PROLOGO

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El incesante y molesto sonido de agua correr perturba mi sueño haciendo que lleve mis manos hacia mis oídos tratando de escuchar el molesto sonido de goteo, suelto aire por la boca cuando no tengo más opción que ponerme de pie, abro los ojos frunciendo el ceño por el golpe que le da la luz a mis ojos haciendo que los vuelva a cerrar, lentamente vuelvo abrirlos quedando desconcertado al encontrarme con una lámpara de cristal en forma de araña adornar hermosamente el techo, mi mirada rápidamente escanea el lugar en el que me encuentro, rápidamente me pongo de pie al no reconocer la habitación, hay muchas personas en todas partes, trato de no entrar en pánico al darme cuenta de que estoy por completo desnudo, rápidamente busco mi ropa en el lugar, doy una mirada en la cama desordenada, frunzo el ceño, aun cuando a la parecer soy el único que durmió en la cama, no puedo negar que algo paso, las marcas en mi cuerpo y el dolor en ciertas partes de mi cuerpo son más que una firme confirmación de lo que pudo haber sucedido.

Me visto rápidamente tratando de no pisar a ninguna de las personas en el suelo, personas que debo decir no conozco, al estar vestido me fijo en que no me falte nada antes de salir de la habitación, todo el lugar es bastante lujoso ¿Cómo fue que termine aquí? Camino buscando la puerta de la suite, al salir del lugar me concentro solo en caminar correctamente, necesito llegar a mi casa.

Observo el paisaje mientras el taxi se mueve por las calles de la ciudad, lo último que recuerdo es haber estado en el bar junto con algunos conocidos, no entiendo por qué amanecí en un lugar como ese, obviamente pude ver que lo que se vivió allí fue una fiesta salvaje, soy una persona que disfruta de su vida pero jamás he sido excesivo, nunca he bebido hasta el punto de perder la conciencia y mucho menos he sido alguien de ir por la vida teniendo relaciones con cualquier persona.

— Hemos llegado— las palabras del taxista me hacen salir de mi mundo de cavilaciones.

— Muchas gracias— agradezco después de pagar el valor de la tarifa.

Entro a mi pequeño apartamento y camino hacia el sofá agotado, me duele todo el cuerpo, parece que hubiera sido golpeado con un bate de beisbol, cierro los ojos tratando de recordar cómo fue que termine así y cómo fue que Patricia no estaba cerca, incluso Jake quien siempre es la persona que enloquece cuando salimos estaba cerca, sacudo mi cabeza sin poder encontrar la respuesta.

Maldigo internamente al ver la hora en el reloj frente a mí, solo tengo una hora para ducharme y estar presentable para ir a trabajar, rápidamente me muevo por el lugar hasta estar listo para el trabajo, mientras dejo todo organizado pienso en apartar una cita médica, al parecer no use protección.

Tres semanas después

Salgo del baño mientras utilizo una toalla de papel para secar mi boca, Patricia solo me mira mientras niega, ruedo los ojos y le hago un gesto para que sepa que estoy bien, camino hasta la parte de atrás del restaurante en el que trabajo, cierro los ojos dejando reposar mi peso contra una de las paredes, desde hace unos días empecé a sentirme mal, siempre despierto con náuseas y hay momentos en el día en que me mareo por algunos olores o simplemente me mareo porque si, aun faltan algunos días para poder asistir a la cita médica, solo espero que no sea nada grave.

— Daniel— escucho que llaman mi nombre.

— ¿Qué sucede?— pregunto regresando adentro.

— Tenemos varios pedidos, ayúdame— asiento cuando Jake me pide ayuda.

Miro al doctor quien después de haberle comentado los síntomas que he tenido me envió algunos exámenes para poder saber qué es lo que está pasándome, no sé por cuento tiempo espero hasta que soy llamado nuevamente al consultorio donde el doctor no deja de ver el monitor frente a él.

My Little HopeWhere stories live. Discover now