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Los aviones estaban llenado a una dirección, pero sin armas ni estrategias no sabían cómo detenerlos

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Los aviones estaban llenado a una dirección, pero sin armas ni estrategias no sabían cómo detenerlos. Lo'ak y Neteyam tomaron una de las cuerdas, pero éstas eran fuertes... Extrañamente fuertes. Iban a seguir tratando hasta que les comenzaron a disparar desde el aire. Las balas los alejaban cada vez más de la red de na'vi rojos.

Las cosas estaban siendo demasiado difíciles.

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T'xiva estaba sintiendo la presión en su espalda. Había mínimo dos o tres na'vi encima de ella, las rocas kik cuando están un tiempo prolongado a contacto de la piel comienza a quemar, y sus brazos le ardían igual que sus cosillas sintiendo el peso de su gente encima de ella, pataleando, gritando... Tratando de romper las cuerdas que parecían indestructibles.

—¡Padre ayúdanos!—escuchaba a sus hermanos y hermanas na'vi.

Quería llorar de la desesperación. Con fuerza trata de salir del fondo, necesitaba armar un plan, algo que los liberaría.

—Vamos por ustedes, T'xiva. Ya vamos, no te desesperes—le decia Neteyam. —Estarás bien, te voy a ayudar.

T'xiva no tenía la fuerza para contestar, solo trataba de sobrevivir a la presión.

Su corazón se detuvo un segundo para después comenzó a latir muy rápido. Árboles, estaban pasando el bosque, y ese bosque en especifico era por así decirlo una especie de frontera entre el desierto... y el mar.

En pocos segundos vieron a lo lejos el mar azul, tan grande, tan escalofriante. Era un lugar aterrador. Sin tierra cerca, sólo agua invasora.

¡No! ¡Alto Padre ayúdanos!—escucha a alguien gritar como loco.

¡No nos dejes morir, padre, por favor!—gritaban mientras se aferraba a los alambres de la red.

Estaban todos asustados. No tenían control de sus decisiones. Solo querían vivir.

—Neteyam dime que estas cerca—dice por su comunicador.

—Ya voy, ya...—la comunicacion se corto.

—¿Neteyam?—pregunto mientras se le formaba un nudo en la garganta. —¿Estas bien?... Contestame.

Está trataba de no llorar, veía a sus hermanos y hermanas llorar y suplicandole al avión que no soltaran la red... ¿A que hora dejaron de rezarle al Alto Padre? No se había dado cuenta que el Alto Padre no estaba ahí... Ese era territorio de Eywa.

Cerro los ojos esperando lo que sabía que pasaría. Si iba a morir, solo quería escuchar a Neteyam, al menos una vez más antes de ahogarse.

CORAZÓN DE ARENA | NeteyamKde žijí příběhy. Začni objevovat