Capítulo 26

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                                                                                 Nick Roux:

En casa, tirado en la cama sin absolutamente nada en la mente excepto la idea de viajar a verla. Ya un mes, dentro de poco sería entonces un mes y una semana. Como si mi subconsciente estuviera internamente contando cada respiro y segundos que no estoy a su lado. Hace tan solo veinticuatro días atrás estaba en una fogata, al menos rodeado de mis amigos, pero ahora siento que hasta eso perdí.

Me acuerdo entonces de como tuve que rechazar amablemente a Camille, porque a pesar de ser una estupenda chica... Jamás sería Electra.

Qué jodido y patético se siente. Pero ya nunca, nadie, jamás. Podría igualarla a ella.

Mi madre tocó la puerta, y entró sin escuchar mi respuesta. Se encontraba con unos de sus vestidos floreados y un moño. Se acercó a mí de brazos cruzados, pero con la mirada extrañamente suave. De pena.

— Nick son las tres de la tarde... Dime que has dormido durante la noche al menos — espetó sentándose en la cama.

No había pegado un ojo en toda la noche, mi cara era igualita a la de un mapache. Sin embargo, asentí con la cabeza mintiendo.

— ¿Dices que debería ir a verla? — pregunté mirándola con los ojos vacíos.

Ella suspiró — No lo sé...

— El abuelo sabría qué decirme — protesté.

Lena abrió su boca sorprendida.

— Nick...

— No — la interrumpí — No me vengas a decirme que él ya no sufre y que aunque no lo note él sigue aquí porque... ¡No lo veo! ¡Aún no logro verlo! — me levanté de la cama, frustrado.

— Tienes que calmarte — se levantó junto a mí.

— ¡NO! ¿¡Dónde está, mamá!? ¿¡A dónde se fue!? ¿¡Por qué nadie puede darme una respuesta!? — grité totalmente descontrolado.

— Nick, ¿qué está pasándote? — susurró en tono bajo.

— ¡Es tu suegro! ¿Por qué no te importa? — mis ojos se llenaron de lágrimas y mi garganta ardía.

Supongo que, cuando todo se sale del equilibrio. La cosa más inestable de ti se da a conocer. Perdí a mi abuelo el día antes de conocerla, ¿irónico no? Un funeral, una de las personas más importantes de mi vida yéndose para siempre... Luego una canción y besos en París. No tuve tiempo a procesar, y luego simplemente no hablé de ello. Y justo en ese momento donde me estaba derrumbando y ya no tenía fuerzas él que tenía las palabras justas ya no estaba, Gerald Roux, mi abuelo ya no estaba. Mi corazón se destrozaba y esparcía por el suelo cuando la gente solía decirme que él no me dejó.

Pero si él no me dejó, ¿por qué ya no puedo sentirlo? Sí seguía allí, ¿por qué siento que una parte de mí se desvaneció junto a él?

— Tú sabes que él me importaba muchísimo— respondió ella serena, mirándome con cautela.

Sentí mi mente febril.

— ¡Para de hablar de él como si estuviera...!

— ¡Él está muerto Nick! — dijo entonces mi madre. Palideciendo mi rostro. Se acercó a mí — él ya no está cariño, y sé que es triste...

— Vaya ahora quieres hablar de que está muerto. ¿Entonces por qué no parabas de decirme que él no se fue eh? — le espeté con furia.

Comencé a rebuscar irónicamente entra las sábanas, arrancándolas del colchón. Luego tiré todas mis pertenencias del escritorio.

Con tu AusenciaWhere stories live. Discover now