XXVI

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Recuerdos entre una granja y varias ovejas

Lia

Abby avanzaba por el bosque, con su corta trenza bamboleándose de un lado al otro.

Lia le seguía el paso, cansada. Esa noche se había quedado platicando con su padre y se había acostado tarde. No había estado muy feliz cuando Abby la despertó con las primeras luces del día.

—¿Hasta dónde vamos a ir? —le preguntó.

Abby la mandó a callar con un dedo en sus labios y una sonrisa ladina.

—No entiendo porque no puedes esperar —le dijo.

—No entiendo porque no me puedes decir —contraatacó.

—Porque es una sorpresa, ya te lo he dicho.

—Si no vas a regalarme una mascota, no quiero nada.

Abby la miró con los ojos entrecerrados.

—No arruines la sorpresa.

Lia agilizó su andar, posándose a la misma altura que la rubia.

—¿Es eso? ¿Adiviné? —le preguntó emocionada.

Abby rodeó sus hombros con un brazo y le dio un beso en la sien. Pero no le respondió. En cambio, sonrió, fijando su vista en el frente.

Para Lia eso era una reacción afirmativa.

Avanzaron en silencio, disfrutando la suave ventisca que danzaba sobre ellas.

En Salt Lake, sin importar la estación del año, siempre hacia calor. El padre de Lia decía que era por culpa de tantos edificios.

Cuando llegaron a un descampado, cerca del lago, Lia se cubrió la boca con una mano, sorprendida.

Dos ciervos, madre e hijo, comían pasto a la orilla del agua.

—Sorpresa —le susurró Abby, abrazándola.

—¿Cómo los encontraste? —le preguntó Lia.

Hacía semanas habían avistado a la hembra embarazada, ambas se habían preocupado por ella porque no la habían vuelto a ver.

—La rastree con mi padre —le dijo con una sonrisa triunfante.

—¿Los podemos llevar con nosotras?

Abby soltó una risa, pero rápidamente se retractó al ver la mirada de Lia.

—No, Li. No podemos. Están mejor aquí. Pero podemos cuidarlos. Mi padre dice que seguro se queda por la zona.

—¿Y están bien?

Abby asintió.

—Qué te parece... ¿Marley y Leia?

Lia la miró con las cejas alzadas.

—¿De dónde sacaste esos nombres?

—No lo sé, la verdad. Pero no se me ocurrió nada mejor —le dijo, encogiéndose de hombros.

Lia asintió.

—Marley y Leia... —repitió, saboreando los nombres—. Me gustan.

Abby le devolvió la sonrisa, tomando su mano y dándole un libero apretón.

Lia despertó agitada, con su pecho subiendo y bajando con velocidad.

Se sentó en la cama, frotando su rostro, intentando aclarar sus ideas.

A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Where stories live. Discover now