Capítulo 18.

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               ... Como lo merecía ... 

Martes en la noche... Estaba corriendo con mis dos enormes valijas de un lado para el otro. Iba a viajar a Francia de vuelta e iba a decirle a Nick todo. De hecho, lo segundo era lo que me traía de los nervios. Para ser honesta había practicado más de siete discursos diferentes y hecho una lista de pros y contra de cada uno para saber cuál elegir.

No quería arriesgarme de esa manera, de que él me desechara luego de ese hermoso vínculo que crecía día a día junto a nosotros. Tenía mucho que cambiar y mejorar, pero encontrarlo me hizo entender que lo podía hacer por mi misma, porque quería dejar atrás todo ese pasado que me había destrozado mentalmente. Ir a ese viaje iba a marcar un antes y un después en la relación entre Nick y yo.

O me perdonaría y seguiríamos juntos, o todo se acabaría en ese instante.

Volví a revisar tener todo listo para en dos horas ir a la mansión de mis padres. Me senté con Timbó en el regazo, miraba para todos lados, mi respiración era un desastre. Ni siquiera podía procesar que el momento había llegado. Estuve intentando correr de la responsabilidad de mis mentiras, pero ya había llegado demasiado lejos. El sonido del timbre me despertó de mi ensueño.

— Vinieron por ti — Miré a Timbó.

Él maulló en respuesta.

Lo sujeté en mis brazos y me dirigí a la puerta. Al abrirla la radiante sonrisa de Jane se hizo presente, iba vestida con su típico poncho de colores y el moño sujetando su canoso cabello. Sus lentes oscuros tapaban sus ojos, siempre tuve la curiosidad de saber de qué color eran.

— ¡Electra querida! — saludó extendiendo sus brazos.

Fui directo a ella dejando a Timbó en un brazo para poder abrazarla con el otro.

— ¿Cómo te encuentras hoy, Jane? — pregunté sonriente.

— Me siento maravillosa, al menos ahora voy a tener compañía por casi una semana — se encogió de hombros.

No voy a negarlo, me dio mucha pena oír eso.

— No dudo que está en buenas manos contigo — le pasé a Timbó con cuidado y ella lo agarró con un brazo. Él le lamió la mejilla.

Me sentía feliz que él la quisiera tanto como yo, Jane siempre cuidaba de Timbó como si fuera uno de sus nietos. Jamás entendí por qué nadie de su familia se hacía un rato para visitarla, realmente se sentía sola. Por más de que la invitara a comer seguido y yo fuera a su casa, estaba segura de que no es lo mismo que con la familia.

Un sentimiento amargo de que quizá pueda terminar así de sola invadió mi mente.

— Le compré unos juguetes para asegurarme de que no se aburriera — Mencionó.

Quizá lo consentía demasiado.

— Oh, no era necesario Jane — protesté.

— Ya está hecho — le quitó importancia — ¿Estás lista para volver a Francia?.

No, no lo estaba. Pero debía hacerlo.

— Debo de estarlo, tengo que reencontrarme con Nick — me limité a responder.

Una sonrisa pícara se asomó a su rostro.

— Oh ese chico... Únicamente espero que terminen juntos de una vez — se dio la vuelta para volver a su apartamento.

Espero lo mismo...

>> ¡Suerte en tu viaje querida! Luego me lo contarás todo.

— Adiós Jane, que pases bien la semana — me despedí.

Con tu AusenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora