XV

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El invierno está aquí

Esa noche, Lia no la pasó bien.

Hacía tiempo que no le sucedía, pero había soñado con sus padres. El recuerdo de su padre cantando y su madre cocinando. El recuerdo de ellos dejándola con Dorothea, la vecina, para que la cuidara cada vez que iban a trabajar para poder salvar al mundo. El recuerdo de su padre dándole la insignia de Las Luciérnagas.

Cuando tocaron a su puerta, ella ya llevaba horas sentada en el sillón, con su mochila lista y el reproductor de música tocando Dancing Queen.

Dina la esperaba del otro lado con una gran sonrisa.

—Hermosa mañana, ¿verdad? —le dijo emociona—. ¿No has dormido bien? —le preguntó al ver su cara.

—Creo que solo dormí quince minutos en toda la noche —le respondió Lia, avanzando por el pasillo.

En su noche de insomnio no había podido evitar pensar en Ellie y en lo que la chica significaba para ella. No había podido evitar recordar su beso con Dina una y otra vez. Y tampoco había olvidado todas las cosas que Jesse le había dicho.

Y solo había llegado a una simple conclusión: la confusión.

No estaba segura de nada.

—¿Estás bien? —le preguntó Dina al notarla tan callada.

—Sólo estoy cansada, Dina.

Quizás había sonado brusca, pero no tenía ganas de hablar con ella.

De repente, se vio reflejada en la mismísima Dina, años atrás, cuando la trataba de forma despectiva porque estaba celosa.

—Lo siento, Di.

—No hay problema. Todos tenemos noche malas —le respondió con una sonrisa.

Lia hizo una mueca al recordar que su amiga no la había pasado tan mal.

—¡Al fin! —se quejó Jesse cuando las vio llegar al establo—. Me hice más viejo al esperarlas.

—No seas exagerado —le respondió Lia. Jesse le sacó la lengua.

Ellie también estaba allí, de pie junto a su caballo, Shimmer. La chica le sonrió cuando la vio, pero Lia solo pudo levantar su mano en señal de saludo.

—Bien —dijo Jesse—. Lia y yo relevaremos a Joel y Tommy del puesto del noroeste. Ustedes dos deben encargarse de los senderos.

—Bien, ya lo he hecho antes —le respondió Dina—. Le enseñaré a Ellie.

—Sólo sigan su ruta y eliminen a cada infectado que encuentren —les dijo Jesse.

Los cuatro montaron en sus respectivos caballos y salieron al galope cuando los portones de Jackson se abrieron.

En el camino, antes de separarse, Ellie se acercó a Lia.

—Hey.

—Hey.

—¿Todo bien?

—Todo bien.

Silencio.

Lia se sintió rara, incómoda, fuera de lugar. Se sintió como las primeras veces que había cruzado palabras con Ellie, como dos desconocidas.

—Anoche hablé con Joel —mencionó la de ojos verdes. Lia la miró de reojo.

—Sí...

—Estamos mejor —le contó con una sonrisa.

A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora