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Ya era 31 de enero y Jihyo hizo muchas invitaciones, aunque no tenía tantos amigos. Aún así, eran tan bonitas que tuvo que hacer más. Estaba súper emocionada por entregarles las invitaciones a todos. Tal vez incluso les daría algunas a algunas de las niñas del vecindario.

Primero iba a entregarles invitaciones a sus compañeros de la escuela. Su mamá la llevó a clases y se despidió de ella, como lo hacía usualmente. La pequeña coreana corrió lo más rápido que sus piecitos le permitían.

-iiiSana!!!- Gritó la pequeña, entusiasmada. Se acercó rápidamente y esperó a recuperar el aire antes de decir algo.

-Hyo, no es necesario que corras.- Rió la japonesa. La menor tiene la costumbre de salir corriendo a todos lados, por eso termina siempre con las rodillas raspadas.- No querrás caerte y romperte el brazo de nuevo ¿verdad?

-N-no... No quiero.- Respiró profundo y sonrió.- Ten, para que vengas a mi cumpleaños mañana.- Extendió una invitación con su manita y Sana la tomó, tocando la mano de Jihyo al hacerlo, provocándole maripositas.

-Gracias Hyo, prometo que iré.- La coreanita miró la mano con la que Sana sostenía la tarjeta y notó que faltaba el anillo que le dio cuando jugaron a la boda.

-Sana ¿Y t-tu anillo?-Preguntó ladeando ligeramente la cabeza, buscando también en la otra mano, pero no estaba.- Yo aún tengo el mío.- Mostró su lindo anillo de fantasía.

-Lo siento, Hyo... Lo dejé en c-casa.- Se rascó la nuca, nerviosa. Quería evitar esa conversación a toda costa porque la culpa la hacía sentirse mal.- Tengo que irme a clases, tengo un examen y debo re-repasar mis apuntes ¡Adiós!

Sana salió corriendo hacia dicho lugar, dejando a una Jihyo confundida, preguntándose si dijo algo mal. De todas maneras, tenía invitaciones que entregar, así que siguió buscando a sus amiguitas.

Durante las últimas seis semanas, su brazo sanó y reforzó lazos de amistad. Ahora Jeongyeon era cien por ciento su amiga y, cuando podían, se juntaban. También logró abrir el cascarón de la pequeña Dahyun quien, en realidad, no era mala. Era muy divertida y amable. Tzuyu también siempre estuvo cuando las niñas la necesitaban ¡Incluso les presentó a una amiga para que jueguen todas juntas!

Cuando Jihyo entró a su salón, ahí estaban Jeongyeon, Dahyun y Tzuyu, charlando. En cuanto la vieron, la saludaron con mucha emoción.

-¡Chicas, miren! -Exclamó emocionada la de cabellos cortos y negros, sosteniendo las invitaciones en el aire y sacudiéndolas.- Traje las invitaciones para mi cumple.

Las niñas aplaudieron alegres y cada una tomó una tarjeta. Jihyo guardó las demás en su mochila.

-Jiji ¿Irá Mina unnie?-Preguntó Jeongyeon mientras sus pálidas mejillas se
tornaban rosadas.

-Uhhh, a Jeong le gusta Mina.- Bromeó Dahyun, dándole palmaditas en el hombro a su amiga.

-N-no es verdad!

-Jeongyeon y Mina están sentadas en el árbol de las enamoradas! - Canturreó Tzuyu, entre risas.- Bueno, me tengo que ir, pronto sonará la campana y no se supone que esté aquí. -Saludó con la manita y se fue por la puerta, dejando al trío platicando.

-Hyo ¿Invitaste a Sana?- La niña asintió con la cabeza.- No invitaste a Momo y Chaeyoung ¿verdad?

-Ni en tus sueños más profundos las invitaría, Dubu.- Dijo seria la coreanita. Ni siquiera le gustaba pensar en ese dúo malvado porque le venía a la mente aquella pelea.- ¿Por qué siempre preguntas por ellas? Sabes que no las quiero.

-Simple curiosidad, supongo.- Respondió la menor, sacando sus cuadernos para la clase que estaba por comenzar.

-Jihyo ¿tu crees que a Dahyun le gustan las niñas malas? -Preguntó Tzuyu a propósito para hacer enojar a su amiga. La más Baja se sonrojó hasta las orejas y las miró con el ceño fruncido, provocando que la mayor de las tres estalle en carcajadas.

¡Nunca, nunca, nunca! -Gritó Dahyun y justo llegó la maestra, quien la miró con extrañeza.

-Kim, nada de gritar en clases o hablaré con tu padre.

-L-lo siento

Las otras dos estaban aguantando la risa olímpicamente.

𝗧𝗿𝗲𝗲𝗵𝗼𝘂𝘀𝗲 𖦹 SAHYOWhere stories live. Discover now