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— ¿Q-que?

— Que te perdono. Si no lo hago terminaré sintiéndome peor.

Minho sonrió. Conocía a Jisung desde el primer año de primaria, y sabía que a veces podía ser un total idiota, pero también sabía que era un buen chico.

Lo miró a los ojos. Notó los nervios de Jisung, quien había apartado la mirada sonrojándose violentamente.

— Nunca quise hacerte daño, lo lamento tanto, Sunggie — habló. El nombrado se paralizó al escuchar el viejo apodo que tenía Minho para él.

— Pero lo hiciste — un silencio se hizo presente. Solo se escuchó el viento moviendo las flores de lavanda —. De todas formas ya no importa, déjalo. Todos nos equivocamos, lo que hacemos después es lo que nos define.

«Muy poético...»

Jisung se acercó a él, y le dio un abrazo.

Minho olía a lavanda.

♡๑✧ ~ ✧๑♡

Lunes.

Eso significaba, que una nueva aburrida semana escolar había empezado.

¿La torta de chocolate? Como era de esperarse, Jisung se la comió de una sentada mientras lloraba silenciosamente en su cuarto debido a los golpes de su padre.

Se colgó la maleta al hombro y salió de la casa en busca de su bicicleta. Se puso los audífonos y salió.

— ¿Cuando pusiste esto? — preguntó una voz a sus espaldas. Minho. Señaló la diadema de los audífonos, viendo las lavandas enredadas al rededor de esta. Jisung sonrió.

— Hace unos días. Pensé que se vería linda. ¿O acaso se ve mal?

— No, no. Tú siempre te ves bien, chico de las flores.

— ¿Carrerita hasta el colegio? — propuso Jisung, pero sin siquiera esperar respuesta, salió pedaleando rápidamente.

— ¡Eh! ¡No he dicho que si! — exclamó, y salió tras Jisung.

Al llegar al colegio, algo no andaba del todo bien. La gente los miraba. Unos con pena, y otros con odio y asco. Sin embargo, se dieron cuenta de que no miraban a Jisung.

Observaban a Minho, como si lo fuesen a matar con la mirada.

Decidieron ignorar todo aquello e ir a sus casilleros a por sus libros. Pero aceleraron su paso al ver un tumulto de gente al rededor del casillero de Minho.

Al chico se le vino el alma a los pies, y se le formo un nudo en la garganta.

En la puertecilla del casillero de Minho, había una foto impresa de él y algun otro chico al que no se le veía bien la cara, besándose.

El bien sabía quien era aquel chico: Woojin.

Pero lo que le detuvo la respiración fue la frase escrita en plumón que rezaba...

— Para que te replantees eso de "te ganas más que una nariz sangrante" pequeña zorrita afeminada...

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The Flower Boy   ━━━━━.MinsungWhere stories live. Discover now