Capítulo 25.

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                ¡Advertencia!

1-Este capítulo contiene temas sensibles como: Violencia intrafamiliar y ataques de pánico. Si estos temas te afectan, recomiendo que saltees el capítulo por tu comodidad y bienestar emocional.

2- Todos estos temas serán tratados con la seriedad que merecen, como recién están adentrándose en la trama aún no están del todo desarrollados.

3- Si estás en una situación similar, NO ESTÁS SOLO. Acércate a gente de confianza, habla, aunque sea difícil, la ayuda de alguien puede ayudarte a tomar las medidas necesarias. Mi corazón está contigo. Y si quieres hablarme con gusto te ayudaré como pueda.

Línea de ayuda (Uruguaya):

ASSE - A dos meses de creada la Línea de Apoyo Emocional 0800 1920.

Ahora sí... Sin más que aclarar, que disfrutes del capítulo.

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                                                       Una... Dos...

Tres semanas sin él. Pronto será un mes, el tiempo aún seguía congelado en mi consciencia. Sin trabajar, echada en casa entre una mezcla de sentimientos de tristeza y culpa. Nada de felicidad. Eric se estuvo encargando de venir a verme todos los días para asegurarse de que no solo seguía viva... Si no si estaba comiendo. Su apoyo inexplicable me ayudó muchísimo en ciertos aspectos, estaba hecha mierda, pero al menos no del todo sola.

Mis padres se las han ingeniado para venir a verme también, pero con el correr de los días se les hacía imposible pasar a visitarme sin cantidad de paparazzi rastreándolos. Jane siguió insistiendo en golpear la puerta, pero seguía sin responderle a nadie, ni siquiera a Bella. Y no es porque no quisiera, cada maldita cosa que fuera capaz de realizar me recordaría a él. ¿Lo peor de todo? Fue cuando una semana atrás recibí una llamada de su parte, mi corazón tuvo un leve infarto.

¿Es que acaso sigues pensando en mí? ¿Hay esperanza?

Cuando le devolví la llamada, me llevó al buzón de voz. Me había llamado y arrepentido al instante, quizá me extrañaba. Pero no era motivo suficiente para querer volver. Eso me hizo decaer aún más. Odiaba seguir en descenso, solo quería que todo se detuviera, al menos por unos segundos.

En ese momento de cuestionamiento, Kinsky abrió la puerta con su bolsa de mandados. Lo miré desde la cama (porque ahora tenía la voluntad de echarme ahí, no en el piso). Estaba con su típico traje, con la mirada seria y lentes de sol. Tenía demasiada voluntad como para salir de la empresa y pasar toda la tarde conmigo, en especial por las toneladas de llamadas que le llegaban para que se encargue de ciertos asuntos a distancia. Y también no recibía demasiadas charlas interesantes de mi parte...

— Hola, Electra — saludó con una sonrisa automática.

Le devolví el gesto. Él apoyó la bolsa sobre el mármol y vino directo a la cama para sentarse junto a mí.

>> ¿Y? ¿Cómo te sientes hoy?

— Un poco más miserable que ayer — lancé una sonrisa sarcástica mientras me enderecé para quedar a su altura.

— ¿Sigues pensando en aquella llamada de Mr. Francia? — sus labios estaban en una fina línea.

Suspiré

y asentí — Es que se me hace imposible no acordarme de eso. Me da un mínimo de esperanza...

Eric se enderezó sobre sí.

Con tu AusenciaWhere stories live. Discover now