𝐏𝐫𝐮𝐞𝐛𝐚

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Lime encontró a la pequeña Hope despierta en una habitación a la señora Bulma, del pasado, la había guiado.

Fue en el momento en que la cargó en sus brazos cuando el peso de toda la situación se sintió aún mayor sobre sus hombros: la idea de que había dejado a los padres de esa niña atrás, en aquel horrible mundo en ruinas, al igual de la amargura que le causaba estar sintiéndose un poco a gusto o aliviada en este lugar, cuando la realidad era que había abandonado su deber.

Ella no debería estar allí. En ese preciso momento, tendría que estar protegiendo a los inocentes, guiando a los refugiados, brindándoles seguridad, y ayudando a sus compañeros soldados a llevar a cabo la mejor manera de mantener a salvo a las personas.

Tal vez podría estar siéndole de algún apoyo crucial a Gina y Trunks, pero en cambio... simplemente se había ido.

Un balbuceo de la pequeña Hope la distrajo de esa oleada de pensamientos, y al ver sus pequeños ojos, del mismo color que los de su padre, sólo pudo pensar en la promesa que le había hecho a Gina antes de tener que dejarla, pero a la vez, pensar en la posibilidad de perder a los únicos guerreros capaces de salvar su mundo no era algo que pudiera permitirse.

— No te preocupes. — murmuró entonces. — Ambos regresarán contigo. Me aseguraré de eso, lo prometo.

Hope abrió su boquita para dejar escapar un bostezo, frotando su cara con uno de sus puños, y Lime la meció unos pocos minutos, antes de dejarla en ese pequeño colchón rodeado de almohadas y mantas, y acercándose la ventana del lugar, tomando asiento en el marco y observando las luces y el cielo azul de un mundo tan hermoso como aquel que había perdido alguna vez, sintiendo como el cansancio comenzaba a pesarle, al punto de comenzar a quedarse dormida rodeada de un extraño entorno de paz.

Lime tenía cerca de diez años cuando los androides destruyeron el mundo como se conocía.

Solía vivir en una pequeña aldea rural llamada Chazke, con sus padres y su abuelo, dueños de una tienda de víveres algo importante, ya que se encargaba de distribuir alimentos a casi todo el pueblo, y cuando los androides aparecieron por primera vez, Lime fue testigo de cómo sus padres, junto a otras decenas de personas, eran enterradas bajo los escombros de la destrucción que aquellos dos monstruos dejaban a su paso.

Su abuelo, ella, y los pocos sobrevivientes, se trasladaron lejos de allí, hacia las montañas, recibiendo a otras personas que escapaban de la destrucción, e intentando mantenerse alejados de las grandes ciudades, que parecían ser los objetivos favoritos de esos dos monstruos.

Lime perdió toda su infancia en esos años. Cada mañana consistía en salir a buscar frutos de los árboles que escaseaban para el número de personas que cada vez crecía más y más, y resignarse a la idea que eventualmente, en cualquier día, en cualquier momento, los androides podrían volver a atacarlos.

El calvario con los androides duró aproximadamente quince años.

Fue por parte de las personas que iban llegando que comenzó a escuchar historias de un joven con la fuerza suficiente para hacerle frente a los androides, alguna especie de poderoso guerrero, o algo similar. Un héroe, para muchos.

Lime no podía exactamente creer que hubiera alguien lo bastante fuerte (o tal vez ingenuo) como para intentar enfrentar a dos seres aparentemente invencibles, pero extrañamente, aquella idea la llevó a preguntarse si tal vez la humanidad podría hacer algo para combatir lo que una vez pareció imposible.

— Estamos haciendo algo. — había dicho su abuelo. — Darle refugio a estas personas y mantenerlos a salvo... eso es hacer algo. Algo realmente importante, y es nuestro deber continuar con ello. — jamás había escuchado tal determinación en sus palabras. — Los héroes no son solamente aquellos que se enfrentan al peligro, sino también los que se aseguran de que quede algo en el mundo que se pueda salvar.

𝙀𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙣𝙯𝙖『𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐚𝐥𝐥 𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫』𝘿𝘽𝙉 #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora