𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚

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Durante varios años, Gina realmente se esforzó en pensar que las amenazas que atormentaron su mundo eran algo que jamás volvería a repetirse.

Con Babidi y Dabura derrotados, y la tierra a salvo, quería creer que sería capaz de tener una vida pacífica junto con todos aquellos que amaba, pero se equivocó.

En ese tiempo, cuando el mundo ya estaba a salvo, ella continuaba entrenando constantemente. Principalmente, porque los años de terror a manos de los androides la habían marcado más de lo que creyó en un principio, al punto de que no pudo obligarse a ser relajada ni descuidada. En caso de que algo pudiera suceder, quería sentir que estaría lista. Pero cuando sus pensamientos no se inclinaban hacia el lado del peor escenario, le gustaba también pensar que algún día el mundo estaría lo suficientemente en orden como para organizar otra vez torneos de artes marciales como aquellos de los que tanto había oído hablar del pasado.

Le gustaba imaginar cada día que podría vivir tranquilamente con Trunks, que su madre ya no tendría miedo de salir de casa, que su abuelo se sentiría menos cansado, que Bulma con sus inventos sería capaz de acelerar el proceso de restauración para toda la ciudad, y que todos podrían ser felices en ese mundo que, si bien no era perfecto, podría llegar a serlo, porque los tenía a ellos.

Entonces, justo cuando comenzaba a convencerse de ello tras varios años de paz, Black apareció.

Gina no podría olvidar fácilmente aquel día, en especial porque fue en ese mismo cuando descubrió que estaba esperando un bebé.

Cuando le dio a la noticia a su madre, esta estaba casi en lágrima, abrazándola con una fuerza bastante impresionante, pero cálida, mientras su abuelito despeinaba su cabello y la felicitaba, aunque Gina no sabía precisamente qué sentir.

Lo primero fue confusión, luego algo de pánico, incredulidad y quizás una pizca de miedo, pero una vez que todo eso pasó, se permitió estar feliz, haciéndose a la idea de que se convertiría en una madre en cuestión de algunos meses, y pero fue entonces cuando ese remolino de emociones se vio interrumpido al sentir aquel ki extraño y poderoso a lo lejos, proviniendo de alguna ciudad.

La parte que más la alertó en su momento, fue también sentir el ki de Trunks en ese mismo punto.

Tuvo que dejar a su madre y su abuelo para dirigirse allá, pese a la clara preocupación que expresaron, pero como una de los dos guerreros encargados de proteger la tierra, debía saber qué sucedía, y les prometió que regresaría tan pronto como le fuera posible.

Esa fue la última vez que los vio con vida.

Encontrar la ciudad de origen de aquel ki parcialmente destruida fue una confusión enorme. No encontrar a Trunks sólo aumentó el miedo y la tensión del panorama, pero Gina tuvo que actuar en base a la razón, y se encargó de rescatar a las personas aún vivas que se encontraban atrapadas entre los escombros, al menos, hasta que logró sentir el ki de su compañero, y entonces se dirigió a la Corporación Cápsula, que estaba intacta al igual que toda esa zona de la ciudad, encontrando finalmente a Trunks, herido, y con una declaración que no había hecho más que desconcertarla.

"Era el señor Goku. Él lo destruyó todo..."

Trunks parecía realmente seguro de lo que decía, pero Gina se sentía casi incapaz de creerlo por diversas razones. Visualizar a su padre como alguien malvado y capaz de asesinar inocentes resultaba simplemente impensable, de manera que... un individuo físicamente idéntico a Goku, que también había usurpado su nombre, era el responsable.

Gina recordaba perfectamente el ki de su padre, y el que había sentido en aquel individuo que luchó con Trunks no era siquiera un poco similar.

Pese a la insistencia de Trunks por no exponerse al peligro al salir, Gina sabía que debía advertirle a su madre y su abuelo acerca de tal amenaza, y en todo caso trasladarlos a alguna otra zona donde pudieran estar a salvo, pero llegó demasiado tarde.

𝙀𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙣𝙯𝙖『𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐚𝐥𝐥 𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫』𝘿𝘽𝙉 #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora