treinta y ocho

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El ambiente que generaban las fiestas podría ser muy agradable y festivo para muchas personas. Compras, comida, obsequios, familia y, porqué no, amigos. Pero lamentablemente, cuando uno vive en un lugar donde durante esa etapa del año los clientes se multiplican, no llegaba a ser muy placentero que digamos.

El hotel Midnights, si bien no era muy lujoso como los demás hoteles de enormes y muy conocidas cadenas que se encontraban en toda la ciudad de Nueva York, tenía sus encantos en sus diversos espacios, tanto internos como externos.

Adam Evans, el casi padre de Emma, y la pareja de Amelia desde hace casi doce años, era el dueño del edificio, el cual había heredado de sus padres, y en el cual viven con su familia.

El enorme hotel se encontraba casi rebalsado de gente, y eso se debía no solo a los nuevos y antiguos clientes que se hospedaban allí por las frías vacaciones, sino que también, ese año la familia Collins-Evans tenía más invitados de los usual.

De una de las suites con las que contaba el hotel, Tommy en pijamas y muy adormecido comenzaba a recorrer los pasillos con el fin de llegar a la cocina y encontrar algo de comer.

- Atención, niño bonito. Estas muy lento, así no ganaremos el bicampeonato - escuchó que le decía voz acompañada de un conocido tono de agresividad.

Tommy levantó la vista al enorme comedor donde cada mañana ofrecían un variado desayuno para todos los clientes. No había muchas personas en él, así que no le fue difícil visualizar de donde venía esa voz. Se refrego los ojos para ver mejor lo que estaba frente a él.

- ¿Qué hace ésta aquí? - se quejó cuando vio la cabellera pelirroja de Xixi, quien se encontraba desayunado junto a Emma - Son vacaciones. Se supone que no hay entrenamientos en las vacaciones ¿o te tomaste en serio eso de que eramos novios? - preguntó chistoso.

Emma observó a su primo y a su amiga con una enorme sonrisa. Gus, el pequeño que ya tenía un año, y el cual se encontraba en su silla, estaba siendo alimentado por su hermana mayor.

- ¡Sorpresa! - dijo Emma alegre, mientras le daba fruta a su hermano - Xixi llego hace unas horas. Se quedará aquí por unos días -

- Aquí no podemos volar, así que no vamos a poder practicar nada, capitana. Deberás dedicarte a comer donas - le dijo Tommy.

- De dónde vengo tampoco se puede volar. No olvides que mis padres son muggles - respondió.

- ¿Y como te transportaste si son muggles? - preguntó confundido.

- En avión, idiota - respondió Emma de mal humor - ¿Quieres más, Gus? - dijo cambiando completamente su tono de voz.

Las pocas personas que se encontraban en el comedor se retiraron. Emma fijo su mirada en ellos, y cuando cerraron la puerta, tomó el walkie talkie de su pequeño hermano y lo encendió.

- Ya se fueron. Pueden aparecer. Cambio - le dijo al aparato.

- Recibido. Enseguida vamos. Cambio - se escuchó la voz de Amelia en el aparato - ¡AY, me encanta ésto! Siento que somos espías - agregó con cierto tono de emoción.

- Mamá, hazlo rápido. Puede venir cualquier persona. Aparezcanse ahora - respondió Emma - Y cuando termines de hablar, por favor utiliza la palabra "Cambio". Cambio -

- Entendido. Allá vamos. Cambio, cambio - respondió.

- ¿Vamos? ¿Quienes? - preguntó Tommy.

En ese mismo instante, cuatro figuras se aparecieron frente a ellos, terminando bruscamente en el suelo.

- Ay, hace mucho no hacía esto - se quejó Amelia, intentando levantarse.

- Creo que voy a vómitar - dijo Grace.

𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒊 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒚𝒐𝒖 {𝒐𝒍𝒊𝒗𝒆𝒓 𝒘𝒐𝒐𝒅}Where stories live. Discover now