treinta y siete

370 31 7
                                    

Tommy observaba con cansancio a Grace, quien tenía la vista puesta en sus cartas, analizando cuál era la adecuada para escoger. Él bufó.

- Grace, ¿tienes algún dos? - preguntó harto.

La chica miró rápidamente todas las cartas que tenía entre sus manos.

- No - respondió.

- Entonces debes tomar otra carta - la chica le hizo caso - Pero ya pasó tu turno, ahora me toca a mi. Y como esta es mi última carta, creo que gané - agregó con una sonrisa.

- ¿Otra vez? - preguntó confundida.

- Otra vez - afirmó Tommy, mientras tomaba su mazo de cartas y lo que habían apostado - Hay personas que simplemente nacieron para esto, Grace. No te deprimas, pronto aprenderás -

- Tommy, devuélvele el dinero a Grace - le llamó la atención Emma, quien estaba leyendo un libro junto a ellos.

- Yo lo gané justamente - respondió él.

- Para ganar algo justamente no tienes que hacer trampa -

- Yo no hice trampa -

- Te vi cuando hechizaste las cartas para que se escondieran en tus mangas. No intentes engañarme - le dijo Emma mientras lo miraba fijamente - Devuélvele las cosas a Grace -

Tommy bufó y le devolvió el dinero y las golosinas que habían apostado a Grace.

Emma deshizo el hechizo de Tommy, y de sus mangas, comenzaron a salir volando el resto de las cartas que le faltaban al mazo. Él la miró serio, mientras que Grace se sorprendía de todo.

- ¿Realmente me hiciste trampa? - preguntó indignada.

- Uno hace lo que tiene que hacer - se defendió Tommy, mientras levantaba sus manos.

- Chicos ¿terminaron? Ya están los carruajes - los llamo Nate, quien estaba con su mochila y su maleta listo para regresar a casa.

Los tres chicos asintieron y, tras tomar sus cosas, siguieron al prefecto a la salida del castillo.

Emma, en ese corto recorrido hacia la salida del comedor, observaba como en la mesa de Gryffindor, Meg abrazaba con mucha fuerza a Oliver, quien se lo veía muy feliz debido a la enorme sonrisa que llevaba en su rostro.

Suspiró con tristeza.

No habían pasado mucho tiempo juntos desde el encuentro en la casa de los gritos. De hecho, juraba que esa había sido su última interacción sin Meg. La Hufflepuff se había vuelto realmente muy cuidadosa con el chico, eran muy pocas las chicas que se podían acercar a Oliver cuando ella estaba cerca.

A pesar de que ambos continuaban compartiendo clases, no hablaban. Era como si esa extraña relación que ambos tenían se hubiera desvanecido luego de la visita a la casa de los gritos.

Y lo peor de todo, el beso que ambos se habían dado durante la fiesta de Ravenclaw no salía de la mente de Emma y la atormentaba cada vez más.

En el camino hacia la salida del castillo, los cuatro Ravenclaw se encontraron con Blair y Samantha, quienes venía de dejar sus libros de la biblioteca y las cuales también estaban preparadas para volver a casa.

- ¿Me vas a extrañar en las vacaciones? - preguntó Samantha mientras entrelazada los dedos de su mano con los de Tommy.

- Por supuesto. No hay nada que me ponga más triste que eso - le respondió el chico y luego la beso.

- Bueno, no te preocupes. Ya me estoy encargando de tu regalo y estoy más que segura que te encantará -

- No olvides enviarlo a la dirección de Emma. Navidad lo pasamos en Nueva York - le recordó.

𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒂𝒚 𝒊 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒚𝒐𝒖 {𝒐𝒍𝒊𝒗𝒆𝒓 𝒘𝒐𝒐𝒅}Where stories live. Discover now