Capítulo 28.

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Nick Roux:

— ¡Nick, tu padre está aquí! — gritó mi madre.

Cerré mi laptop abruptamente. Había estado mirando vuelos en línea hacia New York, así podría luego tomarme un taxi hasta New Jersey. Porque quería verla, estaba en ese punto de la situación en la cual no entendía ninguna de las decisiones que había tomado.

¿Por qué no la dejé hablar?

¿Por qué estuve cerrado a su explicación si era lo que más quería?

¿Por qué la abandoné cuando ella más me necesitaba?

En su momento, solo le di importancia al sentimiento de traición y mentira. No podía evitar sentirme como un completo egoísta. Me paraba dos segundos para ponerme en su lugar y ya lo entendería todo... Debía de estar destrozada y yo no estaba ahí. ¿Lo peor de todo? Pasó un mes y recién me había dado cuenta.

Buscarla era lo mejor, aunque quizá ella ya no quisiera verme, las ganas de que ella supiera que yo todavía la quería era más fuerte que todo orgullo que podía llegar a tener.

Todo aquel sentimiento de culpa se adueñaba de mí rápidamente, como si todo el mes hubiera estado completamente ciego. Incapaz de darme cuenta de qué era lo que realmente quería.

En ese preciso instante, el golpe seco en mi puerta me hizo sobresaltar.

Mi padre estaba recostado en el marco de la puerta con el pijama ya puesto, había llegado de su gran viaje de trabajo en Latinoamérica y no había mejor satisfacción para él que quitarse el traje. Papá era muy simple en ese sentido, puedo jurar que si no fuera por mi madre él ni se acordaría de bañarse.

— ¿Se puede? — preguntó entonces sonriéndome de lado. Cuando un hoyuelo se formó junto a la curva de sus labios... Entendí por qué la mayoría me veía un parecido a él.

Le sonreí de oreja a oreja y fui en su encuentro, lo envolví en un cálido abrazo. Lo había extrañado muchísimo estos meses. Y ahora tendría a alguien más con quien hablar.

— ¿Cómo estuvo el trabajo, papá? — pregunté entonces soltándolo.

Él se encogió de hombros — Demasiadas reuniones, muchas encuestas empresariales... Y temas que ya no importan porque estoy aquí con ustedes. — Se limitó a responder.

Largué una risa apagada — Bueno... Te perdiste de bastante mientras no estabas.

— Tu mamá me contó que no estabas bien, y que cierta chica de ojos miel era la razón. — comentó — Así que resulta que nuestra querida Electra es una Firelook.

— Sí... Pero papá, acabas de llegar. Quiero que nos pongamos al día sin tener que tocar un tema pesado de primera. ¿Qué te parece salir a comer?

A él no pareció disgustarle la idea. Pero creo que lo que más le había sorprendido fue mi iniciativa para realizar un tipo de actividad. No solía hacerlo frecuentemente, menos después de lo de ella.

— Por supuesto, ¿de qué tienes ganas? — respondió en un tono emocionado. — ¿Salir a comer al restaurante de siempre, tal vez?

Me quedé pensativo durante unos segundos... Pero terminé asintiendo con la cabeza.

Salí al pasillo junto con él, mi madre estaba en la sala de estar recogiéndose el pelo en una media cola, como solía hacer siempre. Mi padre fue a su encuentro y la abrazó por las espaldas, se rieron y besaron, de la nada estaba deseando haberme quedado en mi cuarto. No estaba para el rollo de parejitas felices, porque yo no estaba feliz. Yo debía de estar así con mi Stalker ¿Por qué no estaba así?

Con tu AusenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora