Capítulo 2 - Aquel día

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Dos años habían pasado. Eren logró finalmente alistarse en la Tropa de Reclutas, con el fin de unirse al ejército y poder ir más allá de las murallas. Pero no fue solo, Armin y Mikasa decidieron acompañarlo. El sol abrasaba una gran llanura llena de muchachos, era el primer día de la Tropa de Reclutas Nº104, en el año 847. Había varias pequeñas cabañas situadas al sur de la explanada. Todos los muchachos, alrededor de 200 egresados, se ordenaron a lo largo de la planicie. Había una gran variedad de nuevos reclutas: altos, bajos, rubios, morenos; entre ellos, estaba Eren Jaeger. El nuevo jefe instructor encargado del entrenamiento del nuevo ciclo era Keith Shadis, quien se encontraba a una mayor altura que los jóvenes.

—¡Ahora son miembros oficiales de la unidad de formación Nº104! Y por desgracia para ustedes, estarán a mi cargo. No estoy aquí para darles una cálida bienvenida. Todos ustedes son el ganado, a la espera de ser comidos por los titanes. Durante los próximos tres años, yo los entrenaré, panda de inútiles. ¡Les enseñaré cómo se debe luchar contra los titanes! En el caso de que se enfrenten a un titán dentro de tres años, si deciden ir más allá del Muro María, ¿se dejarán devorar? ¿O los liquidarán ustedes a ellos? La decisión está en sus manos.

Todos escuchaban atónitos la intervención de Shadis, algunos rostros se escondían detrás de otras compañeros. Eren observaba desafiantemente a Shadis, sabía muy bien cuál era su objetivo. Mikasa lo miraba preocupada. Shadis bajó los escalones que lo separaban de la muchedumbre y se puso a su altura. Desaceleró el paso mientras analizaba a esos niños, uno por uno. Se detuvo frente a Armin.

—¡Oye tú, basura!

—¡Sí, señor! —respondió Armin, tímido.

—¿Quién diablos eres?

—¡Soy Armin Arlert! ¡Soy de Shiganshina señor!

—Entiendo, buen nombre para un retrasado mental. ¿Fueron tus padres quienes te llamaron así?

—¡Fue mi abuelo señor!

—¿Cuál es el motivo por el que estás aquí? —le preguntó Shadis.

—¡Para contribuir a la victoria de la humanidad!

—¡Perfecto! Apuesto que matarás a muchos titanes.

Shadis lo dejó y se volteó, dirigiéndose hacia la siguiente víctima. Ahora era un joven de cabello castaño.

—¿Y tú? ¿Qué mierda eres?

—¡Soy Daz Errebene! ¡Y quiero matar a los titanes!

—¿Y esta basura que está a su lado? —preguntó Shadis, acercándose a una chica a su derecha.

—¡Yo me llamo Mina Carolina señor! ¡Vengo del Distrito Karanese, al este del muro Rose!

—¡Eres una basura! ¡De la ciudad de la mierda!

—¡Soy todo lo que usted mencionó! —aceptó Mina.

Shadis no reparó en continuar intimidando a los nuevos miembros. Solo quería hacerles rechazar quiénes eran y lo que fueron antes, era el conocido rito de iniciación. Este consistía en que los novatos desarrollaran su capacidad nata de volverse en unos soldados extraordinarios. Shadis siguió vagando sin un rumbo aparente entre toda esa escoria, cuando de repente una chica de estatura media, con un largo cabello castaño y de ojos ámbar, le llamó la atención. Estaba comiendo una patata hervida en medio de la iniciación. Shadis se acercó a ella.

—Oye, maldita. ¿Qué te crees que estás haciendo?

Shadis se enfureció todavía más al ver que no lo estaba escuchando. Con una mirada desconcertante, se le acercó a una distancia vertiginosa.

Shingeki No Kyojin: Sin la CaidaWhere stories live. Discover now