1. Otro intento fallido Madelen

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Madelen

La primavera está comenzando, las flores abren sus capullos perfumando el lugar que las rodea, haciendo que los transeúntes disfruten de su exquisito aroma, además de la belleza que le brinda al lugar, haciendo que los enamorados se inspiren y ese brillo especial en los ojos de los mayores sea más evidente.

Madelen recuerda que hace un año atrás, la primavera estaba empezando y se encontraban en ese hermoso castillo que ha sido cómplice de sus sueños y aventuras. Se sentía al fin completa y realizada, su pastelería estaba creciendo, su divorcio era un hecho y el hombre al que había amado en secreto, la estaba apoyando en cada paso ¿Qué más podía pedir?

Como nada es perfecto, le dio la noticia que tendría que irse al extranjero por todo un año, haciendo que todo se viniera abajo. Ese día se quedó dormida entre lágrimas, tenía esa sensación amarga en su pecho de que no volverían a verse y así ha resultado.

—Mamá, ya estoy lista —Alana corre hacia su madre.

Madelen sale de sus pensamientos y recibe a su hija con un fuerte abrazo, verificando que su uniforme esté bien puesto, ya que su hija quiere hacer las cosas por cuenta propia. Agarra las viandas de comida y junto a pequeña salen de la casa.

Es viernes al fin, los días de descanso se acercan, la pequeña Alana pasará el fin de semana con su padre y Pilar, a pesar de que ha pasado un año desde que se estableció la rutina, a Madelen le resulta difícil acostumbrarse a pasar el fin de semana sola en casa.

Entra a la pastelería consiguiendo a Pía, como siempre, de un lado a otro dirigiendo a las chicas nuevas. El olor a pastel recién horneado invade el lugar y los pocos clientes que ya empiezan a llegar disfrutan un bocadillo para acompañar con su café.

Después de saludar a todo el personal, se va directo a la oficina a revisar el papeleo ya que no quiere que algo quede pendiente por hacer y así no estar retrasada con algo, está organizando todos los pendientes que faltan por hacer, cuando escucha que abren la puerta.

—Jefa, llegaron unos chicos que se van a casar, quieren un pastel de doce pisos, fuente, muñecos y es para este domingo— le informa Pía entrando a la oficina, se le nota bastante estresada, ya que no es mujer paciente.

—¡Es tan demente! Es imposible hacerlo en tan poco tiempo, es viernes.

"Hay clientes que piensan que uno puede hacer un pastel de semejante dimensiones en un abrir y cerrar de ojos."

—Ya se los dije y el pastelero también, pero siguen insistiendo y la chica está llorando —le cuenta la situación actual, sabiendo que no terminará nada bien.

Cuando una novia llora a tan poco tiempo de su matrimonio es una mala señal, Por lo que Madelen decide salir y tratar de llegar a un acuerdo, una posición que nunca le ha gustado tomar, decirle no a los novios a tan poco tiempo para casarse.

Al acercarse a la mesa, corrobora que realmente está llorando la novia, frente a ella está uno de mis pasteleros mostrándole otras opciones. Es capaz de percibir la tensión en el ambiente y le es inevitable no ponerse un poco nerviosa.

—Buenos días, soy Madelen, dueña y pastelera del lugar —se presenta sentándose junto a ellos— Me informaron que se van a casar el domingo y quieren un gran pastel.

—Es este, es una réplica del pastel de mis padres, es lo que quiero para mi boda, es con lo que siempre he soñado —su novio le entrega un pañuelo para que seque sus lágrimas, su nariz ya está roja.

La novia le pasa una foto donde puede ver el modelo de pastel que quiere, realmente es bastante elaborado, tal como Pía se lo había descrito. Dirige la mirada a la novia y luego a la foto. Madelen ve aquello como una locura, ni trabajando las veinticuatro horas, podría lograrlo.

Mi amor de primaveraWhere stories live. Discover now