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Marley, Puerto de Liberio

—Sus firmas aquí, majestades. —ordenaba el concejal Marleyano a los reyes de las distintas naciones.

El suceso era fotografiado por los cientos de reporteros mientras que ambos líderes firmaban el tratado de paz. Aquellos que estuvieron presentes durante las discusiones del tratado, posaban detrás de los reyes.

Ahora todo el mundo sabía que la guerra de mil años había cesado de forma pacífica gracias al nuevo Rey de Paradis y al Rey de Marley.

—Espero que esto signifique que seré un invitado a tu boda, Levi. —dijo Zeke firmando otro documento mientras sonreía para las cámaras.

—¿De verdad aceptaste la paz solo para asistir a mi boda?—preguntó Ackerman incrédulo mientras terminaba de firmar.

—No me perdería una buena fiesta jamás, mucho menos la boda del siglo.

Los dos se levantaron de sus respectivos asientos, se miraron y estrecharon sus manos explotando en flashes. Aquellos que los acompañaron hacían lo mismo con el bando contrario.

Desde Paradis aquellos que contaban con una televisión veían el hecho histórico que el nuevo Rey Levi había concluido junto al Rey de Marley, la paz y fin de la guerra de mil años.

—Después de cuarenta días de discusión junto al Rey Zeke Jaeger y su gabinete, el Rey Levi Ackerman ha conseguido finalizar la guerra que ha azotado a ambas naciones y al mundo por generaciones.

Los miembros del Parlamento escuchaban las noticias en sus respectivos hogares, junto a familiares, amigos o incluso algunos altos mandos.

Desde el Castillo de Mitras la Princesa de Paradis veía entusiasta las noticias mientras que en la habitación de arriba a unos metros lejos, en los aposentos de la Princesa Imperial, ella se encontraba sacando por el escusado todo lo que había comido aquella mañana con la íntima amiga del Rey.

Al fondo se escuchaban las noticias del tratado, sin duda alguna Levi había triunfado.

Norte del Gran Imperio de la Luna

Los sobres rojos no solo volaron por todo Paradis, trascendieron naciones que sin duda estaban ansiosos por ser invitados.

En el Castillo del Norte del Gran Imperio, en la habitación real se encontraba el General y Príncipe Azelyk Kabáh Wixha, recién levantándose de una siesta que compartió con un par de mujeres y algunos hombres.

GOD SAVE THE QUEENWhere stories live. Discover now