo tomó fuertemente de la mano. Sabía que era muy peligroso hacer aquello teniendo en cuenta que Jisung no estaba en sus cinco sentidos, y que había empezado a llover.

— ¿Me estás se-secuestrando? — habló el otro con dificultad.

— No, Sunggie, esta es tu casa.

Subió con agilidad hasta la ventana de Jisung, la cual estaba abierta. En ningún momento soltó la mano del chico.

Dentro, había una total oscuridad. Lo único que iluminaba la habitación era la tenue luz de la luna que especialmente aquella noche era cubierta por nubes de tormenta.

De la nada, Jisung empezó a desvestirse.

— ¿Q-qué haces?

— ¡Mi ropa estaba empapada! ¡No me iba a quedar así para que me de un resfriado!

Minho jamás había visto a su amigo de esa manera, pero intentó evitar mirar mucho más.

— Bien, bien, lo siento. No hables tan fuerte que alguien podría escuchar.

— No importa, es sábado. Mi padre nunca está los sábados.

— Jisung, hoy es jueves.

Pero lo único que hizo fue encogerse de hombros.

Jisung se sentó en su cama, haciendo un pequeño puchero que a los ojos de Minho se vio totalmente tierno. Y acto seguido volvió a llorar fuertemente.

—¿E-estás bien? ¿Estás herido o- — Minho se alarmó, acercándose rápidamente al chico a revisarle la cara en busca de rasguños o cualquier herida.

De todas formas, eso no le dió la respuesta porque lo único que vió fueron los moretones de sus pómulos y la herida ya cicatrizada que tenía en el labio inferior.

— No quiero vivir acá. Es una mierda. Mi padre lo es; me golpea cuando puede, y yo no hago nada para detenerlo. Y luego de perder a mi mejor amigo por tanto tiempo, yo, yo... no tuve a nadie.

Minho suspiró, y le tomó las manos, tratando de tranquilizarlo. Y por primera vez se fijó en estas. No precisamente en sus manos, sino en sus muñecas.

Por primera vez, Minho logró ver lo mal que vivía Jisung bajo el abuso de su padre, con los chicos que lo jodian en el colegio, y probablemente, con la manera en que él mismo lo dejó atrás, como si fuera un cualquiera, durante año y medio.

Se le aguaron los ojos. Minho no era de las personas sensibles que lloraba frecuentemente, pero, al ver el daño que se había hecho Jisung, las sobresalientes cicatrices pálidas que él, siendo muy imbécil, nunca notó, sintió que todo aquello era su culpa.

— Todo estará bien... L-lo lamento tanto Sunggie — susurró Minho con voz quebrada. Tocó suavemente las cicatrices, delineandolas con dos de sus dedos. Jisung había dejado de llorar

— Quiero un abrazo.

Minho se talló los ojos, y lo abrazó como Jisung había solicitado.

Se quedaron así hasta que Jisung nuevamente cayó dormido.

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The Flower Boy   ━━━━━.MinsungDove le storie prendono vita. Scoprilo ora