𝐄𝐧𝐞𝐫𝐠𝐢𝐚

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Siendo escoltado por dos soldados, Trunks caminó silenciosamente entre los refugiados.

Era la primera vez que las personas presentes no se acercaban a él para ofrecerle descanso o el poco alimento con el que contaban como muestra de gratitud. Los niños no corrían en su dirección para exclamar lo felices que estaban de verlo a salvo. Nadie se acercaba, pero todos lo observaban pasar, con una extraña mezcla de tristeza e impotencia, y el ambiente general de desamparo que los rodeaba desde que Black había aparecido, hace ya varios meses, esta vez era mucho más pesado.

— Es por aquí. — oyó decir a uno de los soldados.

Una zona apartada del refugio (que no era mucho más que un sistema de alcantarillas) era donde se ubicaban a las personas que hubieran sufrido heridas que requirieran de cuidadosa atención. Tal vez no contaran con las medicinas o elementos apropiados, pero era una pequeña comodidad para quienes lo necesitaran.

Trunks pudo oír algunos murmullos y toses secas al pasar. En el suelo, había mantas y almohadas, y personas recostadas en espacios separados (divididos por estantes y telas, con tal de darles algo de privacidad) siendo atendidos por personas de vestimenta militar, o en ocasiones otros civiles.

— ¿Trunks? — oyó, y alzó la vista.

— Mamá...

Su madre pareció realmente feliz, y de inmediato se acercó para rodearlo con sus brazos.

— Qué alivio. Me alegra tanto verte, hijo. — dijo antes de apartarse, pero sin soltarlo. — ¿Te encuentras bien? ¿No estás herido?

— Estoy bien. Lamento haberte preocupado. — dijo de inmediato, también aliviado de ver que ella estaba bien. — Mamá, ¿Gina está...?

No pudo terminar su preguntar al ver su expresión, y entonces, supo que Gina no estaba bien.

— Sígueme. Te llevaré con ella.

Su madre lo guió entre las personas hasta una zona mucho más tranquila, casi en una esquina aislada, hasta que finalmente llegaron, y abriéndose paso entre unas improvisadas cortinas, Trunks sintió su corazón hundirse ante la imagen de Gina, su esposa, inconsciente sobre aquellas viejas mantas, y se acercó de inmediato, agazapándose junto a ella, pero manteniendo sus manos sobre su regazo, sin atreverse a tocarla a causa de lo frágil que se veía.

— Gina...

Podía oír a su madre intercambiar algunas palabras con los soldados, en voz baja, pero no lograba distinguirlas, demasiado enfocado en cada pequeño aspecto de ella. Sus ojos estaban cerrados como si simplemente estuviera descansando, pero se veía mucho más pálida y debilitada. Sus labios estaban ligeralmente separados, y secos. Podía percibirse su muy frágil respiración, casi imperceptible.

La última vez que la había visto había sido casi una semana atrás. Ella se veía cansada, pero se esforzaba en pretender no estar tan exhausta como seguramente se sentía. Seguía intentando hacer mucho por los demás, todo los días, a todas horas. Era simplemente su manera de enfrentar los problemas que se les presentaban. Por su parte, Trunks había estado lejos de la ciudad intentando detener otro ataque de Black en una región más lejana. No había logrado vencerlo, pero sí había salvado a muchas personas, y aquello tal vez no era una victoria, pero tampoco era una completa derrota.

Gina solía decir que siempre que hubiera algo que salvar, habría que hacer todo lo posible por salvarlo. Esa era la prioridad.

— No voy a mentirte, hijo. Ambos sabemos que estos meses han sido difíciles para ella, y el parto la debilitó mucho más. — habló su madre. No fue necesario voltear para verla, ya que se agazapó junto a él, colocando una mano sobre su hombro. — Sólo podemos esperar a que despierte.

𝙀𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙣𝙯𝙖『𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐚𝐥𝐥 𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫』𝘿𝘽𝙉 #3Where stories live. Discover now