Capítulo 18 - Traiciones

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Paradis. Liberio. Dos lugares separados por un océano tan grande como sus diferencias... o más bien, por sus creídas diferencias. Aunque ya habían visitado Marley en distintas ocasiones en el pasado, ahora ellos iban solos, sin la ayuda de Paradis. Reiner y Eren se infiltraron en Liberio, queriendo mantener una conversación con Bertolt y Zeke, respectivamente. Eren nunca había hablado con Zeke más allá de cuando lo capturó en Shiganshina, era Yelena quien hacía de intermediaria entre ambos. Y Reiner, desorientado como siempre, como si el dolor lo estuviera presionando continuamente, quiso encontrarse con Bertolt.

Durante su estancia, antes de que Reiner se quisiera acercar a Bertolt, lo vio pasar, junto a cuatro niños: Falco, Gabi, Udo y Zofia. Debían de ser candidatos a guerreros, para heredar un poder titánico. Reiner se estremeció al ver a Gabi, quien, por casualidades de la vida, se trataba de su prima.

—Yo voy a heredar el Titán Colosal —dijo Gabi, a sus compañeros—. ¡Voy a salvar el mundo!

Recordaba muy poca de ella. La última vez que la vio solo tenía tres años, no era más que una niña pequeña que apenas sabía hablar. Ahora era una guerrera, con paso firme, portando un fusil. Se quedó observando, solo observando.

Días antes del incidente que pretendían crear Reiner y Eren, en especial este último, y muy especial, el comandante Magath se reunió con David Arlert, el comandante de la nación de Iberian. Justo había finalizado una guerra contra las naciones del sur, la segunda que tenían con ellos después de diez años. Toda la problemática de la falta de titanes por parte de Marley desarrolló una serie de conflictos diplomáticos con varios países, que acabaron con otra guerra. Era raro que Marley no estuviera en conflictos. Sin embargo, siempre conseguían la victoria. Pero esta guerra fue distinto dada los avances para frenar a los titanes. Si pudieron ganar, fue gracias a la alianza otorgada por iniciativa de Arlert.

Iberian siempre había sido un país aislacionista. Nunca, o al menos en la recién historia, había abierto sus puertas al mundo. Aun así, tres años atrás se abrió al exterior y decidieron aliarse con Marley, ayudándolos a buscar la victoria. Aun con todo eso, nunca parecieron pedirle nada a cambio. A Marley les extrañaba, nadie en su sano juicio se aliaría con un país en medio de una guerra sin esperar nada a cambio. Pero nada les hacía sospechar, ya que las acciones de David Arlert, de Iberian, parecían nobles.

El sol se ocultó tras las montañas y la multitud se comenzó a congregar en la plaza, detrás de muchos líderes, sentados en unas butacas que formaban filas. Era el día en el que Willy Tybur iba a dirigirse a todos los líderes mundiales, o al menos a los que habían querido presentarse. Líderes de distintas naciones, que hasta hacía meses o incluso semanas  estaban en conflictos abiertos, ahora conversaban bajo un mismo foco, un nuevo miedo que Tybur planeaba utilizar: el Titán Fundador ya no formaba parte de los Fritz. Tybur ya habló con algunos dirigentes, como Magath, mencionando que Marley necesitaba un nuevo Helos. Un héroe que salvara al mundo.

Gabi se aproximó al resto de candidatos, que estaban junto a Bertolt, Zeke, Pieck Finger, y Porco Galliard, nuevo titán Mandíbula. Todavía estaban acabando de ultimar el escenario donde se iba a presentar Tybur, y Gabi fue directa a Bertolt. Le pidió que lo siguiera y este aceptó, todavía no había empezado la intervención de Tybur. Se encaminaron por unas calles, no muy lejos de la plaza, hasta que Gabi, con un rostro extrañamente curioso, le indicó a Bertolt una figura que la luz no tardó en revelar. Era Reiner.

Willy Tybur salió finalmente al escenario, y todos se levantaron con unas ovaciones que se escucharon por todo el continente. Hizuru, medio Oriente... casi todos los países, aliados o no, quisieron escuchar aquello que Tybur quería anunciar. También estaba David Arlert, de la nación de Iberian. Aplaudió, escrutando a los parlamentarios y dirigentes, luego también estudió la multitud. Se sentó y alzó su cabeza, dejando de aplaudir. Una silueta oscura se levantaba sobre un tejado, como si oteara el escenario. ¿Ese es Eren Jaeger?, se preguntó Arlert. Volvió su mirada al escenario y Tybur cogió el micrófono, y comenzó la obra de teatro.

Shingeki No Kyojin: Sin la CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora