Accidente

133 20 0
                                    


Estiro mi cuerpo al salir de la cama, el día de ayer termine tan cansado que tan pronto recorte mi cabeza sobre la almohada me dormí de inmediato. Doy una mirada al reloj sobre la pequeña mesa de noche junto a mi cama, suelto un suspiro antes de ponerme de pie para asearme e iniciar mi día laboral, aunque debido al invierno, son muy pocos los trabajadores que quedan, debo seguir alimentándolos. Tengo entendido también que hoy terminan las reparaciones para el invierno que ya prácticamente esta aquí, desde hace cuatro días, la lluvia apenas y se ha detenido por algunas horas, pronto la temperatura bajara tanto que iniciara a nevar.

Salgo de mi habitación y como ya es costumbre para mí, enciendo el fuego y caliento agua 'ara preparar café, dejo la tetera puesta y abro la heladera viendo que podre preparar hoy. Mi mirada se cruza con los palmitos que Jonás compro en el supermercado, creo que puedo prepararle un escabeche para que los coma. Tomo algo de harina, mantequilla, vainilla y uvas pasas, tengo ganas de comer pan de uvas así que lo preparare, de desayuno hare algunas salchichas con huevos revueltos o una tortilla de huevo mexicana, creo que será bueno, con pan tostado, jugo de naranja y chocolate caliente.

— Si, eso será— hablo conmigo mismo en el momento que dejo lo necesario sobre la encimera.

Sirvo la comida teniendo diez minutos de aun antes de que los trabajadores decidan entrar para comer. Dejo de moverme al caer en cuenta de algo, por lo general Jonás siempre es uno de los primeros en venir a ver como va todo y beber café, hoy no se ha aparecido por aquí y ahora que lo pienso, la casa grande se encuentra completamente cerrada, él tiene la costumbre de dejar la antepuerta siempre abierta. Pensando en que quizás se quedo dormido por el arduo trabajo de ayer por la tarde bajo la lluvia, sirvo café en su taza favorita y salgo de la cocina encontrándome con Steve y el resto del personal a punto de entrar a la cocina.

— ¿Iras a ver a Jonás? — pregunta el capataz.

— Si, aprovechare y limpiare de una vez— respondo.

— Ten cuidado— dice antes de entrar en el comedor.

Camino hasta la casa y abro la puerta con confianza, hay cuidadores por la noche, así que también tiene la costumbre de no asegurar las puertas, camino hacia el estudio encontrándolo desordenado, pero sin la imagen del rubio trabajando. Definitivamente se quedo dormido, me encamino hacia las escaleras que llevan a la segunda planta, con una de mis manos sostengo la taza con café, y con la otra me sostengo del pasamanos. Miro el pasillo delante mío y frunzo el ceño, algunas envolturas de dulces se encuentran en el suelo a la entrada de la habitación de Jonás. Siempre come esas cosas indiscriminadamente, terminara sufriendo de diabetes si no se controla.

— Señor Everett— llamo a la puerta al mismo tiempo que hablo— ya es de mañana— repito la acción— señor Everett— frunzo el ceño al no recibir respuesta— voy a entrar— anuncio cuando tomo el pomo en mis manos.

Abro la puerta asomando primero la cabeza, frunzo el ceño al ver el cuerpo cubierto de pies a cabeza con un grueso edredón. Entro completamente en la organizada habitación del Jonás, camino hasta estar a pocos pasos de la cama, miro hacia el calefactor que se encuentra funcionando y dispuesto a una temperatura bastante alta, dejo la taza sobre una mesa de madera al estilo vintage que el rubio tiene en su habitación, donde amontona libros y algunos objetos de veterinaria. Me acerco al control de temperatura del calentador bajando la temperatura a los veinticinco grados antes de acercarme a la cama.

— Señor Everett— llamo estando a menos de un metro de distancia— ¿Se encuentra bien? — pregunto.

Sintiéndome algo preocupado, me acerco y tomo el edredón dándole un tirón, sin contar con la precaución de ver donde piso. Algo bajo mis pies se mueve haciéndome tambalear hacia delante hasta caer sobre la cintura del rubio. Maldigo mentalmente y abro los ojos quedando pasmado al ver lo que tengo en frente. Me muevo rápidamente frenando encarcelando un grito en mi garganta, siento mi cara arder, desvió la mirada del cuerpo desnudo de Jonás. ¡Dios! Unos pocos centímetros mas abajo y hubiese aterrizado en su... Dios no, tomo el edredón tratando de no ver la parte baja del cuerpo del hombre quien apenas y se ha movido un poco. Cubro su cuerpo antes de ver su rostro pálido.

My Little HopeWhere stories live. Discover now