-Todos somos diferentes, si fuéramos iguales seria aburrido.
. Donde Neteyam sobrevive para luchar. Los hombres del cielo son peligrosos, pero logra escapar, sin embargo... Esta muy lejos de casa.
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Jake y Neytiri regresaron a con el clan Metkayina por provisiones para poder volver y defenderse de los rojos. Los guerreros del agua ya habían regresado, Kiri y Lo'ak también estaban ahí.
—¿Dónde esta Neteyam?—pregunto Tuk siguiendo a sus padres. Estaba asustada por verlos tan alterados.
No fueron directo a casa, fueron a ver primero a Tonowari, el líder del clan para informarle sobre el paradero de su hijo. Le explicaron la situación, el peligro que corría y su urgencia por irse, sus otros hijos escucharon a la perfección el peligro en el que estaba Neteyam.
—Debemos ir—dice Lo'ak. —Tenemos que ayudar a Neteyam...
—Es el desierto, Lo'ak. No sabemos nada de él—dice persiguiendolo. Estaba yendo a donde habían dejado los ikran. —Si esos rojos son tan peligrosos como dice mamá. ¡EY!—lo detiene antes de que subiera al ikran.
—Quédate, con Tuk. Kiri, él me a salvado muchas veces, tengo que regresarle el favor—le dice Lo'ak viéndola. Esta con muchas dudas lo deja ir.
Neteyam era el mayos, y sabía cuidarse, pero era terreno desconocido y muy peligroso, sólo esperaban que estuviera todavía vivo.
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Neteyam se había caído de la criatura de la chica roja por tercera vez. La chica da un grito al cielo y baja para ponerlo de pie otra vez.
—Alto Padre, dime porque me hiciste salvar a este inútil— murmura. —¿No puedes sostenerte acaso?
—Esa cosa es muy rápida, y no hay de donde sostenerse—le dice sincero.
—Hay niños menores que tu o yo que lo hacen sin motadura—dice frunciendo el ceño. Con su mano saca uno de los pies de Neteyam del suelo y lo ve. —Pequeños, con dedos débiles. Inútiles en la arena.
—Eso me dijeron en el clan Metkayina, y resultó que soy buen nadador.
—La arena es distinta al agua—explica la chica. —Anda. Sube. Y no Miszi no es una cosa es un Wix.
La chica ahora lo pone en frente de ella. Está al ponerse detrás de él hace que la respiración del chico se entrecorte.
—Pon tus manos aquí—le ordena. Neteyam las pone encima de las agarraderas y la chica toma las que están más abajo. —Te recomiendo que cierres los ojos y la boca si no quieres comer arena.
Esta trato de obedecerla, pero no podía cerrar los ojos, quería ver hacia dónde iban.
—Xa—escucho a la chica. Miszi camino un poco y después sus alas comenzaron a moverse haciéndose más rápida.
