III

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Un nuevo amigo

La mañana siguiente, Lia se despertó con los rayos del sol cayendo directo sobre su rostro.

El invierno se iba y la primavera llegaba.

Se puso en pie, estirándose; se había quedado dormida en el sillón.

Miró el reloj sobre la puerta de entrada, marcando las siete de la mañana.

Se alistó rápidamente, recordando el pedido de María de estar frente a las puertas de Jackson en la mañana.

Decidió utilizar la ropa que la mujer le había dado, escogiendo un pantalón holgado, una camiseta mangas largas y una campera inflada. Utilizó sus botas amarillas para la nieve, las mismas con las que había llegado, y preparó su mochila para partir.

Salió del departamento, pensando en su compañero de patrulla. O compañera. Quizás fuese la mismísima María o tal vez Jesse.

Cuando cerró la puerta, se topó cara a cara con Dina.

La chica la miró con el ceño fruncido, repartiendo su mirada entre ella y la puerta del departamento.

—¿Vas a vivir aquí? —le preguntó. Lia asintió—. Vivo en frente —le dijo, señalando su puerta.

Lia alzó las cejas, sorprendida.

—¿Vas de patrulla? —le preguntó.

—No, hoy me toca en la tarde —le dijo, aún con el ceño fruncido. Pasó por su lado, directo a su puerta.

—Hoy me toca ahora —le dijo—. Asique ya tengo que irme. Supongo que nos veremos después.

Lia se despidió, pero no recibió un saludo de vuelta.

Oyó la puerta de Dina cerrarse de un portazo cuando bajaba las escaleras.

Lia no sabía que le ocurría a la chica. Aunque entendía la desconfianza, no comprendía su desprecio.

Llegó hasta las puertas de Jackson, en dónde María la esperaba junto a un hombre.

Charlaban animadamente. María sonreía, sorprendiendo a Lia. Ella la había conocido con un semblante regio y serio.

La mujer enfocó su vista en la chica, quien asintió con la cabeza.

—Llegas tarde —le dijo.

—Lo siento, me quedé dormida —se excusó.

La mujer miró al hombre.

—Tommy, ella es Lia —le dijo.

—Un placer —le dijo él, alzando una mano. Lia se la estrechó con una sonrisa.

—Irás con él hasta el puesto este —le dijo. Y se despidió de Tommy con un beso en la mejilla.

Lia alzó las cejas, coqueta, mientras Tommy le extendía las riendas de un caballo.

Lia se subió con gracilidad al caballo, mientras Tommy se acomodaba en otro. Ambos salieron al galope cuando los portones de Jackson se abrieron de par en par.

La nieve ya casi era inexistente, toda derretida por el sol.

La primavera era la estación favorita de Lia, por el florecer, el renacer. Los buenos aromas y las noches frescas, pero no tanto como para congelarse.

Llegaron hasta un edificio, que quizás antes había funcionado como depósito. Tommy desmontó y ató su caballo a un poste; Lia copió su acción.

Entraron con sigilo, observando el lugar. Tommy había desfundado su arma y, hasta ese momento, Lia no se había dado cuenta de que no tenía ninguna. Solo cargaba con su cuchillo, escondido en su tobillo.

A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Where stories live. Discover now