16. Loca Esperanza.

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11 de Septiembre de 1985.

8:40 PM.

El pilar de luz carmesí se alzaba tan alto desde la tumba del conejo que era visible desde fuera del cementerio. Aquella era una primera señal. El Ejército de Bella Nocte permanecía atento y en guardia, cada hechicera estaba lista para ejecutar el plan maestro del león, esperando su segunda señal... La que no llegaba. Desconocían qué clase de infortunio acababa de caer sobre su padre y todo Wonderland.

—¿Qué es esto? —preguntó el joven dragón empapando sus manos con el extraño líquido oscuro que fluía desde la herida abierta en la nuca de Agust. Carne, hueso y sangre eran nuevos para él— ¿Está...

Atónito, el olor aceleraba instintivamente su corazón, dilataba sus pupilas hasta cubrir sus ojos completamente de negro. ¿Aquel hombre era su amigo el gatito Blanco Nube? Por su aroma no lo confundiría, pero ese otro olor... Desataba sensaciones fuertes que lo asustaban.

¿Lo había matado? ¿Qué diablos acababa de pasar?

—Cálmate —Louis, sosteniendo el cuerpo flácido en su regazo, advirtió al príncipe de un salto al ver desaparecer el último fragmento azul de sus ojos. Sostuvo su brazo y habló con ahínco para que no se levantara—, no te precipites; esto es demasiado serio ¡No podemos actuar sin pensar o todo va a empeorar como ni imaginas!

Desesperado, que él mismo lo dijera no era nada alentador. Miedo y mil maldiciones llovían en su cabeza, temiendo no sólo morir sino desatar una guerra. Tendrían más de cuarenta problemas con los que lidiar y... «Oh, no; ellas están justamente aquí en el perímetro del cementerio ¡No hay forma de escapar! Y de regresar con Índigo la disputa estallará de todas formas... El Rey ¡El alma de ambos dragones está rota y oscurecida! Si las hechiceras los atrapan, los matarán... Sangre por sangre».

¿Cómo evitarlo? Sacudió la cabeza incesantemente, él era sólo una estúpida liebre vampiro y Vante un dragoncito incapaz de dar tres pasos sin tropezar... No, No había forma de escapar.

Sentado ante el vampiro, el príncipe permaneció petrificado. Apenas alcanzaba a procesar lo que significaba la muerte, y sin aviso la había provocado... «¿Es así?», luchó con la congoja en su pecho, tomando la mano inerte de quien ya no daba un suspiro. «Se pudrirá, como las fresas... Como Clement en su caja», apretó los dientes.

«No más gatito nube miau miau», su mentón tembló rodeado de lágrimas.

—Hay que enterrarlo —recordó aquella enseñanza con inocencia, sin dimensionar las consecuencias que tendrían sus actos más allá del dolor que causaba la muerte.

—Ah... —Louis salió a flote de su tormenta de pensamientos gracias a una no tan brillante idea.

«Tenemos que esconder el cadáver en el cementerio, sellarlo en una tumba donde nadie pueda olerlo, antes de fugarnos, ¡Y rápido!», consideró viendo una ínfima luz al fondo del túnel de desgracia en el que el principito estaba convirtiendo su vida. «Moshie puede ayudarnos a escapar del reino, pero cómo... ¿Cómo escapar del cementerio?».

Mientras el vampiro buscaba soluciones con sangre fría, Vante se hundía en su propia mente. De rodillas en el suelo sentía su cuerpo temblar, el aire escasear y su vista nublarse... Oído y olfato se sensibilizaban haciendo evidente la brisa rodando las hojas secas, podridas, por el suelo. Eran una burla para todo aquello que el ingenuo príncipe alguna vez creyó eterno.

«Muerte... No me gusta la muerte», su garganta cerrada comenzaba a temer siquiera soltar el llanto por aquel pensamiento, sintiéndose rodeado del aura oscura que, creyó, pertenecía a la muerte como un gran ente sobre las tumbas.

New WonderlandWhere stories live. Discover now