Kim JongIn

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Entro en mi habitación después de mi
ducha matinal y escucho el tono de
llamada en mi teléfono. Como toda la
gente de mi edad solo envía mensajes,
sé exactamente quién está al otro lado de
la línea sin mirar la pantalla.

—Hola, mamá —saludo, sujetando el
borde de mi toalla mientras me dirijo a
la cómoda.

—¡¿Mamá?! Dios Santo. ¿Así que es cierto?

Creía haber dado a luz a un bebé precioso hace veintiún años, pero eso parece un recuerdo lejano, porque si de verdad tuviese un hijo, probablemente me llamaría más de una vez al mes, ¿no te parece?

Me río a pesar de la punzada de culpa
que se me clava en el pecho. Tiene
razón. He sido un desastre de hijo
últimamente; demasiado ocupado con la
postemporada y los trabajos de clase del
semestre como para llamarla todo lo que
debería haberlo hecho.

—Lo siento —le digo con verdadero
remordimiento—. Siempre es una locura
al final del semestre.

—Lo sé. Y por eso no te he estado molestando. ¿Estás estudiando mucho para los exámenes?

—Por supuesto. —Sí, ya. Ni siquiera
he abierto un libro todavía.

Mi madre lee la realidad que esconde
mi evasiva respuesta.

—No le tomes el pelo a tu madre,
JongIn.

—Vaaale. No he empezado todavía
—admito—. Pero sabes que trabajo
mejor bajo presión. ¿Puedes esperar un
segundo?

—Sí.

Dejo el teléfono y me quito la toalla, después cojo unos pantalones de chándal
y me los pongo. Mi pelo sigue mojado y
salpica gotas por mi pecho desnudo, así
que me froto la cabeza con la toalla antes de coger el teléfono de nuevo.

—Ya estoy —le digo—. Y bueno, ¿cómo va el trabajo?, ¿qué tal está MinJoon?

—Bien y genial.

Durante los siguientes diez minutos
ella charla sobre su trabajo —es la
gerente de un restaurante en Boston— y
después me comenta lo que ha estado
haciendo mi padrastro.

MinJoon  es contable y es tan aburrido que a veces hasta duele estar cerca de él. Pero
también quiere a mi madre con todo su
corazón y la trata como la reina que es,
así que me resulta imposible odiarlo.

Al cabo del rato saca el tema de mis planes de verano, con ese tono cauteloso que siempre utiliza cuando habla de mi padre.

—¿Así que entiendo que vas a trabajar con tu padre otra vez?

—Sí. —Hago un esfuerzo por parecer
relajado. Mi hermano y yo nos pusimos
de acuerdo hace mucho tiempo en
ocultarle la verdad a mamá.

Ella no necesita saber que papá está
bebiendo otra vez y me niego a sacar esa
mierda de nuevo. Mi madre salió de eso
y necesita QUEDARSE fuera.

Se merece ser feliz y, a pesar de lo aburridísimo que es, MinJoon le hace feliz.
Kim Juwon en cambio le hizo desdichada. No la pegó ni abusó de ella verbalmente, pero era mi madre la que tenía que ir solucionando sus papeletas.

Fue la que tuvo que lidiar con sus rabietas de borracho y sus constantes visitas al centro de desintoxicación. La que lo arrastró esa vez por el pasillo cuando llegó a casa totalmente pedo y se desmayó en el vestíbulo.

Joder, nunca olvidaré esa noche. Yo tenía ocho o nueve años. Mi padre llamó a casa a las dos de la mañana y se puso a gritar e insultar como un loco y empezó a ponerse supernervioso, porque se había puesto hasta arriba de alcohol en un bar, se había metido en el coche y no tenía ni puta idea de dónde estaba.

Tu y yo (Kaisoo)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ