– Lo se pero ya estoy harta de tomar medicina, estoy harta de no poder nadar, estoy harta de haber renunciado a todo lo que amaba – las lágrimas caen pero las limpió rápidamente.

– Debes entender Amelia que si te expones más no vas a tener los seis meses de vida que aproximamos sino que este va a menorar a tres meses y viste la forma en la que tu padre y Esteban sonrieron al saber que estabas bien, los vas a destrozar al decirles que solo te restas tres meses a su lado – acaricia por última vez mi mano para ahora si ya levantarse y darme un beso en la frente ya que con el tiempo que pase aquí el me cuidaba y se convirtió en parte importante de mi vida – solo piensa en si lo que sea que hagas vale la pena – se acomoda su bata de doctor – ahora pon una carita feliz y en realidad espero no verte como paciente aquí otra vez, si quieres visitarme hazlo pero no de esta manera – me hace reir.

– Lo tomaré en cuenta – me río y él niega con la cabeza.

Cuando sale de la habitación pienso en que durante dos años no he hecho más que ir a consultas, someterme a tratamientos, tener recaídas que poco a poco acaban conmigo aunque no parezca, debo pensarlo ya que para mi seria facil irme en tres meses pero pienso en los demás y se cuanto le doleria a las personas que me quieren enterarse que de seis meses de vida paso a tres meses, ver al mi padre entrar a la habitación me hacen preguntarme en realidad si vale la pena.

– Acabo de llamar a tu madre, dice que si tiene tiempo vendrá a verte – hace una mueca al decir lo último y yo solo le doy una pequeña sonrisa mostrando que estoy bien – pero mira el lado bueno, el doctor dice que estas bien – sonrie.

– Eso me alegra mucho – sonrió pero me doy cuenta de que no está Esteban y mi rostro parece decirlo todo.

– Esteban se fue a comprar comida – dice a lo que yo asiento con la cabeza y se acerca a mí para darme besos por todo mi rostro – me asusté mucho cuando me llamaron del hospital.

– Lo siento mucho – me disculpo ya que se que de seguro me va a regañar por haber estado bajo la lluvia.

– No es tu culpa, tener uno de esos ataques es normal – al escuchar eso lo miro confundida, creí que el doctor le había dicho lo de la lluvia – el doctor dice que es por el cambio de estación que tal vez se mezcló lo de tu enfermedad con tus alergias – explica, yo solo asiento agradeciendo que el doctor no le haya dicho lo que en verdad ocurrió.

– Y cuando me puedo ir? – miró con una mueca a los cables conectados que tengo conectados al brazo izquierdo.

– Hoy mismo, tu salida es a las 1:30 p.m, así que solo faltan – mira su reloj – una hora, si quieres llamo a la enfermera para que te retire los cables y te puedas cambiar – sugiere.

– Si por favor – pido y él asiente y sale de la habitación.

Con cuidado me levanto de la cama y me acerco a donde esta mi ropa para buscar mi celular, al tomarlo veo llamadas perdidas de mi hermana pero ninguna de mi madre y eso me decepciona un poco ya que desde que nos enteramos que estaba enferma ella se alejó más de lo que ya estábamos y me trata con indiferencia como si no sintiera lo duro que es su rechazo, a pesar de ser siempre comparada con mi hermana tenemos una buena relación solo que algunas veces peleamos y explotamos pero a pesar de todas las peleas siempre esta para mi y me cuida cuando me quedo en casa de nuestra madre.

En lo que llega mi padre le marcó a mi hermana ya que sus llamadas deben ser porque se enteró de lo que ocurrió ayer, espero a que responda pero no lo hace así que la llamó por última vez solo que esta vez me responde su novio.

– Hola Lia – me saluda – Amanda te estaba llamando para saber como estabas, nos preocupamos mucho por ti – en su voz se escucha preocupación.

– Si Tommy solo tuve un ataque por lo del cambio de estación, pero estoy bien – uso un tono de falsa seguridad pero se que él no me va a creer ya que me conoce desde que era una bebé y sabe cómo cambia mi voz cuando estoy nerviosa, con miedo, cuando miento.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirWhere stories live. Discover now