veintiuno

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El fin de la época invernal le daba lugar a una de las estaciones más hermosas para pasar tiempo en Hogwarts: la primavera. La diversidad de colores alrededor del castillo hacían que se vuelva de lo más precioso estar allí, o al menos lo era para una parte de los alumnos.

A pesar de verse tan bien, la primavera no era sólo flores, mariposas y bellos colores en Hogwarts. Junto con ella, estaban los exámenes TIMOs, y los alumnos de quinto año de todas las casas lo único que hacían era rondar desesperadamente por el castillo durante esos días.

La biblioteca estaba que explotaba de la cantidad de alumnos, porque claro, una cosa es estudiar para los exámenes finales del año, y otra muy diferente eran los TIMOs, donde se tomaban los contenidos de todos los años que pasaron en Hogwarts.

Desde el primer día hasta la última clase, todo lo que hayan estudiado los magos y brujas más pequeños debían demostrarlo en la teoría y práctica de cada asignatura a la que hayan participado.

Obviamente, no era un ámbito para nada tranquilo. La ansiedad, los nervios y la frustración, entre otra infinidad de sentimientos, estaban presentes en cada alumno en diferentes niveles.

Por ejemplo, Nate Horowitz, quien estaba tratando de tomárselo con la mayor tranquilidad posible, venía estudiando desde las vacaciones de verano cada unidad de cada asignatura durante cada día; al igual que Emma, quien indirectamente estudiaba y repasaba temas vistos durante sus cinco años ayudando a los alumnos más pequeños del castillo.

De todas maneras, no todos lo tomaban de la misma forma: Blair Luscher había salido furiosa luego del teórico de Transformaciones por no haber podido llegar a responder todas las preguntas y terminó convirtiendo en cerdo a un Slytherin de primer año que pasó junto a ella riéndose de sus quejas, y, obviamente, ganándose un castigo por ello.

Otro caso era el de Grace Dhoson, quien dedicó sus tardes a estudiar en la biblioteca mientras lloraba en medio de todo ese silencio. También estaba el caso de Samantha Ross, quien antes de entrar a su examen de Defensa contra las Artes Oscuras tuvo un ataque de pánico en medio del pasillo.

Faltando pocos días para los últimos dos partidos, los capitanes de todos los equipos de quidditch habían suspendido los entrenamientos por esas semanas para dedicarle el 100% de su tiempo a los estudios. Algo muy frustrante para Oliver Wood.

Pero, no todos se lo tomaban de forma tan estresante. Podría decirse que el único alumno de quinto año que no estaba apunto de explotar de los nervios era Tommy Collins, quien se la paso jugando a las cartas en solitario en la sala común o en los campos de Hogwarts.

Su prima, en cambio, muy bien preparada, había llegado al punto de hablar sola por los pasillos, diciéndose a sí misma lo que había estado repasando durante esos días. Una semana antes de los TIMOs, las tutorías habían sido suspendidas por tiempo indefinido. No sabía muy bien cuánto le llevaría estudiar cinco años de materias, pero por suerte su memoria no le venía fallando y recordaba la mayor parte de lo que leía.

- No puedes mezclar ojos de serpiente con colas de rata. Hay algo que no funcionará en la poción - se decía a sí misma mientras caminaban por el pasillo - Busca otra opción. Snape no perdonará ni una pequeña equivocación -

- ¿Cómo que no hay que hacer eso? - preguntó Grace asustada.

- Está hablando sola otra vez. No le prestes atención - le dijo Xixi, mientras leía sus apuntes sin mirar por donde caminaba.

𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒊 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒚𝒐𝒖 {𝒐𝒍𝒊𝒗𝒆𝒓 𝒘𝒐𝒐𝒅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora