VII

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¿Nuevos amigos o nuevos enemigos?

Al día siguiente, cuando Lia se despertó, Joel ya no estaba allí.

Se habían quedado hablando un buen rato la noche anterior, opinando sobre distintos géneros de música y canciones que le gustaban a cada uno. Hasta que Lia había caído rendida ante el sueño.

Se levantó con cuidado, sintiendo la laceración en su vientre arder.

El doctor se encontraba en la habitación, sentado en un escritorio en la esquina, escribiendo sobre un cuaderno.

—Oh, te despertaste —le dijo cuando la vio de pie.

—Sí, ¿es muy tarde? —el doctor la miró.

—La hora del almuerzo ya pasó por si tenías interés en comer, pero quizás si hablas con María ella te consiga algo —le dijo con una sonrisa. Lia asintió—. ¿Cómo te sientes?

—Bien, creo. Al respirar me cuesta un poco y la quemadura duele, pero no es nada que no pueda soportar —le respondió.

—Bien, eso es bueno. ¿Tienes el ungüento?

Lia lo sacó del bolsillo de su pantalón, en dónde lo había guardado la noche anterior, para enseñárselo.

—Bien —asintió el doctor—. Apropósito, soy Dean, anoche no tuve tiempo de presentarme.

—Yo soy Lia —le dijo con media sonrisa.

—Sí, lo sé, todo el día han estado hablando de ti y Joel —le dijo. La chica lo miró sorprendida—. Bueno, Lia, puedes irte si así lo quieres. Pero ante cualquier molestia no dudes en venir a consultarme.

—Gracias, Dean —le dijo, antes de salir.

El sol estaba bajo, por lo que Lia supuso que debían estar transitando algún momento de la tarde-noche.

Caminó sin rumbo, devolviendo los saludos que le daba la gente con la que se cruzaba, sorprendida por tan buen recibimiento. Pero si lo que el doctor le había dicho era cierto, tenía sentido.

También recordó lo que había mencionado sobre el almuerzo, caminando en busca de María.

La noche anterior Ellie la había guiado a ella y a Dina hasta su casa, la que compartía con Tommy, en busca de la camioneta, por lo que recordaba vagamente el camino.

Cuando frenó frente a una casa verde, dudó un segundo, pero supo que había acertado cuando Tommy salió de allí.

—Lia —la saludó, sorprendido de verla allí—. No sabía que ya habías despertado —le dijo.

—Sí, hace un rato —le respondió—. Buscaba a María, pero creo que tú también me puedes ayudar.

—Dime —Tommy se cruzó de brazos, interesado.

—Tengo hambre —le dijo sin más. Tommy alzó las cejas—. Y Dean dijo que la hora del almuerzo había pasado asique supuse que me podrían conseguir algo —terminó.

Tommy asintió, escondiendo una sonrisa.

—Bien, te entiendo. El rescate de anoche te dejó hambrienta —bromeó. Palmó su hombro levemente y le hizo una seña—. Vamos.

Lia lo siguió hasta el comedor y esperó a cierta distancia, hasta que Tommy regresó con algo envuelto.

—No quedó nada del almuerzo, pero te conseguí esto —le dijo con una sonrisa. Abrió el envoltorio unos pocos centímetros, pero Lia alcanzó a ver unas galletas y varios bizcochos.

A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum