treintena y dos

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Los domingos eran más que aburridos en Hogwarts. No había clases, y a menos que seas parte de algún Club, no había nada para hacer, excepto para los que estaban atrasados con sus tareas, esos se las pasaban en la biblioteca o su sala común estudiando.

El desayuno era opcional ese día, y luego del enorme festejo que habían hecho la noche anterior, ninguno de la mesa de los leones se vio en los pasillos del castillo, al menos hasta el mediodía.

La fiesta de Ravenclaw había sido cancelada luego de que la prefecta de sexto año, Penélope Clearwater, se entero de ella y obligó a Tommy a cancelar todo.

- ¡Te descontaré puntos y haré que te quiten la varita si llegas a hacer una fiesta! - lo había amenazado la chica.

Pero Gryffindor era diferente. Aunque los prefectos se negaran o los amenazaran de la forma que sea, las fiestas se hacían igual, y luego de una ocasión tan especial y emocionante como lo había sido el partido del día anterior, los festejos eran inevitables.

Sobre la mesa de Gryffindor, eran muy pocos los alumnos que se habían presentado al almuerzo. Las chicas del equipo, Angelina, Katie y Alicia, eran unas. Muy cansadas y casi durmiendose sobre la comida, no paraban de hablar del partido y de la fiesta.

- Buongiorno, belle ragazze - las saludó Tommy cuando paso junto a ellas, causando emoción en todas.

- Buen día - saludaron todas a la vez.

- Gran partido el de ayer, felicidades por haber ganado - les comentó mientras apoyaba sus manos sobre la mesa de Gryffindor.

Las tres chicas agradecieron al mismo tiempo mientras le sonreían nerviosas.

- No fuiste a la fiesta del festejo de ayer. Creí... creímos que irías - se animó a hablarle Angelina.

- Tenía un pendiente anoche, pero en la próxima iré - le respondió, mirando a los ojos a Angelina y poniéndola nerviosa.

Un fuerte dolor se apoderó de la oreja de Tommy antes de continuar con la conversación, como si estuviesen tirando de ella.

- Camina, Tomás Giovanni Collins Benedetti, no quiero dramas - dijo Samantha con su varita en la mano, con la cual parecía estaba conjurando un hechizo para apretarle la oreja.

- Ya voy, ya voy, amore mio - se quejó mientras se tomaba la oreja y caminaban hacia la mesa de Ravenclaw, sentándose con todo el grupo y metiéndose en la conversación.

- Estaba ocupado, era su día. No puedo enojarme. Los partidos lo ponen nervioso - defendió Emma a Oliver.

Blair y Grace se quejaron al mismo tiempo.

- Era tu cumpleaños - dijo Grace, remarcando la palabra "tu".

- Hay que sacrificarlo - se metió Samantha - No podemos dejar las cosas así, ¿conocen algún hechizo de tortura? Los maleficios podrían sernos de gran ayuda -

- No la dejen ir a la biblioteca sola - comentó Xixi luego de escuchar las palabras de la Hufflepuff.

- A ver ¿Y ahora qué pasó? ¿A quién quiere sacrificar el séquito de loquitas? - preguntó Tommy para entender a donde iba la conversación que estaban teniendo.

- Preferimos el término Aquelarre de inestables - lo corrigió Xixi, causando risas entre ella y los Collins.

- Vamos, ¿qué sucedió? Debe ser grave como para que Sam me traiga de la oreja -

La rubia observó a su novio indignada.

- No es para tanto - trató de restarle importancia Emma - Están exagerando un poco -

𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒊 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒚𝒐𝒖 {𝒐𝒍𝒊𝒗𝒆𝒓 𝒘𝒐𝒐𝒅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora