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T'xiva guió a Neteyam

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T'xiva guió a Neteyam. El chico no sabía dónde restaba su árbol sagrado y se dio cuenta de eso hasta que salieron de la cueva de las madrigueras. Esta la guió mucho más haya de lo que había explorado antes.

El pasillo tenía rocas algo resbalosas, pero podía manejarlo.

—Llegamos—le dice T'xiva caminando dentro. Era una cueva con una luz roja natural.

Su árbol no era como el de los Metkayina o los Omatikaya, este estaba de cabeza. Parecía que en lugar de ser un árbol eran las raíces de este. Tenía una flor extraña roja, pero lo que más le sorprendió fueron las semillas del Alto padre sobrevolando un estanque bajo el árbol.

—Es hermoso...—murmura Neteyam entrando. El lugar era enorme, tenías que caminar un poco para llegar al estanque.

—¿Lo crees?—pregunta T'xiva inclinándose al estanque.

—Tengo una pregunta, si no quieres no la contestes...

—Dilo—le dice T'xiva poniéndose alguna del estanque a la herida.

—¿Quien es el Alto Padre?—le pregunta inclinándose con ella.

Está no lo ve, sólo se concentra en poner el agua en su brazo. Neteyam iba a meter la mano al agua cuando T'xiva de manera agresiva toma su muñeca impidiendoselo. Con ello ambos se cruzan de miradas asustadas. Ninguno de los dos sabía porque había actuado como lo hizo. En ese mismo momento, una se las semillas se posa en la mano de Neteyam.

—Eywa no protege el desierto—confiesa con voz tranquila mientras deja la muñeca de Neteyam. —Es demasiado salvaje y sin vida... Algunos creen que Eywa nos dio la espalda porque la arena no era igual de hermosa como lo son el mar y el bosque...

T'xiva gira la mano de Neteyam y la sumerge en el agua del estanque, logra hacer que capture un poco de agua. Neteyam estaba nervioso, pero con la mano empapada limpia la sangre del hombro de la chica temblando.

—Nuestro árbol de las almas se seco—confesó haciendo que Neteyam se paralizara. T'xiva volteo a verlo y inclina su cabeza. —... La gente comenzó a enfermar, las pocas cosechas a morir y los animales se volveron demasiado agresivos, cazando a personas de la arena por placer... Igrin, el Alto Padre nos salvo. El abuelo de mi abuelo se enterró en la arena buscando sabiduría de la madre Tierra, en cambio... El alto padre le dio una semilla—dice estirando su mano y una de las semillas se sentó en sus dedos. —Una de estas salió de su boca y beso todo dándole vida... Lo que siguió es historia y el tiempo nos dio este árbol volteado.

Neteuam vio el árbol admirado por lo que había dicho T'xiva.

—Gracias por contarme—le dice sonriendole.

—Deja de decir eso, es raro y no lo entiendo—le pide. —Te lo conté porque el Alto Padre te tiene estima, y respeto a mi gran señor. Te salve esta noche, Neteyam.

—¿De qué?

—El hombre que me corto, no tenía nada contra mi. Lo detuve de entrar a tu madriguera, se que quería matarte—le dice T'xiva seria. Neteyam, aunque si podría estar muy asustado, se relajo. Estaba seguro ahora gracias a T'xiva.

—Se que me dijiste que no dijera gracias, pero realmente te lo agradezco—le dice Neteyam viéndola. Esta desvía la mirada para ver el estanque. —En serio, por todo... Ni mi familia ni yo estaríamos vivos si no fuera por ti...

—Te doy la razón, no estarían vivos ahora de no ser por mi—eso hizo que Neteyam riera un poco. T'xiva lo ve detenidamente.

—¿qué sucede?—le pregunta Neteyam.

—Tu risa... Es... —está parecía no poder expresar lo que sentía o no encontraba las palabras. —, es eufórica.

—¿Eufórica?—pregunta confundido.

—No pares, sigue haciendolo.

—¿Qué?

—Reír—le dice T'xiva acercándose a él. Esta estaba a pocos sentimetros de su cara con los ojos viendo la boca de Neteyam. —Cuando la escuché no le puse atención, tus hermanos la opacan... Estando solos se escucha mejor.

—¿Te gusta escucharme reír?—le pregunta Neteyam sonriendo.

—Si, ¿Tienes algún problema con eso?—le pregunto con el ceño fruncido.

—No, estoy bien con eso—contesta levantando un poco las manos viéndola. —Tu no sueles sonreír...

—No—responde siempre. —Reír me parece estúpido.

—Te gusta escucharme reír.

—Es distinto, la risa no es mía—dice T'xiva poniendo distancia entre los dos.

—¿Algún día escucharé tu risa?—pregunta Neteyam recargandose en su brazo viéndola ponerse nerviosa.

—Si llegas a escucharme reír, puede que ya no quieras estar cerca de mí—confiesa viendo de nuevo el estanque. 

—Me agradas, T'xiva. Llevamos poco de conocernos, pero realmente me agradas. Yo te considero mi amiga—le dice tomando su mano aunque la chica lo ve con mala cara. —, No importa si tu risa es fea.

—Eres una criatura muy extraña, Neteyam... Y no lo digo por tus pies diminutos o la baja estatura de tu especie—le dice sin soltar la mano del chico. —, tienes comportamientos muy raros.

—¿Como cuáles?

—Sonríes demasiado—contesta. —Aquí no solemos hacer eso muy seguido. Nadie, de hecho... No creas que solo soy yo.

—Descuida. Ya lo note—le dice volviendo a reír un poco para parar de golpe al ver a T'xiva tan confundida. —¿Que te sucede?

—¿Que querrá el Alto Padre de ti?—dice viéndolo atenta. —Eres pequeño y escuálido.

—Debió ver algo bueno en mi, ¿no crees?—le pregunta sintiendo los dedos de T'xiva alejándose de su tacto.  —, ¿tu que vez en mi?

T'xiva se pone de pie al igual que él, está lo ve detenidamente. La luz roja del estanque era tan intensa que logró teñir la piel de Neteyam. Con ese color no era tan diferente a los t'wenxyie.

Esta sin pensarlo lleva su mano sin pensar al rostro de Neteyam para examinarlo.

—Deberías dormir, mañana será un día largo... —le ordena, pero antes de que se fuera como era costumbre Neteyam la detiene.

—Deja de evitarme, T'xiva, por favor. No se lo que te hice, y si te llegue a ofender, lo siento—le dice Neteyam si que T'xiva se atreviera a voltear para verlo.

Esta volteo lento para ver la cara de confusión del chico.

—Neteyam, me preguntas que veo en ti y la respuesta es simple—le dice y este suspira con pesadez esperando las respuesta. —... Solo te veo a ti.

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CORAZÓN DE ARENA | NeteyamOnde histórias criam vida. Descubra agora