Kyungsoo 1/4

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Oh, Dios mío. ¡Lo ha hecho! Me quedo
mirando mi teléfono. Estoy entre reír,
gemir o irme corriendo al sex shop más
cercano a comprar un vibrador, porque
joder, joder, joder, Kim JongIn tiene el
cuerpo más sexy del planeta.

Estoy de pie, en medio de la emisora
de radio, con la lengua fuera; probablemente no sea la conducta más apropiada para estar en el trabajo, pero técnicamente hoy no estoy trabajando.

Acabo de llegar para ir con Morris a comer. Y es que ni siquiera me importa estar babeando en público… La foto es ASÍ de deliciosa.

El pecho desnudo de JongIn me tienta desde la pantalla del teléfono, los músculos definidos, el poco vello justo entre sus pectorales perfectamente formados, el abdomen ondulado. Dios, y sus bóxers están tan apretados contra su ingle y sus muslos que puedo ver el contorno de su…

—Bueno, bueno. ¡Joder! —dice la voz de Morris. Parece encantado. Pego un respingo, sorprendido, y a continuación me giro para ver cómo se acerca sigilosamente a mí por detrás.

A juzgar por la diversión que muestran sus
ojos, está claro que se ha asomado por encima de mi hombro y ha visto la foto
que estaba mirando.

—Tenía dudas de que fuera a conseguir esa —comenta Morris, sin dejar de sonreír como un tonto—. Pero.obviamente, no debería haber dudado de él. Ese tío es una fuerza imparable de la naturaleza. Entrecierro mis ojos.

—¿Te ha contado lo de la foto?

—En realidad me ha contado lo de toda la lista. Estuvimos juntos anoche (por cierto, Kimorris  está a punto de hacerse con el control de Brooklyn) y no paró de gemir y lloriquear porque no era capaz de localizar un sofá de terciopelo rojo.

—Morris se encoge de hombros—. Me ofrecí a ponerle una manta roja al sofá de mi salón comunitario y hacer algunas fotos, pero me dijo que tú considerarías eso hacer trampa y le privarías de tu amor.

Ahogando un suspiro, meto el teléfono en mi bolso y después atravieso la.habitación hasta llegar a la mininevera y cojo una botella de agua. Desenrosco el tapón, esforzándome al máximo por ignorar el disfrute total que Morris está obteniendo con todo esto.

—Cómo me molaría ser gay o doncel —dice con tristeza.

Una risita se me escapa. —Ajá, continúa. Estoy dispuesto a seguirte por esa madriguera y ver a dónde conduce.

—En serio, Kyung, amo a ese tío. Me
pone. —Morris suspira—. Si hubiera
sabido que existía, no te habría pedido
salir.

—Oh, gracias.

—A ver. Eres increíble, y te echaría un polvo sin pensármelo, pero no puedo competir con ese tío. Él funciona a un nivel totalmente distinto cuando se trata
de ti.

Es curioso. Después de nuestra breve y fallida cita, la amistad entre Morris y yo se  ha estrechado. A veces la sensación de culpa por besar a JongIn en la fiesta de Sigma todavía emerge, pero Morris no me ñ deja que le pida disculpas más veces.

Él insiste en que una mísera cita no cuenta como una relación y que, por lo tanto, ese beso no cuenta como adulterio. Además creo que lo siente así de verdad.

También creo que probablemente haya sido mejor que no comenzásemos nada, porque me he empezado a dar cuenta de la forma en la que mira a Kawangsoo, y estoy bastante seguro de que realmente ÉL es el único al que quiere echar un polvo.

¿Y yo? Quiero esa cita con JongIn más que nada en este mundo, y me arrepiento de todos estos aros que le estoy haciendo saltar, porque, sinceramente, me ganó al segundo de enviarme ese poema.

Y está claro que quiere esta cita tanto como yo, o de lo contrario no habría invertido tanto esfuerzo en el collage más alucinante que he visto nunca. Ni en los corazones de origami.

Ni en las rosas que tiñó con colorante alimentario hasta casi matarlas para que
fueran azules.

¿Y ahora la foto sexy en el diván? Su tenacidad es francamente inspiradora.

—¿Sabes qué? —le digo lentamente
—. Me siento mal por decirle que haga
todas esas cosas cuando los dos sabemos que le voy a decir que sí a la cita. Creo que debería decirle que no se moleste con el último punto.

—No lo hagas —dice Morris al instante.
Mi frente se arruga.

—¿Por qué no?

—Razones puramente egoístas. —Se
ríe—. Tengo curiosidad por ver qué se
le ocurre.Aprieto los labios para luchar contra la risa que quiere salir.

—Honestamente… yo también.

Jajaja pobre JongIn quieren verlo sufrir, bueno yo también.

Aquí comienza el maratón.

Nos leemos en un rato más.

💋

Tu y yo (Kaisoo)Where stories live. Discover now