002

388 52 0
                                    

Cuando Jihyo se tranquilizó, decidió levantarse del suelo a acomodar las cosas que tocaron aquellas intrusas. Acomodó sus peluches en su cama, todos bien arropados y luego dio unos pasos atrás para ver lo bonitos que quedaban todos juntos. Es ese momento se percató de que, en el suelo, había un abrigo de color morado. Lo recogió y lo analizó. Tenía un hamster bordado y olía bien.

-¿Será de ella...?— Murmuró para sí misma haciendo una pequeña mueca de desagrado al recordar el comportamiento de aquellas niñas. Aún así, no quería devolvérselo. Al menos no ahora, porque aún estaba enojada... y de alguna forma, su aroma la hacía sentir feliz.

Mientras tanto, en la sala de su casa, estaban Chaeyoung y Sana jugando con sus muñecas. La menor de ellas no se sentía muy bien después de lo que su amiga la incitó a hacer para molestar a Jihyo.

-Chae... -La mencionada la miró, sin dejar sus juguetes de lado.- ¿Crees que deberíamos pedirle disculpas?

¿A quién?

-A Jihyo...

—No te preocupes, ya se le va a pasar. Es que ella aún es una bebé, siempre llora y llora.— Se burló la mayor, lo cual no le causó nada de gracia a Sana pero decidió no decir nada. No quería terminar peleando con su amiga por algo así.

Siguieron jugando un rato hasta que algo llamó atención a Sana. Escuchó los cortos pasitos de aquella niña a la que molestaron. Miró hacia la dirección de la que provenía aquel sonido y vio como Jihyo se dirigía al patio.

Chaeyoung, voy a-al baño, sí. — Se excusó para poder seguir a la pequeña. La coreana estaba muy ocupada haciendo que sus muñecas tengan una historia de novela, por lo que no le prestó atención a su amiga.

La japonesa salió en silencio por la puerta trasera de la casa y miró a los lados buscando a la niña de ojos felinos. Al ver que no estaba cerca, siguió avanzando a través del patio hasta encontrarse con aquel árbol en el que estaba la casita de Jihyo. Se quedó en silencio para escuchar si había alguien allí.

—¿Verdad que Chae es tonta? Sí ¡ella siempre me molesta y yo nunca le tiré globos a ella!— La niña de nueve años escuchó como Jihyo parecía tener una conversación con alguien. ¿Habrá alguien más allí arriba? —Bueno, pero Sana no parece ser taaaan mala... Es algo linda... ¡P-Pero es tonta!—

Sana subió por las escaleras y miró aquel cartel que decía "No entrar". Dudó si debía obedecer al letrero o no, pero, al escuchar que la niña la llamó tonta, tenía que decirle algo al respecto.

—¿A quién llamas tonta?—

𝗧𝗿𝗲𝗲𝗵𝗼𝘂𝘀𝗲 𖦹 SAHYOWhere stories live. Discover now