A whistle in the wind | Ellie Williams (tlou)

VI

Noche en llamas

La noche había caído en Jackson cuando Lia y Jesse se separaron frente al edificio de la chica. Los dos estaban agotados de haber caminado durante todo el día por Jackson, de haber hablado de cualquier cosa que se les pasara por la cabeza, y de haber sufrido una escena vergonzosa frente a María.

Se despidieron, acordando que algún día deberían ir a patrullar juntos.

Lia subió al departamento, recordando de repente a Fred. Había estado casi todo el día afuera y había dejado al pobre gato abandonado.

Entró al departamento con cuidado. Unos maullidos insistentes la recibieron.

Rellenó su tazón de comida y agua y el gato se tranquilizó.

Tuvo que limpiar algunas eses de Fred, pero nada muy grave. Hizo un anote mental de ir al día siguiente a los establos para pedirle a Becca una guía de cómo cuidar a un gato. Aunque no parecía ser tan complicado, ya que por lo visto a Fred solo le importaba su comida y agua.

Se recostó en su cama, agotada, y cerró los ojos.

Sintió como su cuerpo se relajaba, y como Fred subía a la cama y se acostaba junto a ella. Cuando un estruendo la desperezó por completo.

Abrió los ojos de par en par y se asomó por la ventana de la habitación.

Desde dónde estaba no podía ver nada, pero notaba como la gente corría por su calle, en dirección a la principal. Algunos cargaban linternas y otros cubos llenos de agua.

Lia salió del departamento, curiosa, al mismo tiempo que Ellie y Dina lo hacían de la puerta de enfrente.

Ellie la miró sorprendida. Dina parecía dormida.

—¿Qué pasó? —le preguntó su vecina, tallándose un ojo.

Lia se encogió de hombros y se fue por el pasillo, oyendo los pasos de las dos chicas tras de sí.

Llegaron a la calle principal en manada, rodeadas por gente preocupada.

A lo lejos, una casa se incendiaba.

—¡Busquen ollas, vasos, lo que sea, pero traigan agua! —gritaba una mujer, parada sobre un rejunte de cajones.

Lia vio a María y Tommy correr hacia el fuego. Y vio a Ellie y Dina seguirlos.

Trotó hacia ellos, esquivando a la multitud, intentando alcanzarlos.

—¡No sabemos que lo originó! —oyó a Tommy decirle a Ellie.

—¿En qué puedo ayudar? —preguntó Lia.

—En el establo hay varios barriles llenos de agua, llévense mi camioneta y traigan los que más puedan.

Lia, Ellie y Dina asintieron, antes de salir corriendo. Lo cierto era, que Lia seguía a las otras dos chicas, porque no tenía idea de en dónde estaba la camioneta de Tommy.

Ellie entró en una casa, seguida por ambas. Se encontraba en penumbras, y su mala visión no la ayudaba, pero a Lia le bastaba con seguir a la silueta distorsionada de Dina.

Por una puerta lateral entraron al garaje. Allí había una camioneta de color verde, bien cuidada. Elli agarró la llave de una mesa, dudando un segundo.

—¿Sabes conducir? —le preguntó Lia. Ellie la miró fijamente, sus ojos brillaban con intensidad.

Negó.

Lia extendió su mano, pidiéndole las llaves.

—¿Tú sí? —le preguntó Dina en un tono histérico.