Extraño

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Observo por la ventana hacia la cabaña del comedor. Recordar la conversación entre Daniel y Amanda ha causado que no pueda dormir en dos días. Daniel es obviamente un hombre, pero ¿Cómo es que esta en cinta? Sacudo mi cabeza tratando de sacar esa locura de mi cabeza ¿Cómo un hombre puede estar en estado? Eso es ridículo, además para eso Daniel tendría que estar con un hombre y por lo que veo no parece ser ese tipo de persona. La verdad es que debe tratarse de su enfermedad y cuando hablaron de su bebé debían referirse a algo que quizás no alcance a escuchar. Si, eso debe ser, soy demasiado imaginativo, por eso papá siempre decía que debía ser un escritor o algo así.

Salgo de la casa en dirección al comedor, es hora del desayuno y desde muy temprano no he visto a ese chico, por lo general siempre sale y deja el termo con café en el pórtico para que los trabajadores se sirvan, pero hoy quien hizo esa labor fue Emma. Me detengo a medio camino al recordar la situación con Ben y Billy. Después de que Amanda viera a Daniel amenazo a Ben con levantar cargos por lo que hizo y el muy cobarde decidió huir en lugar de enfrentar lo que hizo. Se que esta en su casa y no ha podido salir debido a las heridas, pero espero que pronto Daniel levante cargaos, de hecho, pensé que se tomaría el día de hoy para hacer esa diligencia, pero en su lugar no lo he visto. Se que se encuentra aquí por el aroma a la comida y que Emma solo la he visto realizar labores de apoyo.

— Necesito que sostengas con fuerza— quedo estatuido al entrar en el comedor y encontrarme a Daniel sobre una escalera de tijera.

Daniel intenta colgar de una biga una pierna de cerdo. Rápidamente me muevo sosteniendo la escalera al ver que esta se tambalea un poco debido al peso del hombre y de la pierna de cerco. Frunzo el ceño al darme cuenta que mi rostro a quedado exactamente frente a la zona noble y bien marcada del castaño. Definitivamente Daniel es un hombre.

— Listo— dice mirando la pierna balancearse.

— ¿Qué crees que haces? — pregunto cuando baja.

— Pienso preparar esta pierna entera así que necesito que este colgada para poder adobarla— dice como si fuera algo normal.

— Hay una batea grande en la habitación de atrás— digo viendo al castaño quien levanta sus hombros.

— El desayuno esta listo ¿desayunara con los demás o prefiere comer en su estudio? — pregunta.

— Lo hare aquí— respondo sin dejar de ver la pierna de cerdo que escurre dejando caer el líquido sobre una bandeja.

Frunzo el ceño al ver que en el momento que se escuchan las voces de los trabajadores, Daniel se adentra en su habitación cerrando la puerta con seguro. Miro a Emma quien mira en la dirección en la que se marchó Daniel antes de mirarme y negar con pesar. Aparto la mirada de la muerta cuando los trabajadores entran con su habitual parloteo y alabanza a la comida preparada por Daniel. Por alguna razón no me siento de ánimo, así que decido mejor retirarme y seguir con mi trabajo, el fin de mes se acerca y debo tener toda la contabilidad ordenada para enviar al contador y que se hagan los pagos a cada uno de los hombres.

Dejo la facturas en mis manos a un lado al sentirme algo mareado, sacudo mi cabeza con la intensión de aclara un poco mis pensamientos. Miro la hora quedando asombrado al darme cuenta que ya son mas de las tres de la tarde y ni siquiera he bebido una taza de café en todo el día. Me pongo de pie con la intención de salir a buscar algo de comer cuando la puerta de mi estudio se abre. Mi mirada cae sobre Daniel, quien entra sosteniendo una charola con un humeante plato y una bebida.

— Emma me dijo que no ha comido nada en todo el día— dice acercándose— se que es un hombre adulto y fuerte, pero no debería saltarse las comidas de esta manera— soy regañado por el menor quien deja la comida frente a mí.

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