Kim JongIn

365 45 8
                                    

¿Vienes a mi resi esta noche? He estado mirando el mensaje de texto de Kyungsoo desde que salí de la ducha. Y eso fue hace, oh, treinta y ocho minutos. Espera… Miro el reloj despertador. Ya son treinta y nueve
minutos.

Debería responder. No he hablado con él desde el jueves. Por supuesto, no es una cantidad inmensa de tiempo, teniendo en cuenta que es sábado y que tenía planes para cenar con su padre ayer. Así que, técnicamente, solo he estado evitándolo durante un día y medio.

No obstante, él no sabe que lo estoy  evitando. Si lo supiera, no me habría invitado a su residencia. Así es como yo lo veo. Tengo tres opciones.

Opción 1: no hacer caso de la invitación. Y si vuelve a escribir otro mensaje, ignorarlo también. Y luego seguir ignorándolo, hasta que pille que no estoy interesado, lo cual es una mentira enorme, porque SÍ que estoy interesado.

Me divierto con él y, si no estuviera tan jodido en la cabeza por la movida esta con Minseok, sin duda seguiría viendo a Kyungsoo. Joder, no debería haber permitido que sucediera la cita improvisada del jueves. No es justo haberle dado falsas esperanzas.

Lo que me lleva a la opción 2: responder el mensaje y rechazar la invitación. Decirle que no puedo verlo más porque (inserte su excusa de mierda AQUÍ).

Excepto que…, bueno, excepto que me han despachado por mensaje alguna vez y es una puta mierda. Y eso nos lleva a la opción 3: ir allí y hablar con él en persona.

Esa es la opción madura, por la que sin duda debo optar. Pero la idea de vislumbrar la más mínima pizca de dolor o decepción en sus ojos me revuelve el estómago.

Sé un hombre de una vez. Mierda. Supongo que es hora de ponerme los pantalones de chico mayor. Sé un hombre, sé fuerte, apechuga y esas cosas. Después de nuestra noche en la torre de agua, Kyungsoo merece mucho más que un «no» por mensaje.

Ahogando un suspiro, tiro la toalla con la que me he estado cubriendo los últimos… cuarenta y dos minutos ya. Cojo unos bóxers y unos pantalones vaqueros limpios, me los abrocho y me pongo el suéter negro que mi madre me regaló por Navidad.

Me queda más justo que las camisetas que normalmente uso, pero es el primero que encuentro en mi cómoda y tengo demasiada prisa como para cambiarme.

Cojo el teléfono de la cama y escribo
a Kyungsoo.

Yo: ¿Cuándo?

Él: Ahora, si quieres.Lo subraya con un emoticono sonriente. Mierda.

Yo: Voy.

Diez minutos más tarde, apago el motor
de mi coche en el aparcamiento que hay
detrás de la zona residencial del campus
y me dirijo andando a la Residencia
Fairview.

Cuando llego a la puerta, me siento abrumado por la duda. Y por una dosis importante de nervios. Tomo una respiración profunda. Joder, no es que vaya a romper con él. No somos pareja.

Simplemente estoy haciéndole saber que mi situación no es la mejor para continuar con lo nuestro en este momento. No quiere decir que hayamos acabado para siempre. Es solo que… hemos «acabado para ahora mismo».

«¿Acabado para ahora mismo?» Brillante, tronco. Vas a asombrarlo con tu prosa lírica.
Llamo con el puño en la puerta, armado con mi super impresionante discurso de despedida, pero cuando se abre no tengo oportunidad de abrir la boca.

En realidad, borra eso, rectifico: no tengo oportunidad de decir ninguna palabra. Mi boca sí que está abierta, porque Kyungsoo tira de mí hacia su dormitorio oscuro y me besa. Si mi boca estaba cerrada, ¿cómo se supone que ha podido meter su lengua dentro?

Tu y yo (Kaisoo)Where stories live. Discover now