XVI

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Su muerte es solo el comienzo

Cuando Lia se separó de sus amigos se desvió hasta un claro.

Resultaba bastante difícil identificar si Joel y Tommy se encontraban cerca, debido a la gran cantidad de nieve acumulada por todas partes.

Lia hizo el intento, pero era imposible seguir avanzando con Luna. Tuvo que regresar unos cuantos kilómetros para ponerla a salvo y luego volver a avanzar a pie.

Sus pies, protegidos con botas, se congelaban. Y los guantes que protegían sus manos eran de tela fina, pero al menos la presión que ejercía sobre su pistola la hacía enfocarse en la razón por la que estaba allí.

Siguió avanzando, maldiciendo cada tanto, intentando alejar la preocupación de su sistema y creer en que Joel y Tommy se encontraba bien.

Quizás solo se habían quedado atrapados en algún lugar por la tormenta. O quizás varios infectados los habían rodeado y no tenían como escapar.

Todo podía ser posible.

O eso esperaba.

Llegó hasta un edificio. Era un hotel. Uno en el que ya había estado antes, junto a Ellie, cuando enterraron a la pareja que había atacado a la de ojos verdes.

Se acercó corriendo hasta la gran cerca, viendo que allí estaban los caballos de Joel y Tommy.

Intentó forzar el candado que unía las rejas, pero le resultó imposible.

Tenía que encontrar otra forma de entrar.

Rodeó el lugar con cuidado y llegó hasta una pendiente. Bajó por allí, poniendo todo su esfuerzo en no resbalar y luego se dejó caer dentro del hotel cuando estuvo lo suficientemente cerca del piso.

El piso de madera del balcón en el que se encontraba crujió bajo su peso.

Entró por la puerta de cristal en silencio, con su arma en alto, sabiendo que existían varias posibilidades de lo que podía encontrarse allí dentro.

Quizás a Joel y Tommy a salvo.

Quizás heridos.

Quizás en problemas.

La primera opción era la única que le agradaba.

Y jamás se imaginó con lo que se encontraría.

Lo primero que oyó fueron las voces. Luego los pasos apresurados subiendo por una escalera.

Lia apuntó cuando la puerta a su lado se abrió de par en par, pero no pudo disparar.

Un hombre con un fierro, liderando la marcha, le dio de lleno en la cabeza.

Cayó al suelo, luchando por reunir sus fuerzas, cuando varias personas le pasaron por encima.

Lia soltó un grito agudo, dándose vuelta y disparando en todas direcciones.

Creyó haberle dado a alguien, pero no estaba segura. Cuando volvió a mirar, ya se habían ido.

Se puso en pie, tambaleante, apoyándose en el marco de la puerta que daba espacio a una escalera que desembocaba en otra habitación.

—¿Joel? ¿Tommy? —preguntó con la voz rota.

Alzó su arma, lista por si recibía otro ataque.

Pero el ataque que sufrió no fue físico, fue emocional, y no había arma en el mundo que la defendiera contra eso.

A la primera persona que vio fue a Ellie.

Estaba tirada a los pies de la escalera, con la cara amoratada e inconsciente.

—¿Ellie? —dijo cayendo de rodillas junto a ella. Soltó el aire contenido cuando vio que la chica respiraba.

Luego barrió la habitación con la mirada, frenando en Tommy. El hombre estaba sentado junto a un armario, tomándose el estómago y con los ojos fijos al otro extremo de la habitación.

Respiraba con dificultad y estaba irreconocible por los golpes.

Cuando Lia dirigió la mirada hacia el otro lado, tuvo que parpadear varias veces para identificarlo.

Allí había un cuerpo, tirado en el suelo, con el cráneo destruido.

—¿Joel? —balbuceó Lia, con un nudo en la garganta que jamás se le iría.

En ese momento, Jesse y Dina irrumpieron en la habitación.

—¡Ellie! —Dina cayó junto a la chica de ojos verdes, quien comenzaba a recobrar la conciencia.

—Por Dios... —murmuró Jesse, observando la escena. Cuando vio a Tommy mover los dedos, se acercó rápidamente.

Jesse lo había dado por muerto. Lo parecía.

Desde las escaleras, llegaron más personas de Jackson. Jesse los había llamado para que ayudaran en la búsqueda de Joel y Tommy.

Ahora los habían encontrado.

Lia se hizo a un lado cuando Dina ayudó a Ellie a ponerse en pie.

—¿Joel...? —balbuceó la de ojos verdes, buscándolo con la mirada.

Lia se acercó hasta el cuerpo.

—Lia... —Jesse se aproximó una vez que dos hombres se encargaron de Tommy.

La chica intentó alzarlo, pero Jesse la detuvo.

A sus espaldas, Dina se llevaba a Ellie.

—Vamos, Lia —le dijo Jesse, intentando que se alejara.

—¿Y él? —le preguntó a su amigo.

—Nos encargaremos —le dijo.

Lia dejó que Jesse la guiara. 



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Te extrañaremos por siempre, Joel Miller

A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora